Fruto del hartazgo por las historias clásicas de superhéroes, es un alivio comprobar que series como The Boys o Invencible llegan para ofrecer un cambio de aires. La barbarie, la comedia y un planteamiento infinitamente más realista del género es todo cuando ansío que aparezca en mi suscripción de Amazon Prime Video, pero la hora no ha llegado todavía.
La quinta temporada de las chaladuras de Patriota no tienen fecha y todavía faltan unos meses para comprobar qué carajo hace con su vida Mark Grayson, por lo que los guionistas y directores de Tales from the Borderlands y The Wolf Among Us me han puesto en la cara el remedio definitivo. Tras haber probado su demo hace un tiempo, Dispatch se convirtió en una cita obligada para decidir el futuro de un grupo de patanes.
Una pizca cada semana
A pesar de que no se trata de un formato exclusivo de AdHoc Studio, estoy francamente entusiasmado por disfrutar de un videojuego con formato episódico. Los dos primeros ya están disponibles, por lo que aguardar una semana entera permite saborear poco a poco toda la acción y dejarte con un poso emocional sobre lo sucedido durante varios días. Una propuesta estupenda para mostrar una comedia de comedia de oficina sobre superhéroes ambientada en Los Ángeles que me recuerda poderosamente a The Office.
Bien es cierto que la producción de Ricky Gervais no cuenta con un protagonista tan marcado como Robert Robertson, anteriormente conocido como Mecha Man. Estamos hablando de una suerte de Iron Man de la vida, un Bruce Wayne sin superpoderes que se vale de un invento tecnológico que ni siquiera es suyo. Heredó una enorme armadura repleta de habilidades por parte de su abuelo y padre, pero ha hipotecado toda su vida para poder financiarla.
Tras un encontronazo con un grupo de criminales, Robert queda totalmente derrotado y ve cómo es cuestionada su posición como superhéroe al no contar con poderes propios. De esta forma, pasa a ser contratado por un agencia privada de seguridad que rehabilita ex-supervillanos, pero que necesitan la coordinación de un experto para afrontar las diferentes llamadas de auxilio que reciben. Un contexto jugosísimo para que un puñado de inadaptados sociales, antiguos convictos y personas que buscan una segunda oportunidad proporcionen risas.
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No es que Dispatch sea una catarata de chistes, sino que es una burla al tropo del superhéroe invencible, del bravucón de barra de bar y de la niñata inexperta que no quiere escuchar ni un solo consejo. Todos se reúnen para regalar momentazos que he disfrutado bastante, hasta el punto de que me he llegado a olvidar que tenía el mando en las manos. Evidentemente, hay que tomar una serie de decisiones y calcular bien cuándo pulsar correctamente los QTE, pero es que la obra es muy disfrutable sin todos estos componentes.
Ser un capullo o un santo
Desde el primer capítulo en el que la vida de Robert se va al carajo y ve cómo es socorrido por Chica Centella, queda claro que el protagonista no tiene un código moral excesivamente establecido. Quiere salvar a las personas, aunque la educación, el respeto y el entusiasmo no son banderas que enarbola el personaje maravillosamente interpretado por Aaron Paul. Poder moldear en cierto modo esos matices maravilloso y desde luego que parece que las decisiones tomadas tienen peso.
Decidí darle un beso a Chica Centella, me mofé de lo lindo de Flambae llamándolo Dr. Farruco, le choqué el puño a Royd mientras meábamos en el baño y reproché totalmente la actitud de Invisiva ayudando a un anciano. Tengo claro que hay caminos bastante distintos que se abren con otras opciones y que se dejarán notar con la llegada de más episodios de Dispatch. A razón de algo más de una hora de duración para cada uno de ellos, todavía hay espacio para ir más allá de la pura toma de decisiones.
Y es que como despachador que somos, toca organizar al equipo conformado por Sonar, Flambae, Invisiva, Gancho Mortal, Prisma, Malévola, Gólem y Coupé. Cada uno de ellos son unos capullos con apariencias distintas, no conocen el verbo colaborar y son incapaces de hacer nada a derechas. Así pues, tocan sesiones de organización, aguantar muchos chascarrillos burlones contra Robert, decidir cuál de ellos es el mejor para salvar a un gatito, apagar un incendio o dar un discurso y esperar que todo salga bien.
De un momento a otro, Dispatch se convierte en un videojuego de estrategia con toques RPG, lo cual es un cambio de paradigma fabuloso. Por si fuera poco, la desarrolladora ha introducido un puñado de minijuegos de hackeo para echar un cable a los villanos, del mismo modo que toca evaluar su rendimiento, establecer mejoras y ayudarles en imprevistos durante sus actividades. El mejor ejemplo sucede al final del segundo episodio, pues Invisiva se dedica a acabar con el crimen bajo sus propios términos y todo termina siendo un desastre.
Es tan imprevisible como que Flambae se vaya de copas durante el servicio e incendie toda una manzana. Malcriados, maleducados y faltos del sentido de la responsabilidad, tal y como sucedería en el mundo real, pero no puedes evitar interesarte por sus interacciones. Al desarrollarse muchas de las escenas en una oficina, es imposible no recordar a Pam, Dwight, Jim, Ryan o Michael Scott de una forma u otra. Se huele una dinámica similar que ya me ha asegurado alguna que otra carcajada y esta misma semana se viene una ración más que estoy deseando con ganas.
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La noticia A falta de Invencible y The Boys, esta comedia con superhéroes a lo The Office es la mejor serie que he jugado en todo 2025 fue publicada originalmente en Vida Extra por Juan Sanmartín .
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