El pasado día 8 de abril, a última hora, un dron impactó contra un avión en las inmediaciones del aeropuerto de Alicante-Elche, sin que se ocasionaran daños personales ni materiales. La Policía Local comunicó que el incidente tuvo lugar a la altura de la línea de costa, en la pedanía de Arenales del Sol.
Minutos después, el ejecutivo de servicio del aeropuerto comunicó a la Sala de Operaciones la necesidad de controlar la presencia de personas pilotando drones en la playa cercana. Las autoridades han hecho hincapié en el que el área –debido a la presencia del aeropuerto– cuenta con una zona de exclusión aérea, que impide volar a los drones, especialmente los de uso recreativo.
A esto se le suma la presencia del aeródromo de Catral en la región, lo que añade una nueva zona de exclusión aérea. Por tanto, se puede decir que el vuelo está bastante limitado en este lugar.
Pese a que este tipo de incidentes invitan a incrementar la seguridad y a extremar las precauciones, hay que separar estas necesidades en pro del bien común de actitudes alarmistas. Estos casos ponen de relieve que aún queda camino por mejorar en la seguridad aérea, pero también reflejan que se cuenta con la voluntad y las herramientas para poner coto a estos riesgos.
La presencia de un dron cerca de un aeropuerto ha llevado, en ocasiones, a la paralización del tráfico aéreo tradicional, como ocurrió el año pasado en Delhi, donde las operaciones pararon durante 40 minutos. Mientras que otros aeropuertos se plantean introducir soluciones de detección de drones, como el JFK de Nueva York, que ha llevado a cabo repetidas pruebas con este tipo de tecnología.
Imagen: benjaminvanwaart
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Minutos después, el ejecutivo de servicio del aeropuerto comunicó a la Sala de Operaciones la necesidad de controlar la presencia de personas pilotando drones en la playa cercana. Las autoridades han hecho hincapié en el que el área –debido a la presencia del aeropuerto– cuenta con una zona de exclusión aérea, que impide volar a los drones, especialmente los de uso recreativo.
A esto se le suma la presencia del aeródromo de Catral en la región, lo que añade una nueva zona de exclusión aérea. Por tanto, se puede decir que el vuelo está bastante limitado en este lugar.
Pese a que este tipo de incidentes invitan a incrementar la seguridad y a extremar las precauciones, hay que separar estas necesidades en pro del bien común de actitudes alarmistas. Estos casos ponen de relieve que aún queda camino por mejorar en la seguridad aérea, pero también reflejan que se cuenta con la voluntad y las herramientas para poner coto a estos riesgos.
La presencia de un dron cerca de un aeropuerto ha llevado, en ocasiones, a la paralización del tráfico aéreo tradicional, como ocurrió el año pasado en Delhi, donde las operaciones pararon durante 40 minutos. Mientras que otros aeropuertos se plantean introducir soluciones de detección de drones, como el JFK de Nueva York, que ha llevado a cabo repetidas pruebas con este tipo de tecnología.
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