Noticia 'The X-Files' 11x02: las conspiraciones de siempre

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"Está muerto porque el mundo era muy peligroso y complejo entonces. ¿Quién diría que esa época nos parecería más simple?"


El segundo episodio de la undécima temporada de The X-Files, “This”, se inicia con una referencia directa a los entrañables Tiradores Solitarios, el gruñón Melvin Frohike (Tom Braidwood), el idealista John Fitzerald Byers (Bruce Harwood) y el sarcástico Richard “Ringo” Langley (Dean Haglund), creación de los guionistas Glen Morgan y James Wong (Destino final) en el episodio “E.B.E.” (1x17), presentes en unos cuarenta y protagonistas de “Unusual Suspects” (5x03), “Three of a Kind” (6x20) y “Jump the Shark” (9x15) y de su propio spin-off seriado, The Lone Gunmen (Chris Carter, Vince Gilligan, John Shiban y Frank Spotnitz, 2001); y con un guiño que juega muy brevemente a hurgar en las esperanzas de los seguidores de toda la vida y, después, sacudirles con un contrapunto socarrón. No obstante y en cualquier caso, para “This” sólo tenemos de veras un poquito de Langley.

Al contrario que en muchísimos episodios, el misterio sobre lo que ocurre se mantiene, por lo que resulta más intrigante que de costumbre

La secuencia inicial a tiros, con una puesta en escena y una banda sonora que remite a películas de acción hipervitaminada y a los gustos de este personaje, recuerda en cierto modo a la que más se celebró del polémico “Home” (4x02), escrito por los mismos Morgan y Wong, cuyo expediente aparece aquí, a la vuelta de cumplir con su empeño Space: Guerra estelar (1995-1996) tras despedirse en “Die Hand Die Verletzt” (2x14). Ambos son autores de algunos de los mejores libretos de la serie, como “Beyond the Sea” (1x13) o “One Breath” (2x08), y han regresado para las nuevas temporadas tras el incumplido “Never Again” (4x13) como productores ejecutivos y, hasta ahora, guionistas en solitario de “Founder’s Mutation” (10x02) y el elocuente “Home Again” (10x04). “This”, igual que el segundo, es de Morgan, al contrario que en muchísimos episodios, y el misterio sobre lo que ocurre se mantiene hasta el minuto treinta, por lo que resulta más intrigante que de costumbre.


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Los sucesos que se van sucediendo hacen referencia a lo acaecido en el fundacional “The Erlenmeyer Flask” (1x22), respecto al añorado Garganta Profunda (Jerry Hardin) —de quien nos brindan su nombre, Ronald Pakula—, y el ya mencionado “Jump the Shark” por los propios Tiradores Solitarios. La desconfianza que sienten los agentes Fox Mulder (David Duchovny) y Dana Scully (Gillian Anderson) por el director adjunto Walter Skinner debido a su reunión imprevista con El Fumador (William B. Davis) en “My Struggle III” (11x01) sigue sin cambios y, en lo que respecta a Scully, no había existido desde el portentoso final de “Redux II” (5x02).

La tecnología de "This" trae a la memoria episodios como “Kill Switch” (5x11) o, en cierta manera, “The Sixth Extinction II: Amor Fati” (7x02)

Pero es Skinner quien les explica que las agrupaciones de inteligencia se han multiplicado, contratistas incluidos, así como sus disputas, y que el interés por los expedientes X y el potencial de sus investigaciones motiva el embrollo en el que están metidos hasta el corvejón. Entonces, Mulder se permite un comentario jocoso y revanchista al mencionar su mote en el FBI, “Siniestro”, que dejamos de oír tras la primera temporada. La increíble tecnología de las vidas simuladas cuyos pormenores nos cuenta la profesora Karah Hamby (Karah Hamby) y el propio Langley, a quien es un verdadera alegría ver en pantalla, nos trae a la memoria episodios como “Kill Switch” (5x11) o, en cierta manera, “The Sixth Extinction II: Amor Fati” (7x02).

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Las conspiraciones de The X-Files serán nuevas, pero sus propósitos, métodos, recursos, heterogeneidad y cabecillas impasibles y carismáticos son los mismos

Y cuando surge Erika Price (Barbara Hershey) al otro lado de una mesa y nos descerraja unas cuantas verdades, comprendemos que las conspiraciones de The X-Files serán nuevas, pero sus propósitos, métodos, recursos, heterogeneidad y cabecillas impasibles y carismáticos, por fortuna, son los mismos, así que el aroma particular de la serie no se ha esfumado en absoluto. Es, de hecho y con exactitud, a lo que huele la conclusión de este aceptable capítulo, frustrante para nuestros protagonistas en su búsqueda de la verdad, un tanto predecible para los seguidores que ya se las saben todas, y tan abierto como manda esa tradición, echada a un lado a veces, que no deberían perder nunca.

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