Belén Esteban es una de esas personas que es odiada y amada a partes iguales. Bueno, quizás más odiada que amada, según el momento.
No nos damos cuenta de que sí, Belén Esteban es producto español, porque es lo que hemos creado todos a raíz de ir alimentando con espectadores todos los programas de cotilleos. Y cuando comenzó a ganar dinero por eso, el monstruito estaba al 100%.
Ella se ha limitado a hacer lo que le da dinero. Que es de mal gusto, y prácticamente bazofia audiovisual, sí. Pero si ha estado más de diez años en televisión es porque la gente ha mostrado mucho apoyo.
1998: Naturalidad
A mediados de los 90, conocimos a Belén Esteban, por ser la novia de Jesulín, ese torero con tan poco encanto como carisma. Pero que lo petaba, sin razón lógica alguna.
Belén era una jovencita de veintitantos, no demasiado fea, y con cierto encanto. Pegó el pelotazo cuando se quedó embarazada, y desde entonces, no ha parado.
Su nariz era normal, proporcionada, incluso bonita, comparada con sus dientes.
2000: Maquillaje y estilismo
Empezó a acudir a programas del corazón a contar su vida. De origen humilde, a Belén se le abrió todo un mundo de posibilidades, y empezó a sacarse partido. El estilismo y el maquillaje mejoraron enormemente, hasta hacer que pareciera una chica bastante mona.
Eso sí, el a medida que fue mejorando poco a poco su estilismo, empeoró su vocabulario y sus maneras, demostrando por qué era la princesa del pueblo.
En este caso, podríamos decir que su nariz estaba mejor que nunca. Nada de maltratos, la forma correcta, y en plena flor de la vida. Quién diría que en menos de una década cambiaría tanto.
2005: Retoques y primeras operaciones
Con los primeros retoques, llegaron los primeros desastres. Su nariz ya empezaba a perder cartílago. Y la mujer, al estar delgada, cada vez más se parecía a un cadáver. Es en esta época cuando empieza a ser la reina de los programas de cotilleos. Pero claro, si te dan de comer por eso, haces lo que sea para seguir manteniéndolo.
El resto de la cara ya empieza a empeorar. Las arrugas se hacen más evidentes, sobre todo alrededor de los labios, que ya se los había aumentado.
Sí, no hay mucho que decir, pues una imagen vale más que mil palabras. Es la típica imagen con la que lloraría un niño pequeño. En esta época, Belén empezaba a dar mucho miedo. Por su chulería, su comportamiento, su delgadez.
Sí, parecía una yonqui, y podríamos decir que ese fue ya uno de sus momentos bajos. Pero probablemente pudiese caer aún más bajo. Su nariz, desde luego lo lleva sufriendo desde hace años.
2009: Icono choni
En 2009 empezó a tener un mejor aspecto, o al menos se arreglaba más, porque ya no parecía uno de esos drogadictos que asustan a los niños en los parques. Pero claro, su aspecto también empezó a decaer, y es por eso que durante ese año se planteaba seriamente una operación, que llevó a cabo a finales de año.
Pero antes de eso, era la reina de las chonis: estilo vibrante y chillón, aros en las orejas, y la actitud de “el mundo es mi casa”.
2010: La fosa nasal derecha asoma
Aunque ya desde hacía años, desde que empezó con las operaciones, veíamos cómo su cara se iba pareciendo a una máscara, es en el 2010 cuando pega el salto y se hace un lavado de cara que parece haber sido con disolvente.
En primicia para las revistas del corazón, Belén pasa por el quirófano a finales del 2009, y publica su nueva cara. Y si pensábamos que habíamos visto de todo, no fue cierto hasta que vimos su nariz Esa fosa nasal derecha que parece que se ha ido derritiendo hasta límites insospechables.
Y claro, tras la operación se dio cuenta que fue peor el remedio que la enfermedad.
2012: Sin control
Como el resultado de la operación de 2009 fue un absoluto fracaso, Belén decide operarse de nuevo y ya de paso, operarse el pecho (vamos, que ya que entras, vamos a salir con airbags nuevos).
Pero si decidió llevar a cabo esa operación, fue porque el aspecto de su nariz era tremendísimo. Se había descolgado y era evidente la diferencia entre sus dos orificios nasales, a primera vista.
2013: Comienza el desarrollo a lo ancho
El cuerpo de Belén Esteban empezó a expandirse, pero sobre todo a lo ancho. Y claro, si te han metido bótox y látex, y se niega a moverse, mientras que la grasa se adueña del resto de tu cuerpo. ¿El resultado? Tener una cara parecida a un saco de patatas.
Problemas de azúcar, ser una mujer pera y el efecto yoyó de las dietas, hacen de esta mujer una señora de edad con problemas de peso normales. Esto ha contribuido a que muchas más mujeres se sintieran identificada con ella, y a revalidar su título de “Princesa del pueblo”.
Pero claro que después de la operación del 2012, su nariz ha vuelto a niveles normales. Solo que el resto de su cara, y el cuerpo, no.
2014: Jabba el Hut
Si hay algo que destaca de Belén durante este año, es su aumento de peso. Más de veinte kilos que fueron repartidos por su cuerpo, y el aspecto es más que horrible.
No ayudó nada la diabetes, y el hecho de que cada vez más se pareciese a Jabba el Hutt.
2015-Actualidad
La última etapa se caracteriza por el paso de Belén en Gran Hermano. Su desarrollo ha sido a lo ancho, hasta convertirse en la parodia de muchos monstruitos de ciencia ficción: se añaden más patatas a la bolsa y se le pone un pijama caro de aspecto de mercadillo, y el resultado son un montón de memes que circulan por Internet.
La gracia es que con los kilos que ha cogido, su nariz parece que está cogiendo proporciones normales. No hasta el punto de pasar desapercibida, pero puede que su cuerpo se esté desarrollando de forma irregular para que no nos fijemos tanto en esa nariz.
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