Noticia Clásicos de la ciencia-ficción para disfrutar durante el fin de semana (III)

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Continuamos con nuestro repaso por algunas películas clásicas de la ciencia-ficción que todo buen aficionado debería ver y que podrían ser un buen plan para este fin de semana.


Durante el fin de semana contamos con algo más de tiempo dedicarlos a nuestras aficiones o a pasar un buen rato con nuestros amigos. Disfrutar de una buena película puede ser una buena actividad a la que dedicar algo de tiempo en estos días y, puestos a elegir, qué mejor forma de disfrutar del fin de semana que viendo un clásico de la ciencia-ficción.

Si bien es cierto que, cuando se habla de ciencia-ficción, se tiende a pensar en grandes títulos como "Blade Runner", "2001: A Space Odyssey" o las sagas de Star Wars y Star Trek; la realidad es que el género de la ciencia-ficción nos ofrece un abanico muy amplio de títulos y atesora grandes clásicos que todo buen aficionado al género debería ver antes de morir.

Con el propósito de retomar la buena costumbre de recomendar clásicos de la ciencia-ficción como "Invasion of the Body Snatchers" o "The Time Machine", vamos a dedicar unos minutos a repasar algunos títulos más con los que ir completando esa lista de clásicos imprescindibles que todo buen aficionado al género de la ciencia-ficción debería ver alguna vez.

The Incredible Shrinking Man (1957)


Uno de los factores que más se repiten dentro de las películas de ciencia-ficción de los años 50 y 60 es el miedo a las bombas nucleares. La guerra nuclear y el miedo a la radiación se convirtieron en la base de muchas películas gracias a la histeria y la paranoia que se vivía en Estados Unidos en los primeros años de la Guerra Fría. Títulos como "On the beach" de Stanley Kramer (del que hablamos en la entrega anterior) o The Day the Earth Stood Still (de la que hablamos en la primera entrega de esta serie de posts) son dos buenos ejemplos de películas de ciencia-ficción que se fundamentan en el miedo a las armas nucleares.


Siguiendo por esta misma senda, hoy vamos a recordar un título del año 1957 que también se apoya en los efectos de la radiación de una explosión nuclear: The Incredible Shrinking Man, también conocida como "El increíble hombre menguante". Esta cinta, basada en una novela titulada "The Shrinking Man" del escritor Richard Matheson, nos cuenta la historia de Scott Carey, un hombre corriente que estando de paseo en barco con su esposa acaba en medio de una nube radioactiva.

Justo cuando la nube radioactiva alcanza el barco, Scott ha subido a la cubierta y ésta le alcanza de lleno mientas su mujer, que está en el camarote, se mantiene a salvo. Si bien al principio no nota nada y todo parece estar bien, poco a poco, Scott irá notando que pierde peso y también altura. Conforme van pasando los meses, el protagonista irá menguando sin remedio a pesar de las pruebas médicas a las que es sometido y su tamaño se verá reducido a unos pocos centímetros.

Su brutal cambio fisiológico lo enfrentará a nuevos retos y cosas tan cotidianas como una casa de muñecas o un gato se convertirán en piezas clave de su nuevo universo: su casa y su peor amenaza. Justo en este estado, Scott pensará en su existencia y en la adversidad mientras su cuerpo sigue menguando de manera irreversible.


Debo reconocer que esta es una de mis cintas favoritas, una película clásica en la que podemos ver unos espectaculares efectos de cámara que nos hacen ver a un Scott diminuto frente a un enorme gato, una horrible araña o hace parecer a su esposa como un gran gigante frente a un Scott que parece encarnar el cuento de Pulgarcito.

The Thing (1982)


De los años 50 saltamos a los años 80 aunque, eso sí, sin dejar de lado esa época dorada. Hemos avanzado en el tiempo casi 30 años para poner el foco en un director de culto, John Carpenter, y en una película de ciencia-ficción que, a día de hoy, podríamos considerar un clásico imprescindible: The Thing.

"The Thing", también conocida como "La cosa", "La cosa de otro mundo" y "El enigma de otro mundo", es un remake de un clásico dirigido por Howard Hawks en 1951, "The Thing from Another World" (y que también es altamente recomendable); una cinta que nos transporta a un complejo de investigación científica situado en la Antártida en el que un grupo de Estadounidenses escuchan unos disparos y unas explosiones que marcarán el inicio de algo inesperado.


Al localizar el foco de los disparos, el grupo de científicos se topan con una expedición noruega que persigue un perro con la intención de matarlo. Los estadounidenses intentan contactar con los noruegos pero, la barrera del idioma, hace que sea imposible la comunicación y terminen en una trifulca a tiro limpio. El perro sobrevive y es llevado al complejo estadounidense para que se cobije con el resto de perros que tienen allí mientras un par de investigadores inspeccionan el campamento noruego (donde encuentran un extraño cadáver calcinado de un ser de dos caras). El perro se terminará convirtiendo en una criatura grotesca y agresiva que intenta a atacar a los científicos y estos llegarán a la conclusión que los noruegos se toparon con "algo de otro mundo" capaz de infectarlos (creando desconfianza entre los hasta ahora compañeros).


Una película de culto protagonizada por Kurt Russel, dirigida por el gran John Carpenter y que cuenta con una banda sonora de Ennio Morricone; una cinta imprescindible de la que se realizó una precuela en el año 2011 aunque también se tituló "The Thing".

X (1963)


En el género de la ciencia-ficción también existen muchos títulos de serie B que, con el paso de los años, se ha convertido en películas de culto que vale la pena revisar. Dentro de la serie B el indiscutible rey es Roger Corman; el gran rey del cine de bajo presupuesto, y Óscar honorífico en 2009, dirigió y produjo un gran número de películas dentro del género de la ciencia-ficción y, entre ellas, hoy vamos a fijarnos en X, una película del año 1963.


X, también conocida como "El hombre con rayos X en los ojos", nos cuenta la historia del Doctor James Xavier, un científico que trabaja en el desarrollo de un colirio ocular con el que potenciar la visión del ojo humano. El objetivo del Doctor Xavier es ver más allá del espectro visible y dotar al ojo de la capacidad de ver en el espectro de los ultravioleta e, incluso, en los rayos X. Tras unos ensayos algo infructuosos con animales, el científico decide probar estas gotas con sus propios ojos y comienza a aplicarse el tratamiento.

Al principio, Xavier comprobará que el efecto de su experimento se materializa en la capacidad de ver a través de la ropa de la gente e, incluso, es capaz de ver el interior del cuerpo de la gente para diagnosticar enfermedades o dolencias (salvando incluso a un paciente mal diagnosticado). Sin embargo, conforme sigue abusando de su propio tratamiento, su capacidad visual se ve tan alterada que solamente ve luces y texturas que su cerebro no es capaz de procesar; además, sus ojos también se ven alterados físicamente y pasan a un color plateado que le obliga a llevar gafas oscuras.


Al no poder percibir el mundo que le rodea, Xavier se vuelve errático y su entorno piensa que se está volviendo loco. Accidentalmente terminará matando a uno de sus amigos y terminará huyendo para cobijarse en un circo en el que realiza un número de mentalismo y adivinación para, finalmente, huir de todo lo que le rodea.

Westworld (1973)


Llegados a este punto creo que es un buen momento para saltar al mundo de la robótica y recordar una película de ciencia-ficción que gira alrededor de unos robots que "enloquecen" y, como nos podemos imaginar, se dedican a asesinar humanos (y no estamos hablando de Terminator). Westworld es una película del año 1973 escrita y dirigida por Michael Crichton (responsable de Jurassic Park o la mítica serie Urgencias).


En "Westworld", Crichton nos lleva a un futuro en el que se ha inaugurado un resort poblado de robots. Estos robots implementan la tecnología "Delos", una tecnología que les permite interactuar con los humanos, responder a sus órdenes de manera positiva (incluso ante proposiciones de índole sexual), jugar con los humanos (para dejarles ganar) y, desde el punto de vista estético, son idénticos a un humano salvo por un defecto en sus manos. Sin embargo, conforme va pasando el tiempo, el comportamiento de los robots va degenerando y comienzan a volverse "algo menos condescendientes" con los humanos que visitan el parque temático hasta llegar al punto que, en la zona de ambiente medieval, un robot "Caballero Negro" mata a uno de los visitantes durante un duelo.


Con este contexto de parque de atracciones en el que campa una horda de robots que va asesinando a los visitantes, Peter Martin (Richard Benjamin) y John Blane (James Brolin), dos visitantes entran en la zona del "oeste" (Westworld) donde se encontrarán con el robot Pistolero (encarnado por el mítico Yul Brynner) que disparará "a matar" a Blane. A partir de ese momento, Martin correrá para salvar la vida mientras el robot Pistolero el perseguirá por este parque de atracciones mortal.


Una cinta no muy conocida que, con el paso de los años, se ha convertido en una película de culto que, además, tiene el honor de ser la primera película en utilizar imágenes 2D generadas por ordenador (para simular la visión del robot encarnado por Yul Brynner).

The Invisible Man (1933)


Desde que H.G. Wells moldease el personaje del hombre invisible en la novela homónima de 1897, la historia de este singular personaje ha sido llevada al mundo del cine en múltiples ocasiones. Una de las primeras películas que se produjeron sobre la novela de H.G. Wells fue The Invisible Man en 1933, una cinta producida por Universal Studios y dirigida por James Whale.


La historia, más o menos conocida por todos, gira alrededor del científico Jack Griffin. Griffin, con la cara vendada, aparece en una posada de una zona rural tras huir de la ciudad en la que vivía sin dejar información sobre su paradero. Su aparición no pasará inadvertida porque lleva su cara tapada con vendajes y, en la posada, se encerrará para montar un laboratorio que terminará siendo allanado por los responsables de la posada y la policía por impago de la renta. Tras el allanamiento, Griffin se quitará el vendaje para mostrar su "verdadero rostro": es un ser invisible.


Tras matar a un policía, Griffin se volverá loco y comenzará a sembrar el terror en el pueblo provocando accidentes y cometiendo crímenes; una actividad delictiva que le convertirá en el objeto de una gran persecución policial y también será buscado por un antiguo compañero científico y el padre de su novia, el Doctor Cranley.

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