Ya está aquí. Asistimos al final de la aventura de Bruce Wayne y Batman. ¿Está Batman: Arkham Knight de Rocksteady a la altura de la saga?Allá por 2009, un humilde estudio británico con solo un título a sus espaldas demostraba que los juegos que adaptan licencias (series, cómics, películas, etc.) podrían ser perfectamente disfrutables al mismo tiempo que evidenciaba que los títulos de súperhéroes podrían convertirse en referentes dentro de un mundo del videojuego donde habían destacado poco y mal. El Arkham Asylum de los chicos de Rocksteady Studios se convertía en el sleeper del año (se empezaba a usar el término por aquel entonces) y nos hacía imaginar un futuro donde los videojuegos de súperhéroes no fueran vergonzantes.
Hoy, seis años después, estamos ante la conclusión de la trilogía creada por Rocksteady (a la que se le unen los spin-offs Arkham Origins y Arkham Origins Blackgate) en forma de una secuela más grande pero no necesariamente mejor. Batman: Arkham Knight es un juego más impactante, directo y con más artificio pero, a su vez, es un producto excesivamente continuista y falto de personalidad.
Si en Arkham Asylum el protagonista era el intrincado y claustrofóbico diseño de niveles y en Arkham City lo eran unos archienemigos que nos brindaron grandes enfrentamientos, Arkham Knight yerra estrepitosamente a la hora de encontrar un leitmotiv que sirva como hilo conductor de una experiencia que tendremos la sensación de haber vivido y jugado. En Rocksteady se esfuerzan en remarcar el aire castrofista de esta conclusión, dando un tono algo más oscuro al conjunto y recordándonos continuamente que es su último trabajo con Batman como protagonista. Pero ni así, dejando su valor conclusivo, Arkham Knight no cuenta con una identidad tan marcada ni ofrece un fuerte valor diferencial.
Ahí está el Batmóvil, claro, principal añadido en una entrega que, por lo demás, quizá adolezca en demasía de falta de novedades en lo mecánico. El imponente vehículo de Batman sirve, principalmente, para movernos de forma más eficiente y divertida por una Gotham mayor y mejor recreada: es espectacular, su control es satisfactorio y, en conjunto, funciona de maravilla. ¿El problema? La exagerada utilización del mismo, salpicando tanto la aventura principal como las distintas misiones secundarias de fases en las que se nos obliga a acabar con múltiples tanques enemigos o completar puzles tan sencillos como repetitivos; uno no deja de tener la sensación de que aquí Rocksteady se convierte en ese niño que quiere demostrar constantemente aquello que acaba de aprender.
El otro punto diferenciador lo encontramos en Arkham Knight, el villano que da nombre a la conclusión de la franquicia. Dicho personaje ha sido creado por Rocksteady en colaboración con DC Comics y, lejos de lo que cabría esperar, no podría estar peor aprovechado. Sorprende sobremanera que se cometan tantos errores, tanto de base como de desarrollo, teniendo todo un lienzo en blanco para construir un antagonista a la altura de Batman. Al final del día (de la noche, en este caso) el Caballero de Arkham sirve como un recurso narrativo del que echar mano cuando la historia parece algo atascada o falta de ritmo; el gran inconveniente está en que tampoco es un catalizador eficiente para la misma. Y más allá del clásico vehículo y del Caballero de Arkham, el título tiene muy poco que presentar que nos sorprenda. Han pasado cuatro años desde Arkham City y se desprende un continuismo excesivo en todos los aspectos: mismos enemigos, mismas mecánicas, mismos gadgets, etc. Como es obvio, pequeñas novedades aquí y allá salpican el conjunto y, quizá, lo más refrescante sea la perfección y el refinamiento de las principales mecánicas de la franquicia.
Si algo hace grande a Batman son tanto los villanos como los aliados con los que se encuentra a lo largo de sus aventuras. Aquí, los primeros están un tanto desaprovechados pero los segundos tienen más relevancia que nunca, teniendo un papel capital en el llamado “Dual play”, una mecánica que nos permitirá alternar el control entre Batman y otros personajes como Catwoman o Nightwing, efectuando impresionantes combos en equipo. Una mecánica que quizá podría dar algo más de sí pero que, sin duda, dota de variedad al transcurso de unos combates todavía más impresionantes y satisfactorios que los vistos anteriormente.
¿Y la historia? No incurriremos en ningún tipo de spoiler pero sí podemos hablar de un desarrollo que, en esta entrega, apuesta por ser más directo e impactante desde un principio, mostrando una construcción más atípica. Pero si los primeros compases en la nueva e increíble Gotham son una montaña rusa tremendamente disfrutable, poco a poco se va perdiendo fuelle debido a unos giros de guión tan artificiales como previsibles; además, las decisiones que atañen a estos enemigos y su integración en la historia son, sorprendentemente, inexplicables en la mayoría de los casos. Será común echar de menos enfrentamientos de la talla de los vistos en anteriores entregas y los pocos que encontraremos son mediocres por concepto y resolución.
Por último, no podía no mencionar el auténtico despropósito que ha supuesto la versión de PC del título. Lanzada el mismo día que las de PS4 y Xbox One, el port fue desarrollado por el estudio Iron Galaxy (de no más de 15 miembros), encargado de otros desastres como el Borderlands 2 que aterrizó en PSVita. El resultado era un título injugable y lleno de problemas en el aspecto técnico que tuvo que ser retirado de la venta, sin una fecha estimada de retorno. Así no es cómo se hacen las cosas en un proyecto de esta talla. 7.5Batman: Arkham Knight es una conclusión agridulce. Roza la perfección en lo técnico y el pulido de sus mecánicas es exquisito pero naufraga a la hora de convertir en relevantes los pocos añadidos que integra. Una historia previsible que pierde fuelle conforme pasan las horas y un exceso de contenido secundario falto de mimo y basado en la repetición afean la última entrega de las aventuras del Caballero Oscuro.- Aspecto técnico sobresaliente - Las mecánicas jugables de siempre, refinadas como nunca - El valor introspectivo de la historia - Excesivamente continuista - Historia previsible que pierde fuelle en la segunda mitad - El Batmóvil, principal novedad, sobreutilizado sin sentido - Pocos y mediocres enfrentamientos con jefes finales - Demasiadas tareas secundarias totalmente rutinarias y faltas de cualquier mimo - Doblaje al castellano muy irregular
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