Hace unos cuantos años, décadas más bien, el salvaje Oeste era sinónimo de dinero y, de ese modo, las películas de cuatreros se filmaban como churros. Algunos dicen que eran como lo que hoy serían las películas de superhéroes. No obstante, pese a lo imponente y cruento de su contexto, han sido pocos, aunque realmente increíbles, los juegos que han plasmado la dureza del viejo y salvaje Oeste. En Nintendo Switch no es que dispongamos de una gran amalgama de juegos de este estilo, por lo que la llegada de “12 is better than 6” nos da una alegría a quienes nos encantan las películas western o las antiguas, y ya descoloridas, novelas de Estefanía. ¿Preparados vuestros revólveres?
Una historia efímera, pero intensa
Nos ponemos en situación, somos un mexicano con una grave amnesia que trata de saber qué es de su pasado. Este sería el guion fundamental del título, aunque quedarnos ahí sería de tontos. Estamos ante una obra que bebe de los grandes del género y quiere que veamos sus pequeñas pinceladas aquí y allá. A lo largo de la aventura, iremos desgranando los sucesos que le ocurrirán a este mexicano que, en un principio, no recuerda ni su nombre. Estamos ante un personaje que no es plano, sino que tiene su propio estilo. Podría pasar perfectamente por cualquier típico héroe/antihéroe del Oeste-rudo, firme, aguerrido, con muchas ganas de morir y de gatillo fácil- aunque guarda mucho más detrás. Durante las, pocas, horas que nos dura el juego, iremos viendo cómo la motivación del personaje cambia en función de lo que sucede a su alrededor. Me ha encantado este apartado y, en una segunda partida, se notan esos matices aún mejor.
Por otro lado, el contexto del juego es espléndido. Dispondremos de conversaciones duras y con alto contenido racista o machista, intentando asemejarse a lo que sería una conversación en este siglo XIX. Los muy diversos personajes secundarios, los cuales nos mandarán las diferentes misiones, tienen su propio estilo. No faltarán los indios, los rangers de Texas, los exconvictos que buscan dinero de forma desesperada, así como los líderes de bandas de lo más deleznables y violentas. Es cierto que tiene algún que otro cliché, es normal, pero el juego tiene su propia belleza, su toque. No solo iremos desgranando los misterios de esta historia por sus conversaciones, también a través de sus escenarios y de los comentarios hilarantes del propio personaje principal mientras acribilla a balazos a toda una aldea india o un campamento militar.
Donde pongo el ojo…
Si habéis jugado a Hotline Miami, estamos ante un juego muy similar en su mecánica jugable. Estamos ante un shooter con vista cenital y nos iremos moviendo por el escenario para acabar con todos los enemigos de alrededor. Con el joystick izquierdo moveremos al personaje, mientras que con el derecho apuntaremos. Eso sí, para cargar el arma y apuntar deberemos de presionar ZL y disparar con ZR. Es importante este hecho porque no podremos disparar si no hemos cargado la bala, por poner un ejemplo. Además, deberemos recargar a mano el arma, con el botón Y primero abriremos el arma y pulsando Y, de nuevo, múltiples veces iremos colocando las balas en el tambor. Este hecho es maravilloso y sienta de perlas notar un realismo tal en un juego como este. Obviamente, busca aumentar la dificultad, porque no es fácil contar las balas que nos quedan cuando se nos agolpan tantísimos enemigos. También tendremos que adaptarnos al arma que usemos, puesto que hay variedad, no mucha, pero hay. No es lo mismo disparar un rifle que una escopeta o un revólver, puesto que no tienen la misma cantidad de balas o cartuchos, por ejemplo. Es todo un placer cuando se domina, y no se tarda mucho en hacerlo.
No siempre tendremos que abrirnos paso a tiros por los escenarios, también podremos utilizar el cuchillo para no causar ruido. Según qué niveles, incluso se nos obliga a esta parcela más sigilosa. No es tan frenética como los tiroteos, pero sí tremendamente visceral y gore. Si hablamos de las diferencias entre misiones, estas son casi nulas. Es cierto que tendremos un par de ellas un tanto distintas, pero otras son casi una calcomanía, solo se salvan por la disposición de los enemigos y los propios escenarios. Prácticamente el juego es un “mata, mata y vuelve a matar”, algo que puede cansar un poco pese a su escasa duración. Eso sí, si algo bueno tiene el juego es que, si nos disparan, con una sola bala, ya estaremos muertos y eso hará que repitamos toda una fase. Es cierto que gusta el tema de que tengamos que movernos bien para no recibir ningún balazo, pero no hay checkpoints y algunas fases son muy largas y con muchos enemigos y, como bien comprenderéis, no hay cosa que pueda enfadar más que intentar un mismo nivel por vigésima vez por una maldita bala perdida.
A todo ello, aunque el juego no es que les ponga demasiado interés, podremos adquirir ciertos “perks” que nos ayudaran a la hora de los peores tiroteos, como recargar dos balas a la vez en vez de solo una, por poner un ejemplo. Podremos adquirirlas por una buena suma de dinero, el problema es que suelen costar tan caro y no son tan necesarias que acabaremos por no adquirirlas. Para hacer dinero tenemos un par de misiones secundarias, no muy elaboradas (mismo escenario), donde acabar con algunos enemigos, aunque podrían habérselas ahorrado y sería hasta mejor.
Cuando no hacen falta los colores
Algo que habréis notado de las imágenes es que durante la aventura el blanco será la tonalidad más repetida. El apartado artístico parece tener sello propio, con un blanco sobre el que se dibujan unas sombras que construyen al escenario. Particularmente, me ha parecido todo un logro lo que han conseguido. No es fácil arriesgarse con este diseño artístico y triunfar, pero lo han hecho. Además, este sistema tiene otra virtud, el derramamiento de sangre es aún más evidente y busca que seamos conscientes de lo que hemos hecho. La sangre será lo único que se coloreará en la pantalla y, a decir verdad, impacta cuando lo miras detenidamente.
Por otro lado, la banda sonora podría haber imitado más a las películas del Oeste más clásicas, no obstante, han querido innovar y meten muchas melodías con un toque de guitarra eléctrica que le pega más a la serie DOOM que a este juego. Entiendo que quisieran innovar, pero consiguen que nos metamos más en situación con las melodías más sutiles y que sí tienen como molde a los clásicos del western que cuando empieza a sonar una guitarra eléctrica que no pinta ni con cola. Por otra parte, tenemos el sonido de las armas, cada una muy bien conseguida, incluso me ha sorprendido el realismo de cargar las balas.
Conclusión final
12 is better than 6 es un título que peca de corto, apenas 4-5 horas, pero que tiene una historia y un personaje principal lo suficientemente atractivos como para atraer a los fans del western. Su gameplay es muy adictivo, buscando un “realismo” que le sienta de maravilla. Es cierto que podría haber conseguido más en la banda sonora, pero su apartado artístico es una joya que suple cualquier fallo. Si sois fans de las películas, novelas y juegos del Oeste, no os podéis perder este título.
12 is better than 6 está disponible en la eShop a un precio de 9,99 euros y ocupa un total de 314 MB.
La entrada [Análisis] 12 is better than 6 se publicó primero en Nintenderos.com - Nintendo Switch y 3DS.
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Una historia efímera, pero intensa
Nos ponemos en situación, somos un mexicano con una grave amnesia que trata de saber qué es de su pasado. Este sería el guion fundamental del título, aunque quedarnos ahí sería de tontos. Estamos ante una obra que bebe de los grandes del género y quiere que veamos sus pequeñas pinceladas aquí y allá. A lo largo de la aventura, iremos desgranando los sucesos que le ocurrirán a este mexicano que, en un principio, no recuerda ni su nombre. Estamos ante un personaje que no es plano, sino que tiene su propio estilo. Podría pasar perfectamente por cualquier típico héroe/antihéroe del Oeste-rudo, firme, aguerrido, con muchas ganas de morir y de gatillo fácil- aunque guarda mucho más detrás. Durante las, pocas, horas que nos dura el juego, iremos viendo cómo la motivación del personaje cambia en función de lo que sucede a su alrededor. Me ha encantado este apartado y, en una segunda partida, se notan esos matices aún mejor.
Por otro lado, el contexto del juego es espléndido. Dispondremos de conversaciones duras y con alto contenido racista o machista, intentando asemejarse a lo que sería una conversación en este siglo XIX. Los muy diversos personajes secundarios, los cuales nos mandarán las diferentes misiones, tienen su propio estilo. No faltarán los indios, los rangers de Texas, los exconvictos que buscan dinero de forma desesperada, así como los líderes de bandas de lo más deleznables y violentas. Es cierto que tiene algún que otro cliché, es normal, pero el juego tiene su propia belleza, su toque. No solo iremos desgranando los misterios de esta historia por sus conversaciones, también a través de sus escenarios y de los comentarios hilarantes del propio personaje principal mientras acribilla a balazos a toda una aldea india o un campamento militar.
Donde pongo el ojo…
Si habéis jugado a Hotline Miami, estamos ante un juego muy similar en su mecánica jugable. Estamos ante un shooter con vista cenital y nos iremos moviendo por el escenario para acabar con todos los enemigos de alrededor. Con el joystick izquierdo moveremos al personaje, mientras que con el derecho apuntaremos. Eso sí, para cargar el arma y apuntar deberemos de presionar ZL y disparar con ZR. Es importante este hecho porque no podremos disparar si no hemos cargado la bala, por poner un ejemplo. Además, deberemos recargar a mano el arma, con el botón Y primero abriremos el arma y pulsando Y, de nuevo, múltiples veces iremos colocando las balas en el tambor. Este hecho es maravilloso y sienta de perlas notar un realismo tal en un juego como este. Obviamente, busca aumentar la dificultad, porque no es fácil contar las balas que nos quedan cuando se nos agolpan tantísimos enemigos. También tendremos que adaptarnos al arma que usemos, puesto que hay variedad, no mucha, pero hay. No es lo mismo disparar un rifle que una escopeta o un revólver, puesto que no tienen la misma cantidad de balas o cartuchos, por ejemplo. Es todo un placer cuando se domina, y no se tarda mucho en hacerlo.
No siempre tendremos que abrirnos paso a tiros por los escenarios, también podremos utilizar el cuchillo para no causar ruido. Según qué niveles, incluso se nos obliga a esta parcela más sigilosa. No es tan frenética como los tiroteos, pero sí tremendamente visceral y gore. Si hablamos de las diferencias entre misiones, estas son casi nulas. Es cierto que tendremos un par de ellas un tanto distintas, pero otras son casi una calcomanía, solo se salvan por la disposición de los enemigos y los propios escenarios. Prácticamente el juego es un “mata, mata y vuelve a matar”, algo que puede cansar un poco pese a su escasa duración. Eso sí, si algo bueno tiene el juego es que, si nos disparan, con una sola bala, ya estaremos muertos y eso hará que repitamos toda una fase. Es cierto que gusta el tema de que tengamos que movernos bien para no recibir ningún balazo, pero no hay checkpoints y algunas fases son muy largas y con muchos enemigos y, como bien comprenderéis, no hay cosa que pueda enfadar más que intentar un mismo nivel por vigésima vez por una maldita bala perdida.
A todo ello, aunque el juego no es que les ponga demasiado interés, podremos adquirir ciertos “perks” que nos ayudaran a la hora de los peores tiroteos, como recargar dos balas a la vez en vez de solo una, por poner un ejemplo. Podremos adquirirlas por una buena suma de dinero, el problema es que suelen costar tan caro y no son tan necesarias que acabaremos por no adquirirlas. Para hacer dinero tenemos un par de misiones secundarias, no muy elaboradas (mismo escenario), donde acabar con algunos enemigos, aunque podrían habérselas ahorrado y sería hasta mejor.
Cuando no hacen falta los colores
Algo que habréis notado de las imágenes es que durante la aventura el blanco será la tonalidad más repetida. El apartado artístico parece tener sello propio, con un blanco sobre el que se dibujan unas sombras que construyen al escenario. Particularmente, me ha parecido todo un logro lo que han conseguido. No es fácil arriesgarse con este diseño artístico y triunfar, pero lo han hecho. Además, este sistema tiene otra virtud, el derramamiento de sangre es aún más evidente y busca que seamos conscientes de lo que hemos hecho. La sangre será lo único que se coloreará en la pantalla y, a decir verdad, impacta cuando lo miras detenidamente.
Por otro lado, la banda sonora podría haber imitado más a las películas del Oeste más clásicas, no obstante, han querido innovar y meten muchas melodías con un toque de guitarra eléctrica que le pega más a la serie DOOM que a este juego. Entiendo que quisieran innovar, pero consiguen que nos metamos más en situación con las melodías más sutiles y que sí tienen como molde a los clásicos del western que cuando empieza a sonar una guitarra eléctrica que no pinta ni con cola. Por otra parte, tenemos el sonido de las armas, cada una muy bien conseguida, incluso me ha sorprendido el realismo de cargar las balas.
Conclusión final
12 is better than 6 es un título que peca de corto, apenas 4-5 horas, pero que tiene una historia y un personaje principal lo suficientemente atractivos como para atraer a los fans del western. Su gameplay es muy adictivo, buscando un “realismo” que le sienta de maravilla. Es cierto que podría haber conseguido más en la banda sonora, pero su apartado artístico es una joya que suple cualquier fallo. Si sois fans de las películas, novelas y juegos del Oeste, no os podéis perder este título.
12 is better than 6 está disponible en la eShop a un precio de 9,99 euros y ocupa un total de 314 MB.
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