Disney Plus ha tratado Animazén con mucha discreción, y aquí os contamos de qué trata esta serie de cortos animados recientemente estrenada en la plataforma.
Si hay algo que, de entrada, podemos decir sobre Animazén, la serie de cortometrajes de animación que ha creado David Bess para Disney Plus, es que uno no tiene ni idea de que lo va a encontrarse. Sobre todo porque resulta difícil de describir en una sinopsis y de vender con una claridad muy atractiva. No debido a que el concepto sea complicado, sino a que verdaderamente se trata de una propuesta imprevista y de cierta rareza, hasta el punto de que quizá lo mejor haya sido la estrategia adoptada de marketing: que los espectadores la descubran por sí solos, sin intermediaciones.
Animazén ofrece un montaje de escenas de las películas animadas de Disney, sin diálogos, con diseño de sonido propio y unidas en capítulos breves por temas en común
Pero los analistas de cine no podemos mantener el pico cerrado, por supuesto, ni dejar al respetable así, con lo que se denomina un buen palmo de narices. De manera que allá va: en los cortos de Animazén se nos ofrece una selección y montaje de escenas de las películas animadas de Disney, los clásicos de cualquier etapa suya, pero sin diálogos, con diseño de sonido propio y unidas en capítulos muy breves por temas en común. Y contar esto no supone ningún spoiler, claro, pues otra cuestión es qué escenas han escogido de sus películas y su orden concreto en cada episodio.
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Cuando uno comprende lo que propone Animazén, es posible que no pueda evitar acordarse de cuando Ridley Scott reutilizó Vide cor meum, la ópera de Patrick Cassidy según el poema Vita nuova de Dante Alighieri para la banda sonora de Hannibal (2001), en la posterior El reino de los cielos (2006), sin saber exactamente cómo se justifica su decisión. La escena en el filme sobre el doctor Lecter con la ópera es de una exquisitez inolvidable, casi un icono musical en tan infravalorada secuela de El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991); y choca su reciclaje. Como icónicos son muchos de los clásicos de Disney.
"Refresca tus sentidos con un momento de mindfulness": se han subido al carro de la meditación oriental
El desconocido David Bess, además, no se especializa en escritura de guiones ni en las tareas de dirección cinematográfica en absoluto, sino que es el montador del cortometraje Enredados para siempre (Nathan Greno y Byron Howard, 2012), surgido del largo Enredados (Greno y Howard, 2010), con el mediometraje Enredados otra vez (Tom Caulfield y Stephen Sandoval, 2017) en medio para lo que respecta al desarrollo cronológico de la historia. Así que tiene todo el sentido del mundo que encabece el proyecto de Animazén, de cuyo montaje se ha ocupado él mismo, faltaría más.
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Parece muy desconcertante el secretismo enorme con el que Disney Plus ha llevado Animazén. Solo un día antes de su lanzamiento ni tan siquiera existían resultados de búsqueda en Google ni en Twitter con su nombre en español. Y con el original, Zenimation, muy pocos. Casi nos trae a la memoria la vez que Netflix estrenó por sorpresa The Cloverfield Paradox (Julius Onah, 2018), la digna tercera parte de la monstruosa franquicia. Pero un desconcierto mayor puede producir su lema oficial: “Refresca tus sentidos con un momento de mindfulness”. Se han subido al carro de la meditación oriental como concepto.
"Es un tributo a los artistas visuales y sonoros que han creado el legado cinematográfico de Walt Disney Animation Studios"
La última sílaba de Animazén y la primera de Zenimation cobra, entonces, todo su significado: el montaje de imágenes animadas, con su paisajismo y otras ocurrencias, y de sonido replanteado quiere brindar “una experiencia auditiva” que encandile y relaje como la que se pretende con el mindfulness. Y así tiene hasta gracia que la meditación solo sirva para reducir el estrés cotidiano tanto como relajarse viendo la televisión. Pero “Animazén es un tributo a los artistas visuales y sonoros que han creado el legado cinematográfico de Walt Disney Animation Studios”. Y es que como un agradable homenaje sí puede funcionar.
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