Noticia Análisis de Dragon Quest I & II HD-2D Remake para Nintendo Switch 2

Tras resucitar una tercera entrega que era, en realidad, el origen de todo, Square Enix y Artdink han vuelto a la carta con Dragon Quest I & II HD-2D Remake. La firma japonesa ha vuelto a sumergirse en las profundidades del JRPG moderno para rescatar dos aventuras legendarias con las que dieron forma a todo un género, esta vez con más contenido, un apartado audiovisual impecable y un exquisito cuidado a la hora de mantener su esencia.

Un doble remake que busca conectar a dos generaciones de jugadores muy diferentes y al que hemos dedicado ingentes horas tanto por contenido como por dificultad. Casi 40 años después, hemos vuelto otra vez a Alefgrado y nos hemos codeado con los descendientes de Erdrick para traeros este análisis de Dragon Quest I & II HD-2D Remake en su versión de Nintendo Switch 2.

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Continuando el legado del Héroe​


Quienes conozcan las entregas originales tienen poco más que descubrir aquí. Dragon Quest I y Dragon Quest II sirven de secuelas el uno del otro, y ambas provienen de Dragon Quest III, con el que vivimos el origen de la leyenda de Erdrick.

La historia de Dragon Quest I nos mete de lleno en la armadura de un héroe sin nombre, descendiente del legendario Erdrick, quien tiene que recorrer todo Alefgrado para frenar la amenaza de Draconarius, quien amenaza la paz de la región tras revivir los poderes oscuros que Erdrick derrotó hace mucho tiempo. Una trama sencilla y muy clásica, que te lleva a recorrer infinidad de cavernas, mazmorras y pueblos y que se guarda alguna que otra sorpresa gracias, principalmente, a los añadidos de este remake.

Análisis Dragon Quest I HD-2D Remake


Por su parte, Dragon Quest II se ubica varios años después de los acontecimientos de la primera entrega. Los descendientes del anterior héroe han fundado cada uno su propio reino en un mundo en el que prosperaba la paz… hasta que los monstruos deciden invadirlo. Este es el detonante de una trama que vuelve a los temas clásicos de la fantasía, pero que esta vez cuenta con un personaje principal al que acompañan sus primos en una aventura que les lleva a recorrer todo el mundo y, en este remake, también las profundidades marinas.

Las tramas de cada uno de estos juegos pueden resultar bastante simples, sobre todo teniendo en cuenta que provienen de hace casi 40 años y, aunque hay numerosas mejoras como una mejor conexión entre entregas, nuevos personajes, ubicaciones y conversaciones, quien sale mejor parado en este doble remake es DQ II. Su arranque y desarrollo muestran una evolución enorme frente al primer juego (si empiezas jugándolo antes que el primer DQ, te costará dar ese paso atrás después), aunque a ambos se les nota el paso de los años. Revolucionarios para la época, costumbristas para los tiempos que corren y modernizados en su justa medida para mantener la esencia.

Análisis Dragon Quest II HD-2D Remake

Refinando el estilo HD-2D​


Uno de los saltos más grandes con respecto a las obras originales es el audiovisual. Como ya sucedía con Dragon Quest III HD-2D Remake, el doble remake de Dragon Quest I y II apuesta por el estilo gráfico HD-2D, con personajes convertidos en sprites y entornos tridimensionales a la vez que pixelados. El resultado sigue siendo impresionante, mostrando el dominio del estudio de este estilo, aunque pierde efecto al no haber un ciclo día-noche que permita al motor jugar con las luces y colores como en DQ 3.

Cabe mencionar que la versión de Nintendo Switch 2, la jugada de cara a este análisis, cuenta con dos perfiles gráficos a escoger. Uno que apuesta por la calidad, con una mayor resolución a 30 fotogramas por segundo; y otro que apuesta por el rendimiento, bajando la resolución para ofrecer 60 fotogramas por segundo. Las opciones son de agradecer, aunque en juegos de esta naturaleza, preferimos sacrificar fluidez en pos de un mejor acabado visual, pero no deja de sorprendernos que sea necesario el recorte para mantener una tasa más alta de frames.

Análisis Dragon Quest I & II HD-2D Remake


Donde es imposible poner ni un solo “pero” es en el apartado sonoro. El doblaje al inglés añadido a ciertas escenas ayuda muchísimo a la inmersión y, sobre todo, nos permite notar mejor qué sienten esos sprites que hablan o combaten entre ellos. A su vez, las versiones orquestales que componen la banda sonora son sublimes. Son juegos que contienen algunas de las melodías más emblemáticas del género, y esta renovación está completamente a la altura de su legado. Desde luego, recomendable jugar con auriculares (aunque duele que no haya un tema de batalla específico para jefes).

Olor a nuevo, sabor a viejo​


Aunque el esqueleto de ambos juegos siga siendo el mismo, de hecho, han llegado a respetar ubicaciones exactas de los edificios en las ciudades, hay muchísimas novedades en estos remake. La esencia a nivel de trama, diseño y mecánicas se mantiene, incluso esa endiablada dificultad que tanto caracteriza a los DQ originales, pero todo lo demás se siente prácticamente nuevo.

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Para empezar, por la ingente cantidad de mejoras QoL que se han implementado, junto con nuevas mecánicas incluso. Solo hay que dar unos pasos en Dragon Quest I HD-2D Remake para toparse con un combate contra varios enemigos, algo que era inviable en el original. Y sí, se siguen manteniendo las batallas por turnos y las “clases” fijas por cada personaje (el sistema de vocaciones no llegó hasta DQIII), pero ahora se han añadido un sistema de pergaminos y modificado el de sellos para tratar de dar más profundidad a las mecánicas.

Y es que, careciendo de un sistema de profesiones, hay pocas capas de jugabilidad a explorar en ambas entregas como RPG. Sin embargo, con las habilidades y conjuros que enseñan los Pergaminos (únicos para cada personaje) y los Sellos que ofrecen diferentes mejoras clave, y están escondidos a lo largo de ambas aventuras, se abren más posibilidades que hacen algo más atractivos ambos títulos a nivel jugable.

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De todas maneras, sus grandes encantos están en su lavado de cara audiovisual y las grandes mejoras QoL, como la posibilidad de ajustar la velocidad en batallas (lo agradeceréis), las ayudas para detectar debilidades enemigas, poder ver los estados alterados de los rivales o incluso la opción para ajustar la dificultad en cualquier momento. Siendo juegos de rol tan duros como son, dar opciones de dificultad es como encontrar una Planta medicinal cuando más la necesitas.

Aun así, Dragon Quest I-II HD-2D Remake no se contentaba con eso, añadiendo nuevas tramas, nuevos eventos, nuevos jefes y varias sorpresas que no vamos a desvelar aquí.

El broche de oro para la trilogía de Erdrick​


Dragon Quest I-II HD-2D Remake es, ante todo, un homenaje. No solo a los orígenes de una de las sagas más influyentes del JRPG, sino también a la manera en la que el videojuego japonés ha sabido preservar su identidad a medida que evolucionaba. Square Enix y Artdink han logrado mantener ese delicado equilibrio entre la nostalgia y la modernización para hacer honor al legado de Erdrick con un doble remake que, aunque deja claras algunas costuras del pasado, también nos ayuda a conocer mejor los cimientos mismos del género.

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Una estructura y un ritmo a los que se les nota el paso de los años, y la falta de alguna mecánica que pudiera dar más profundidad a su jugabilidad, son lo único que podemos achacar a este doble remake que nos recuerda por qué Dragon Quest logró asentar un género junto con Final Fantasy. Puede que no sean remakes revolucionarios, pero sí son la fórmula perfecta para conocer dos juegos legendarios y cerrar, por fin, la trilogía de Erdrick.

Resumen del análisis de Dragon Quest I-II HD-2D Remake​


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