Noticia Adiós al mundo real... ¡Me voy al de Fallout con las VR! Así han sido mis primeras desventuras virtuales tras salir del refugio 111

Adiós al mundo real... ¡Me voy al de Fallout con las VR! Así han sido mis primeras desventuras virtuales tras salir del refugio 111


Si la vida te da limones te haces una limonada, y si unas Meta Quest te dan la oportunidad de meterte en una flamante servoarmadura no te lo piensas dos veces.


Lo confieso: he sido uno de los incontables jugadores que a raíz del estreno de Fallout en Prime Video se ha lanzado de cabeza a la saga de Bethesda en busca de líos, saqueos y aventuras. Esta vez el reclamo no era tanto la eterna incertidumbre al cruzar la puerta sellada de mi refugio nuclear, sino redescubrir Fallout 4 con nuevos ojos, comprobar hasta qué punto la magia original continuaba en su sitio casi diez años después y, ya puestos, tomarle el pulso al formato VR.


Para sorpresa de nadie te confirmo que la tecnología Meta Quest aplicada al juego de Bethesda le da matices únicos a su propuesta. Logra que la supervivencia, los combates o las interacciones con otros personajes se procesen en el propio jugador de otra manera. Te implica más y mejor en el desarrollo de la aventura y hace que reacciones de modos que no lo harías desde una pantalla plana. Es más, no echas de menos sujetar un mando tradicional.


Con todo, ya te adelanto que la ejecución, la manera en la que Bethesda ha planteado la jugabilidad, no tarda en definir sus límites y ajustarse a las costuras del juego original. Derivando en tener que reaprender y acostumbrarse al nuevo formato para meterte de lleno en el juego. Pero, claro, ¿acaso la premisa de cualquier Fallout no es aclimatarse y salir al paso en un mundo que se ha ido al carajo?


Con eso por delante, y puestos a sincerarnos del todo, al quitarme las Meta Quest por primera vez resoplé un sentido "¡Menuda experiencia!". Porque la Realidad Virtual existe por y para sumergirte en juegos como Fallout 4.

A saltitos en un mundo que se cae a trozos​

Fallout
Kit de supervivencia esencial: un Pip-Boy, un arma y refrescante Nuka-Cola

¿Hay esperanza para la humanidad tras una debacle nuclear? El futuro que nos pinta Bethesda no deja demasiado margen para el optimismo, pero Fallout es y siempre ha sido un buen caldo de cultivo para historias en las que cuesta muy poco perderse. Te lo digo de primera mano. Por lo general, sumergirme otra vez un RPG así de colosal y desde cero se me hace demasiado cuesta arriba, pero tengo que reconocer que Fallout 4 VR supo ganarme desde los primeros compases.


El proceso para asociar Meta Quest 2 a Steam, por si no lo conocías, es tremendamente sencillo: te instalas la App de Valve en el casco, delimitas el espacio si lo deseas (también puedes jugar sentado, pero no es lo mismo) y apareces en la sala de SteamVR con contenidos personalizables en la que puedes gestionar los juegos compatibles con el formato a través de ejecución remota desde tu PC.

La Realidad Virtual existe por y para sumergirte en juegos como Fallout 4

Un proceso sencillo y a dar gracias: el juego remoto en Steam es la única manera de jugar a Fallout 4 VR, ya que Bethesda no ha publicado el juego ni en la tienda de Meta ni en la realidad virtual de PlayStation. Quizás el panorama cambie tras lanzamiento de la actualización de Fallout 4 para PS5 y Xbox Series, pero si quieres jugar en realidad virtual necesitas de antemano que tu PC esté preparado para poderla ejecutar sí o sí.

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Ajustes del menú principal, el cual se muestra antes de entrar en el juego como una enorme pantalla de cine

Una vez arrancas la sensación de inmersión es brutal. El menú principal y las cinemáticas de apertura se te presentan como una enorme pantalla de cine, y cuando tomas las riendas de la partida te ves ante el espejo que sirve de editor de personaje. Lo divertido aquí es que si juegas de pie puedes darte la vuelta y atravesar con la cabeza el muro viendo lo que hay más allá de tu casa como si fueses un espíritu. O ponerte detrás de los personajes y verles la coronilla. Porque yo no soy bajo, pero parece que en el yermo todo el mundo es muy alto.


La primera toma de contacto jugable te establece el sistema de movilidad, y pese a que la disposición por defecto apuesta por un sistema de "saltitos" en los que estiras el mando Touch como si fuese una caña de pescar, te confieso que es algo a lo que me cuesta horrores acostumbrarme. Mi solución: desactivarlo y apostar por un sistema más tradicional, lo cual cierra el campo de vista mientras me muevo. Algo que, con toda probabilidad, provocará una impresión y hasta cierto mareo a quien llega de nuevas a la Realidad Virtual. A todos nos pasa.


En cualquier caso, y siendo justos, interactuar con el mundo de Fallout en VR acaba resultando más intuitivo y flexible que con el mando o el ratón. El grado de libertad de movimiento es alucinante y una vez te acostumbras a gestionar el Pip-Boy, el cual aumenta de tamaño para ganar visibilidad, o a apuntar con precisión el resto de la experiencia va como la seda hasta que empieza a agotarse la batería del Meta Quest. Un recordatorio para descansar la vista y regresar al mundo real. ¿Prefieres quedarte en el yermo? Nada que no se arregle con un enchufe a mano.

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Cómo la Realidad Virtual aporta nuevas capas al mundo de Fallout​

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En la resolución y los modelos de los personajes es dónde más se nota que es un juego de 2015

El gran problema a la hora de hablar de cualquier juego de Realidad Virtual tanto en vídeo como a través de palabras e imágenes es que en el proceso se pierde la capacidad de inmersión dentro del juego. Cómo te arropa y envuelve su entorno. Es algo que se experimenta con todos los sentidos y no solo con la vista. Otra cosa es que visualmente Fallout 4 sea hijo de su tiempo.


No te negaré que los modelos de los personajes no han envejecido tan bien en estos últimos 10 años (tampoco estaban a la vanguardia en 2015), pero cuando estás metido en tiroteos o combates, incluso contra cucarachas sobredimensionadas, sientes una sensación de peligro que parece reservada a los Survival Horrors. Y Fallout 4 no lo es: pese al uso de la primera persona, es un RPG en su estado más puro. Una legítima extensión del estilo Bethesda.


De hecho, la propia introducción del juego (jugué hasta la parte en la que toca recuperar la servoarmadura) se vive de manera muy diferente a cómo la experimenté en su día. Sin dar mucho detalle, cuando te encapsulan en la cámara criogénica sientes que estás dentro y tu rango de visibilidad forma parte de la narrativa. Sientes que estás metido ahí y es una sensación que no te puede dar un ratón o un stick. Y cuando te despiertas, tras regresar a la superficie y ver el mundo te da una sensación de amplitud colosal. Incluso si juegas en los límites de un espacio muy reducido.

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¡Menudos tiroteos con la Realidad virtual!

Así, tras una siesta absurdamente larga -cosas del guión- salgo del Refugio 111 con el Pip-Boy en la mano izquierda, una pistola en la derecha y el uniforme repleto de jugo de cucaracha recién exprimido. Me adentro en lo que queda de Concord y empieza la parte de los tiroteos, haciendo alguna que otra parada en aquellos sitios dónde sabría que encontraría trastos útiles.


Lo cierto es que Fallout 4 tampoco es un shooter, pero los intercambios de plomo son uno de los máximos aciertos de esta versión. Como en otros juegos de VR, hay que apuntar con la vista y el ángulo del arma, sin depender de las típicas mirillas en pantalla de los sticks o el ratón. Además, cuentas con opciones de movilidad nuevas que juegan completamente a favor de la iniciativa. Logrando que, cuando estás solo o entre misiones, sea una pasada algo tan simplón como perder la vista por los escenarios o algo tan simplón como mirar al cielo abierto o estrellado. Incluso si estás rodeado de chatarra y cadáveres de topos mutados.


Con todo, si eres de los que se despistan fácilmente o tienes un sentido de la orientación con amplio margen de mejora, la interfaz minimalista siempre muestra las opciones e interactividades a tu alcance con tan solo señalar con el brazo, en el suelo siempre verás una brújula y para todo lo demás tienes el Pip-Boy a mano. Literalmente Siendo el uso de éste uno de los máximos logros de esta versión de Fallout 4 hecha a medida para la Realidad Virtual.

¿Una experiencia recomendable en pleno 2024?

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El apocalipsis de Bethesda está lleno de chatarra y elementos radioactivos, pero me podría quedar en este puente un ratito más

Sabía a lo que venía y te admito que el runrún de probar Fallout 4 VR viene de atrás. Sin embargo, la ausencia del título en la última antología sumada a la brutal rebaja que acompañó el estreno de la serie (15 tristes euros en Steam con un descuento del 75% de su precio) y el hecho de contar con algo de saldo acumulado hizo que mi desgana por empezar una partida desde cero cediese esta vez. No me arrepiento en absoluto.


Cada una de las capturas que comparto junto al texto, sin editar y con un curioso formato cuadrado, no hacen justicia a la inmersión lograda. A cómo el mismo mapa que recorrí hace tiempo me envuelve de una nueva manera, teniendo la genuina impresión de que no hay un techo cuando camino a cielo descubierto o que hay cosas que me rodean y que, además, puedo mirar mientras apunto con el arma en otra dirección. Si a esto le sumamos los elementos roleros y de crafteo, nos topamos con la mejor manera de experimentar el apocalipsis de Bethesda sin exponernos a la radiación nuclear.


Pese a la resolución del juego, queda patente el grado de detalle puesto por Bethesda y esa iniciativa por colocar algo que me guardarme en la mitad de los cajones de cada casa. Si optas por el sistema de movilidad por teletransporte (o saltitos) seguramente acabes viendo elementos fuera de la cámara tradicional o colocándote sobre superficies extrañas en momentos de genuina tensión. Por suerte, se han habilitado suficientes opciones para que, si no nos mareamos, tengamos el control de la partida.

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Los menús interactivos han sido toda una sorpresa

Una vez interiorizas lo que te ofrece Fallout 4 VR y entiendes cómo funcionan sus interfaces y menús se vuelve intuitivo. Bethesda fue de las que más y mejor apostó por la realidad virtual y sabía muy bien cómo hacerlo. Y pese a que la experiencia no está a la vanguardia de lo que hoy se espera de los juegos de Realidad Virtual, allí dónde no ha llegado la propia Bethesda llegan los jugadores y fans a través de sus mods. Porque tal y como se espera de Fallout, hay una barbaridad.


¿Una experiencia recomendable? Bueno, tengo que admitir que lo de redescubrir el juego de 2015 acabó siendo bastante mejor de lo que esperaba, y que cansa mucho más: me he emocionado bastante más al enfrentarme con mutantes, bichos y necrófagos que jugando mirando la tele. Pero rehacer las 40 horas de Fallout 4 con las lecciones ya aprendidas exige un tiempo que hoy no tengo. Lo que sí te garantizo es que, pese a que lo compré rebajado, lo pienso seguir amortizando. Redescubriendo poquito a poco. Rememorando lo que tanto me enganchó de él desde otra perspectiva.


Eso sí, creo que me quedo con el sistema de control alternativo de los controles Touch. Porque una cosa es adentrarme por voluntad propia en el apocalípsis de Fallout 4 VR, y otra es enfrentarme a chalados, mutantes y supervivientes dando saltos de canguro.


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