Noticia [Análisis] Feudal Alloy

Si nos fijamos en el catálogo de Nintendo Switch nos daremos cuenta de que posee grandes metroidvania en su colección, siendo, posiblemente, el más destacado Hollow Knight. Pues bien, a pesar de que Feudal Alloy no consigue alcanzar a dicho título, sí que le toma como molde y consigue hacernos disfrutar sobremanera con un estilo desenfadado muy característico y una dificultad muy bien llevada. Sus incontables enemigos y la gran cantidad de zonas por las que nos hará movernos este robot con cabeza de pecera (suena raro, pero es la realidad) hacen de este indie un metroidvania muy singular.

¡Engrasemos las espadas!


En Feudal Alloy vamos a encarnar a Attu, un robot agricultor que cultiva aceite de girasol para otros robots retirados y mayores que buscan un remanso de paz. En su día a día, escucha las incontables historias que han vivido estos ancianos caballeros metálicos, haciéndose a la idea de cómo sería vivir tales aventuras. Por suerte para nosotros, un día unos saqueadores roban el aceite de Attu y éste considera que debe emprender su propia aventura para buscar a los culpables y traer de vuelta el preciado elixir.

Si bien el pretexto es un tanto extraño, no dista mucho del resto de la aventura. El título no busca contarte mil historias a través de cinemáticas o interminables conversaciones, todo lo contrario, su historia es un mero pretexto para salir al escenario y acabar con los múltiples enemigos que nos acechan. Eso sí, como ya dije, el título bebe de los grandes juegos del género y, como no, nos cuenta cosas de la vida en este particular universo a través de los escenarios, asemejándose a Hollow Knight u otros juegos como Dark Souls, por poner un par de ejemplos. Eso sí, no busca el dramatismo o la oscuridad como dichas obras, sino todo lo contrario. Estamos en una historia de robots con cabeza de pecera, por lo que su contexto va en consonancia. Suele haber un buen rollo durante toda la obra, con particulares excepciones, puesto que es un propio sello, la impronta que este estudio desea que se nos quede en la retina.

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Jugabilidad conservadora, pero atractiva


En lo jugable, el título no innova prácticamente en nada. Lo que llegamos a hacer en nuestro periplo es casi lo mismo que podemos hacer en cualquier otro juego del género que se precie. Disponemos de una barra de salud y una válvula que nos muestra nuestra stamina, la cual deberemos de cuidar y potenciar si queremos llevar a cabo acciones de forma más continuada, tales como andar o atacar, vitales en nuestros múltiples enfrentamientos. Por otra parte, dispondremos de habilidades que iremos logrando a medida que avancemos por los distintos escenarios. No quiero entrar a detallarlas porque descubrirlas forma parte de la aventura, pero sí debo añadir que muchas de ellas son muy semejantes a las usadas en otros juegos, con alguna excepción.

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A su vez, el toque RPG del título viene a la hora de subir de nivel y mejorar aquellos atributos que consideremos más importantes para nuestra forma de batallar. Además, iremos consiguiendo monedas de nuestros enemigos y de cofres escondidos, dinero que podremos gastar en armas y armaduras nuevas para el héroe. Eso sí, no creáis que debéis compraros todo lo que os vendan, porque cada dos pasos iremos abriendo otros cofres que nos otorgarán gran armamento y equipo. No obstante, aunque parezca algo malo, es un gustazo ir cambiando de escenarios y encontrarte con una nueva espada o un nuevo casco que mejoren sutilmente nuestros stats.

Hablando en sí del combate, debemos añadir que Feudal Alloy dispone de una curva de dificultad muy buena y bien medida. Es cierto que me he quedado atascado en un par de ocasiones, pero, una vez superadas, me he dado cuenta de que el que se estaba equivocado era yo en mi planteamiento, no que el juego me lo pusiera más difícil a posta. Si de algo puede presumir el título es de enemigos, de todos los tipos y clases. Esto es algo magnífico, puesto que no puedes aburrirte nunca de lo diferente que es combatir contra un enemigo alado que contra un potente robot caballero. Algo que sí he echado en falta son los jefes finales. No es que no existan, pero su número es verdaderamente pobre y, la gran mayoría, son fáciles de vencer. Eso sí, el juego introduce fases que, en vez de ser un jefe final, nos deberemos de enfrentar a hordas de enemigos. Estas fases sí son divertidas y desafiantes para el jugador, el cual tiene que poner su habilidad en juego para contrarrestar la inferioridad numérica que posee. Eso sí, no os preocupéis si caéis en combate, puesto que el juego no os penalizará, no perderéis ni oro ni “piezas” (instrumento con el que subiremos de nivel).

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Artísticamente, una belleza sin alardes


Si algo me ha conquistado del juego desde el minuto uno, fue su apartado artístico. Es cierto que si lo comparamos con las joyas del género, queda por detrás, pero el trabajo de este indie en este aspecto es demasiado bueno como para no valorarlo. Los colores, los enemigos y los escenarios nos transportan a un universo de fantasía robótica-medieval que hará disfrutar a propios y extraños. Es verdad que no es perfecto y que muchos escenarios se parecen mucho entre sí, pero cuanto más profundizamos, más nos alegra seguir jugando y disfrutando de un apartado gráfico y artístico de cine. Si Hollow Knight se bañaba en tonos oscuros y entornos victorianos sombríos y lúgubres, pero con belleza; Feudal Alloy hace lo inverso, transportándonos a una época medieval con una gama cromática muy viva y escenarios vistosos y alegres (dentro de lo que cabe al pasarnos mucho tiempo en mazmorras o cuevas).

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Por otro lado, el apartado sonoro sí que cojea en la repetición. En función del escenario en el que nos encontremos sonará una melodía u otra. Eso sí, la canción que sonará siempre evocará las típicas melodías medievales archiconocidas, con instrumentos de cuerda y viento característicos. Es cierto que resultan amenas, pero su repetición es tan continuada que cansa a la larga.

Conclusiones


Los amantes de los metroidvania están de enhorabuena, puesto que Feudal Alloy es un “must have” de manual para la consola híbrida de Nintendo. Es cierto que no tiene muchos elementos innovadores y que es demasiado conservador en su jugabilidad, pero lo que hace lo hace bien y diseña un mundo colorido y divertido por el que perderse es un lujazo. Su apartado visual y artístico es encomiable y original, aunque su banda sonora sea demasiado repetitiva a la larga. Se echa de menos más jefes finales y un nivel de dificultad un tanto mayor, pero, en definitiva, estamos ante un juego muy sobresaliente en todos los aspectos que dispone de una muy buena duración, unas 16-18 horas aproximadamente.

Feudal Alloy está disponible en la eShop de Nintendo Switch a un precio de 14,99 euros y pesa un total de 1,7 GB.


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