El llamado mercado de las ‘tablets’ está en constante expansión, y muchos ya se atreven a hablar de “la era post-PC” aunque los ordenadores no vayan a desaparecer de nuestras vidas. Cada vez más usuarios confían en estos dispositivos táctiles para realizar diferentes tareas, en vez de utilizar un ordenador o un dispositivo móvil, y parecen haber llegado para quedarse.
El gran problema de Android en este campo es que el sistema operativo de Google no está a la altura de las pantallas grandes: no funciona bien, no nos ayuda a trabajar, no nos hace ser más rápidos. Es un secreto a voces que Google ha comenzado a resolver con Android N, pero todavía queda mucho por hacer.
Android y Chrome OS están condenados a entenderse, y en Mountain View tienen mucho trabajo pendiente si quieren crear su propio ecosistema.
Los híbridos entre portátil y tablet están a la orden del día; tablets que se convierten en portátiles completamente funcionales al conectar un teclado. Microsoft fue pionera en este campo con las Surface, y el concepto ha tenido tanto éxito que hasta Apple se ha subido al carro con el iPad Pro.
Son una solución bastante competente porque aúnan las ventajas de la movilidad con las ventajas que aporta un teclado en momentos puntuales. Es más, las tablets parecían incompletas hasta la llegada de estos “híbridos”.
Los stylus también tienen una segunda vida
Mientras, ya hemos dejado atrás las toscas resistivas, pero las pantallas capacitivas han evolucionado tanto que lo vuelven a pedir. Estamos hablando del stylus, esa pieza que ahora nos sirve para realizar tareas con mayor precisión o dibujar como si fuera una tableta gráfica.
Microsoft también apostó por ello en la Surface, aunque nos encontramos antes la gama Note de Samsung caracterizada por su lápiz táctil. Han demostrado ser un añadido más que interesante, útil para realizar muchas tareas, y cada vez hay más usuarios interesados en esta función.
¿Android tiene algo que hacer en este mercado?
Mientras, en Android nos encontramos un gran problema en el apartado de la productividad, problema que la Pixel C de Google hizo bastante evidente. Una tablet perfecta en piezas, donde el verdadero problema se encontraba en el sistema ejecutado, Android.
Sin embargo, Android N por fin nos ha traído mejoras en este sentido: hablamos de la multiventana, una herramienta que promete mejorar el apartado de la productividad. Aun así, todavía está por ver si Android N será una mejora suficiente, o si seguirá siendo insuficiente.
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Hasta ahora, el gran ganador en este campo ha sido Windows, tanto con los híbridos de Microsoft, tanto con los productos de otros fabricantes. ¿Android estará a la altura de este movimiento, o se quedará atrás, relegado a los dispositivos móviles?
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