Pocas cosas peores que compartir un avión con gente que no conoce las mínimas normas de etiqueta.
A todos nos ha pasado estar sentados en un avión, autobús o cualquier medio de transporte con alguien que no para de hablar por teléfono a todo volumen. ¿Queremos enterarnos de su vida privada? No, pero no tenemos alternativa. En circunstancias en las que todos estamos un poco incómodos y cansados, como es el caso de un viaje, no queremos ser esa persona: la que le arruina la experiencia a todos los demás. Si quieres saber cómo respetar las normas de etiqueta y ser un viajero cortés y educado, te tengo algunas recomendaciones.
1. Respeta el espacio personal
Ocupar el espacio necesario y dejar espacio para los demás debería ser una regla para la vida, pero aún más en aviones, aeropuertos y lugares similares, donde el espacio es cada vez más limitado. No acapares los asientos en el área de embarque: esto es, no seas la persona que pone su equipaje en un asiento vacío, incluso cuando hay personas esperando de pie. Verifica, antes de reclinar tu asiento, si la persona detrás de ti está trabajando o comiendo, o usando la bandeja para llenar los formularios de migración. Si es así, avísale que vas a reclinar tu asiento. Si estás sentado en la ventana o el pasillo, la regla es que la persona del asiento del medio tiene derecho a usar los brazos del asiento: ya han sufrido lo suficiente.
En escaleras o cintas transportadoras, si no vas a caminar, párate del lado derecho. Esto se aplica en general para cualquier lugar, centros comerciales, estaciones de metro, pero mucho más para los aeropuertos, donde la persona que está esperando detrás de ti podría estar a punto de perder su vuelo.
De igual modo, no ocupes espacio que no te corresponde: no seas la persona que lee un periódico con la hoja completamente extendida, hasta que tu mano queda prácticamente en la cara de tu vecino de asiento, y no seas el que se queda dormido en el hombro de un desconocido.
2. Usa el espacio del asiento delante de ti
Todos sabemos que el espacio en los compartimientos superiores es limitado, y mucha gente tiene que entregar sus maletas, no porque tengan el tamaño o el peso incorrecto, sino simplemente porque no hay suficiente espacio. Si llevas bolsos pequeños, morrales, o cualquier artículo suficientemente pequeño para caber debajo del asiento delantero, no lo pongas en el compartimiento superior. Además, será más fácil y más rápido sacarlo al desembarcar.
3. Respeta el orden de embarque y desembarque
Hay un orden en todo caos, y el caos de embarcar y desembarcar un avión tiene su propio orden. No seas de esa gente que se pone en la fila cuando llaman al grupo A, si tu boleto dice que eres del grupo C. Lo único que ganas es obstruir el espacio por donde la gente del grupo A debe pasar. Los asientos están numerados, no hay ninguna razón para tu apuro. Al desembarcar, no le cortes el paso a las personas de las filas delanteras. Asegúrate de que tengan oportunidad de salir antes de que comiences a caminar hacia la puerta.
Fotografía de dominio público, Pexels.
4. Sé silencioso
Baja el volumen. En el avión, no sostengas conversaciones a un tono suficiente para que sean escuchadas tres filas más atrás. En el hotel, no tires la puerta al cerrarla, ni pongas el televisor a todo volumen. Hay otros viajeros que posiblemente estén intentando dormir, o estén sufriendo los devastadores efectos del jet lag. Si estás viendo una película, escuchando música o jugando en tu tableta, recuerda usar audífonos, y también recuerda que unos audífonos demasiado altos son básicamente unos altavoces en miniatura.
5. Mantén privado lo privado
Hay cosas que deberían reservarse para la soledad de nuestras habitaciones, como cortarse las uñas o cepillarse los dientes. Si puedes dejarte los zapatos puestos, todos te lo agradeceríamos mucho. Y si puedes evitar el exceso de perfume o colonia, te podrías ganar un lugar en el cielo de los viajeros.
6. No le hables a gente que no quiere hablar
Por último: el pasajero sentado a tu derecha está atrapado en ese lugar por las próximas horas. No lo obligues a entrar en una conversación cuando es evidente que no quiere hacerlo. Si está usando audífonos, o si abre un libro o una revista, el sentido común indica que esa persona no quiere conversar. Respeta sus deseos: deja de hablarle.
Un poco de sentido común ayuda mucho, así como la sencilla aplicación de la máxima de Kant: “Obra como si la máxima de acción hubiera de convertirse por tu voluntad en ley universal de la naturaleza”. ¿Estaría bien si todos los pasajeros en tu vuelo decidieran hacer lo que vas a hacer? ¿No? Entonces no lo hagas.
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