Noticia Airbnb, una cuestión de cifras

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Unos datos que no paran de duplicarse en España.


Da igual lo que hagan ayuntamientos, instituciones, asociaciones de vecinos o el gremio de los hoteleros de forma conjunta. A Airbnb no hay quien la pare, no tiene rival en ninguno de los países en los que opera, y España no es una excepción.

Publicados los optimistas datos del volumen de turistas recibidos en España, en 2016 fueron 75,3 millones de personas, alimentados en gran parte por la adopción de turistas heredados de otros países. Mientras tanto, un agorero sector hotelero no ha tardado en bajar los ánimos: está bien que vengan muchos turistas, pero estas cifras deben aumentar en un 10% si quieren mantener su volumen de ingresos. ¿Por qué? Muy fácil, a la vez que aumentan sus números, los de Airbnb crecen mucho más rápido, doblando incluso, los registros del año pasado.

De seguir esta tendencia, lo más seguro es que Airbnb vuelva a batir récords en 2017

Aunque al Gobierno de Ada Colau le pese, lo cierto es que Airbnb ha cerrado su mejor año desde que aterrizó en España. La friolera de 5,4 millones de turistas han pasado por alguna de sus casas registradas, lo que supone un 82% más que 2015 o más que la suma de todos los años que lleva en España. Un gigante que, si la legislación no se lo impide, seguramente volverá a batir récords en los próximos años. Y una legislación que, por cierto, pide a gritos diferenciar entre unos y otros, pero que se olvida de que Airbnb no es una empresa de turismo: un juez ya lo ha determinado así, sino una plataforma que pone en contacto usuarios. Buena suerte para regular eso, porque si algo ha quedado claro hasta la fecha es que este tipo de empresas, gusten más o menos, han venido para quedarse y para crecer todo lo que puedan. Ya sea por gustos o por circunstancias económicas, es lo que domina dentro de las preferencias de los turistas.

Por otro lado, los que vienen por los que se van. España no sólo ha recibido el doble de turistas fieles a Airbnb, también los ha sacado fuera. Casi 2,8 millones de personas. De nuevo, el doble que en 2015 ha viajado fuera de las fronteras y se ha alojado en casa ajena.

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