Siguiendo la receta de Jordi Morera para preparar una masa madre, metí en un bote con tapa hermética 20 gramos de miel, 50 gramos de uvas, 50 gramos de manzana y 200 gramos de agua. Primero mezclé la miel con el agua y luego incorporé la fruta, la manzana cortada en trozos, sin pelar y sin el corazón. En el caso de las uvas eché alguna entera y otras cortadas por la mitad, la variedad era sin pepitas.
La fruta la compré ecológica ya que el objetivo de este primer paso es enriquecer de microorganismos el agua que luego usaremos para la masa madre, por lo que cuantos menos proceso industrial tenga la fruta, mejor.
Ahora toca dejar macerar en el bote durante una semana a 28 grados, como no tengo esa temperatura en casa y a la comunidad aún no le ha dado por encender la calefacción se me ocurrió que el sitio con mayor temperatura era el de los router, switches y demás equipamiento tecnológico y ahí está mi cultivo sobre un Time Capsule de Apple, cada vez que el sistema operativo hace una copia automática el disco duro del dispositivo gira, se calienta y añade un empujoncito a mis bichitos y a la masa madre futura. Seguro que a Steve Jobs no le parecería mal.
El cultivo lleva un día y de momento tiene buena pinta, huele a fruta y miel. Seguiremos informando…
Actualización 1.
Ha pasado un día más y ya se nota que ha empezado la fermentación, se ve un poco de condensación en la parte superior del bote y hay una espuma en la superficie, signo inequívoco de que la colonia se está alimentando y creciendo. Al abrirlo se nota que se expulsa la presión interior y ya empieza a oler a fermentación manteniendo los aromas de las frutas. La masa madre está más cerca.
Actualización 2.
Ha pasado una semana, la espuma de la superficie se ha reducido, posiblemente porque la colonia ya ha acabado con las reservas de azúcares de las frutas. El olor sigue siendo alcohólico, es el momento de pasar al siguiente paso de la elaboración de masa madre.
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