
Crecer es aprender a amar las cosas pequeñas, los rincones con verdad; la fruta fresca, los tejidos nobles, el consumo responsable, los trabajos hechos a mano y el mundo —infinito, imprescindible, bellísimo— de la artesanía. Crecer también es intuir que el edificio más alto del mundo arranca con el simple garabato de un arquitecto, ser consciente… Seguir leyendo...
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