¿Qué razones hay tras la talla baja de un animal? Las cuestiones metabólicas que producen que un animal no desarrolle su tamaño natural son varias, parecidas a la de los humanos, pero al mismo tiempo muy distintas.
Llamamos enanismo cuando un ser vivo no alcanza el tamaño típico que suele encontrarse en otros miembros de la misma especie. Esta condición es mucho más común de lo que algunos piensan y ocurre en el reino animal y vegetal de una forma muy parecida. Lo curioso es que a pesar de las similitudes, las razones de esto son distintas en cada una de las especies. El enanismo en animales es aún más llamativo si tenemos en cuenta lo poco que sabemos sobre él y los factores tan parecidos y a la misma vez distintos que lo provocan. Pero, a ver, entonces, ¿existen animales enanos? Por supuesto, ¿y por qué? Eso es un poco más difícil de contestar. Vamos a verlo.
Los orígenes de una talla baja
Las razones fisiológicas y metabólicas que hacen a un ser humano no alcanzar la talla típica en nuestra especie están bastante estudiadas. Entendemos que pueden deberse a una razón genética, a una cuestión endocrina o una cuestión nutricional. Cómo no podemos evitar hacer el paralelismo desde el punto de vista médico, lo primero, normalmente, es buscar algunos de estos problemas cuando nos topamos con el enanismo en animales. En humanos, el 75% de los casos se deben, a la acondroplasia, una condición causada por una mutación genética en 3(FGF3) que cambia las proporciones de las extremidades. Pero también puede ser ocasionado por un déficit de la hormona de del crecimiento, producido por la hipófisis o una malnutrición severa. En animales también existen los casos de acondroplasia y déficit hormonal. Pero existen también otras razones para el enanismo en animales bastante más curiosas.
Como el conocido enanismo insular. Este provoca una disminución notable en el tamaño de los animales que viven encerrados en una zona aislada (sea una isla rodeada de agua u otro espacio con barreras). ¿Por qué ocurre este tipo de enanismo en animales? En los entornos cerrados, donde las relaciones entre especies están muy estabilizadas y los recursos son muy limitados, no conviene tener un cuerpo torpe y grande que requiera de mucho alimento. Reducir el cuerpo permite necesidades metabólicas más modestas, más rapidez y pasar mucho más desapercibido. Esta selección ocurre con el tiempo, dentro de un entorno cerrado, y no siempre. Pero los casos de caballos y elefantes enanos, por poner un ejemplo, son increíbles. Es más, incluso una especie de Homo, el H. florensis en concreto, probablemente tuviese una talla baja por condición insular. Por otro lado, algunas especies más pequeñas sufren justo al contrario: gigantismo insular. Crecen más de lo normal con lo que podrían competir más fácilmente en nichos menos concretos y contra otros animales que antes los desplazaban. Los mecanismos para provocar estos cambios de tamaño son los mismos que actúan en el enanismo animal, solo que ocurren en proporciones, tiempo y manera distintas.
Enanismo en animales, lo poco que sabemos
Ya tenemos claro que el enanismo en animales existe; y que puede tener varias causas. Ahora observemos un poco más lo que sabemos sobre él. De hecho, casi todo lo que sabemos es sobre el enanismo por acondroplasia y algo sobre el hipofisiario, los cuales tienen un efecto parecido pero sus razones genéticas inmediatas son distintas. Este, por ejemplo, está muy presente en algunas de las razas de perros más conocidas. Aunque nosotros no nos demos cuenta, los Bulldogs, los Dachsund (perros salchicha) o los Basset hound, son en realidad perros afectados por una acondroplasia que les acorta las patas. Una acondroplasia seleccionada generación tras generación, huelga decir. Pero esta misma condición aparece a veces en otras razas. Y en otras especies.
Por ejemplo, la vaca de raza Comprest de Hereford tenía unas extremidades cortitas y un cuerpo macizo, muy curioso. El análisis mostró que era consecuencia de un gen semi-dominante. Sin embargo, este tipo de animales resultó muy difícil de criar por diversos problemas metabólicos. Por otro lado, uno de los animales con enanismo más famosos de la red es Lil' Bub, una gata. El curioso aspecto de Bub, debido a una deformación en la mandíbula inferior, junto a un hocico muy corto que hace que siempre tenga la lengua fuera, unos ojos enormes y mirada boba, la han lanzado al estrellato. Tanto que un grupo de investigadores, entre los que se encuentra un español, han decidido secuenciar su genoma.
Sabemos muy poco sobre el enanismo en gatos, por ejemplo, y este animal, además, muestra una relación muy curiosa entre diferentes animales. Pero aún más estrambótico es el caso de Margaret, una jirafa enana afectada por acondroplasia y que no supone el único caso en el mundo. Y estos son solo algunos ejemplos. El caso de enanismo en animales es solo una manifestación de cómo la biología juega con diversas cartas. Muchas veces, como veíamos en el enanismo insular, la talla baja no es solo consecuencia de una mutación, sino que se convierte en una auténtica adaptación. El papel que cumplen los genes, el metabolismo y el entorno en son materia de estudio de gran interés para los biólogos, a quienes nos gusta observar el mundo de cerca, muy de cerca.
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