Just Cause 3 es el segundo título lanzado por Avalanche Studios este año. ¿Se parecerá más a la segunda entrega de la saga o a Mad Max?Fue cuanto menos sorprendente ver cómo Avalanche Studios pretendía lanzar dos títulos de planteamiento relativamente semejante en un mismo año y, para más inri, con solo tres meses de distancia entre uno y otro.
Esto no es algo extraño per se ya que compañías como Ubisoft, Electronic Arts o Activision nos tienen acostumbrados a ello pero sí llama la atención cuando hablamos de un estudio bastante más humilde (de hecho, no publica sus títulos) y, por encima de todo, de juegos de concepto semejante como son Mad Max y Just Cause 3.
De un tiempo a esta parte, con la entrada de la nueva generación, se han levantado muchas opiniones críticas en contra del mundo abierto. Algo injusto si tenemos en cuenta que no es la única causa de los problemas de ciertos juegos que lo han adoptado pero sí que, en cierto modo, empieza a ser exagerada la tendencia de ciertas sagas: parece que cuanto más grande es el mundo abierto en el que se desarrolla la aventura y cuantas más tareas hay por completar (sin importar variedad, profundidad o calidad) mejor. Las duraciones exageradas se han convertido en un nuevo argumento de ventas.
El caso es que Just Cause es una de las que, ya en 2006, adoptó el mundo abierto como forma de vida y, de hecho, el mapeado de su segunda entrega era, hasta día de hoy, uno de los más extensos de la historia del videojuego. Y ahí mismo, en confundir cantidad con calidad, es donde sí está el verdadero problema de los juegos de mundo abierto, tanto hoy en día como en el pasado. Si Just Cause 2 ya fue un juego falto de alma y que lo apostaba todo a dotarte de libertad en un amplio y poco inspirado patio de recreo, la tercera entrega va todavía más lejos. En cambio, aunque también ligado a un desarrollo reiterativo, el Mad Max de Avalanche Studios lanzado el pasado septiembre nos hacía esperar grandes cosas de la que, al fin y a la postre, es la gran saga del estudio. Lo lógico era pensar que Just Cause 3 mejoraría todo lo que, en su día, le fue criticado a la segunda parte de la saga. Pero en los videojuegos no siempre se cumple lo lógico.
Las primeras misiones de Just Cause 3 son muy significativas y sintomáticas; al juego no le importa parecer, desde el mismo principio, un proyecto rebosante de misiones de relleno cuya única función es mantenernos en movimiento e irnos descubriendo todo lo que el juego, a nivel de mapeado y posibilidades jugables, esconde. No hay ningún interés en lo que se narra ni en la forma de narrarlo, los personajes son maniqueos y estereotípicos a más no poder y la trama se estira como un chicle perdiendo el poco interés que puede alcanzar en ciertos momentos.
Así, es evidente que el estudio sueco lo apuesta todo a esa locura, a esa exagerada capacidad de destrucción a la que Rico, el protagonista, tiene acceso mediante un extenso y completo arsenal. Y sí, derrumbar un puente por el que está circulando un convoy enemigo para después subirnos a un helicoptero desde el que ametrallar una base enemiga y terminar huyendo en un coche de Fórmula 1 puede ser divertido. Igual que esas explosiones en cadena que veremos tan a menudo y que poseen cierto efecto relajante, provocando satisfacción en el jugador. Pero un proyecto como Just Cause 3 no puede vivir de algo tan efímero como eso.
Aplaudo la decisión de poner la diversión por encima de la realidad y las limitaciones físicas y que, gracias a ello, podamos movernos por el extensísimo mapeado de Medici gracias al gancho y el wingsuit, dos de las mecánicas más refinadas, acertadas y divertidas de todo Just Cause 3. En el cómo y por dónde nos movemos están dos de los principales puntos fuertes de un juego que, por el contrario, vuelve a buscar la extensión como punto diferenciador. Sí, Medici es un mapa más variado en lo estético que el terreno recorrido en las entregas anteriores pero en un año donde hemos visto la Commonwealth de Fallout 4 y el mundo de The Witcher 3, vuelve a quedar patente que la profundidad y calidad siempre deberían primar por encima de la cantidad.
Y es que, al final del día, esa extensión desmesurada termina incidiendo en un diseño de misiones repetitivo y sin ningún tipo de personalidad. En ocasiones, parecerá que estemos jugando a un MMO repleto de fetch quests que, lo peor de todo, es consciente de ello. En ciertos tramos de la historia o en alguna que otra misión parece que en Avalanche pretenden encarar el desarrollo narrativo con el humor de sandbox recientes como Saints Row IV pero, al final, todo queda en nada. Solo es en su concepción como sandbox, ofreciéndonos un terreno en el que hacer y deshacer, donde se encuentran los pocos momentos de brillantez del juego; si lo vuestro es la la acción alocada, vagabundear por el mapa dejando un enorme rastro de destrucción a nuestro paso será algo satisfactorio dado el amplio catálogo de armas, vehículos y habilidades de Rico.
Pero todo tiene un precio y el tamaño del mapa, lo destructible del escenario y las múltiples explosiones juegan en contra de un aspecto técnico que, además de no ser ninguna maravilla, presenta problemas como caídas de frames, popping y, sobre todo, demasiados bugs. Hoy por hoy, con ya varias actualizaciones a sus espaldas, el rendimiento de la versión de consola (hemos jugado en PlayStation 4) dista mucho de ser satisfactorio. 5.5Just Cause 3 reúne todo lo que le ha granjeado una mala fama a los juegos de mundo abierto en los últimos meses. Avalanche Studios lo apuesta todo a la cantidad y la locura y se olvida, por el camino, de ofrecer una narrativa mínimamente interesante, un diseño de misiones inspirado o un apartado técnico libre de bugs y fallos gráficos. El problema no está en una estructura repetitiva que ya arrastraba Mad Max, si no en lo poco convincente que resulta el resto de un proyecto que, eso sí, disfrutarán aquellos a los que les baste con pegar tiros, lanzarse en paracaídas y ver cosas explotar. - La movilidad del personaje. El gancho y el wingsuit funcionan de maravilla. - La destrucción y las explosiones son un espectáctulo - Todo lo relacionado con su aspecto narrativo, historia y personajes es sumamente flojo. - Misiones repetitivas, sin ningún tipo de profundidad ni ambición. - Demasiados bugs y problemas técnicos. - En su versión de consola, está lejos de ser un juego competente en lo gráfico.
Continúar leyendo...