El iMac con pantalla Retina 5K es el iMac que todos conocemos pero evolucionado hacia lo que tiene que ser el futuro de la computación personal, que lejos de números y especificaciones técnicas, se centre en el valor añadido. Y no hay mejor valor añadido que ponerle al iMac de siempre la gran pantalla Retina.Casi 20 años de la presentación del primer modelo, el iMac de Apple es el ordenador más longevo de la historia de la compañía. De todos los modelos que han llegado en la trayectoria del todo-en-uno de Apple, pocos supusieron una revolución del calibre del primer modelo y del salto del blanco al aluminio. Ahora, cuando los ordenadores de escritorio se han comoditizado en el mercado y poco a poco van perdiendo el atractivo para el consumidor, su valor está precisamente en el añadido, en ir más allá de los número de procesador y especificaciones técnicas.
En los últimos años, Apple ha estado presionando, más lentamente de lo que nos hubiera gustado, el segmento del sobremesa. La renovación del Mac Pro como tope de gama del mercado y la contrapuesta del Mac Mini, que cada día es más gama baja, necesitaba un punto intermedio que combinase ambos sectores y, precisamente, el iMac, siempre presente para salvar el segmento medio, era el candidato perfecto para dar el siguiente paso y dictar los puntos a seguir en el futuro de la industria que, desgraciadamente y desde el punto de vista del consumidor, tiene los años contados.
Hasta ahora, Apple había hecho un formidable trabajo con el iMac. La renovación anterior que introdujo el diseño actual ha sido, sin duda, la que más bocas abiertas ha dejado, y preparaba la gama para todo tipo de consumidor con modelos entry-leve que, pese a estar por encima del precio medio del mercado, eran una propuesta muy interesante con algunos modelos dentro de la misma gama que superaban al recién renovado Mac Pro en según qué tareas.
Pero necesitaba algo más. El mercado llevaba tiempo buscándolo y pidiéndolo, y lo cierto es que, aunque tarde, Apple ha sabido evolucionar el iMac de la única forma que podía. Y en un momento en el cada vez los números importan menos, el único valor mejorable del todo-en-uno de Apple era sin duda su mayor atractivo: la pantalla.
El iMac 5K no es desde luego ningún punto de inflexión en la industria, al menos no para dar la vuelta a la tortilla del maltrecho mercad del sobremesa, pero si es la evolución de un segmento de mercado que se había dormido en los laureles bajo el pretexto de llenar sus equipos a base de números y permitiendo que fuera Intel el que marcase las pautas de innovación en el sector. Un cambio sutil pero muy agradecido que supone para Apple, de nuevo, ir a la cabeza de una industria que parece haber perdido el interés.Llegados a este punto sobra decir que lo primero que llama la atención del iMac Retina 5K es su pantalla. Hasta el momento de sentarme frente a este Mac, no había tenido enfrente una pantalla que combinase esa resolución en 27 pulgadas. Y es que la fusión del diseño del iMac, que ya era formidable, con uno de los mejores monitores del mercado, hace que una vez delante del un Retina 5K no quiera usar ningún otro tipo de pantalla.
Lo cierto es que nunca nos hemos quejado de la resolución el monitor de 27 pulgadas de Apple. La resolución de 2.560 x 1.440 pixeles del Thunderbolt Display y del iMac normal ya era lo suficientemente interesante para la mayoría de los usuarios, pero lo cierto es que siempre se pedía más. De la manga, y cuando todos esperábamos un pantalla 4K para que la compañía se pusiese en línea con el resto de fabricantes de pantallas, Apple se vuelve a adelantar y lleva al mercado una pantalla Retina que, manteniendo la diagonal de 27 pulgadas, sube su resolución hasta los 5.120 x 2.880 pixeles y a la que puede sumarse una pantalla externa de hasta 3.840 x 2.160 pixeles.
Eso son muchísimos pixeles, incluso para Apple que siempre nos había acostumbrado a grandes pantallas en su todo-en-uno. Un total de 14,7 millones de pixeles, lo que equivale a cuatro veces la resolución de los modelos anteriores del iMac de 27 pulgadas y va mucho más allá de los 8,3 millones de pixeles de una pantalla 4K.
A pesar de que podríamos ponernos a analizar todos los números que incluye la parte izquierda de la cajita de este iMac, lo cierto es que sobre el papel, muchas de sus otras características son mejores que el resto de la línea iMac, sobre todo en términos de potencia y conjunto; pero lo cierto es que la atracción aquí es sin duda la pantalla Retina con cuatro veces más pixeles que el ya mencionado Thunderbolt Display o del monitor de iMac sin la coletilla Retina.
Lógicamente llegados a este punto, cualquiera que siga un poco la trayectoria de la compañía se habrá dado cuenta que la pantalla Retina ya es un todo para las diferencias líneas de producto de la compañía. Ahora mismo la compañía no tiene un solo dispositivo iOS en su línea de productos sin la ya mencionada pantalla de alta resolución, y la tendencia natural es que sea la única opción en el futuro de su línea de ordenadores, tanto de sobremesa como portátiles.
Pero dejando de la lado el futuro de las pantallas de Apple, lo que tenemos frente nosotros al trabajar con un iMac Retina 5K es sin duda la mejor pantalla incluida en un ordenador de Apple en toda su historia. La imagen de la 5K iMac es más brillante y nítida que cualquier otra, incluyendo las de sus portátiles, con colores más vivos y un contraste excelente. El contenido de las fotos parece real, como si estuvieran impresas en papel (por ello el nivel de densidad de pixeles alcanza esas cotas). No obstante lo que más llama la atención es el texto, es muy nítido y un placer para la vista, desde luego. Pero, ¿se nota el cambio?
El contenido en esta pantalla se ve muy nítido, el contraste es excelente y el brillo asusta Si en su día pasaste de un iPhone 3GS a un iPhone 4 o de un iPad 2 a un iPad Retina, esa es la sensación que se tiene al ponerte delante del iMac Retina 5K, pero en unas gloriosas 27 pulgadas. Pese a que las pantallas Retina de los ordenadores de Apple no ofrecen la misma densidad de pixeles que los dispositivo iOS, la sensación es similar: no hay pixeles visibles, todo parece dibujado en la pantalla con una nitidez asombrosa que permite apreciar muchos más detalles que en un dispositivos iOS. Al final, Apple tenía razón con su definición de pantalla Retina y desde luego en un pantalla de 27 pulgadas con esa densidad de pixeles el cambio es casi generacional.
Todo es más nítido, siempre y cuando esté adaptado a pantallas Retina, eso sí. La pega es que tanto las webs como las apps no adatadas a pantalla Retina se ven directamente borrosas. Es algo bastante incómodo, sobre todo en la mayoría de las webs en las que las imágenes y los elementos de la interfaz se ven sin nitidez, algo que resulta incómodo y rompe muchísimo el foco en el contenido, pero este es un problema que tiene fácil solución y que con el tiempo estará solventado como ha pasado en el móvil.
Una resolución tan grande tambien tiene sus contras. Las aplicaciones como Photoshop, Final Cut Pro o Safari a resolución nativa te obligan a entrecerrar los ojos para ver las barras de herramientas y menús correctamente. Es una barbaridad de resolución que de forma nativa hace los elementos de la interfaz increíblemente pequeños. Lógicamente, la idea detrás de una pantalla 5K según Apple es que nos permita editar un vídeo en 4K mientras nos sobra un 1K más para poder incluir elementos de la interfaz etc, pero lo cierto es que a resolución nativa para trabajar durante toda una jornada se hace insostenible. Por ello, y al igual que con los MacBook Pro Retina, el iMac 5K retina incluye de serie de opciones dentro de las preferencias del sistema para ajustar el nivel de resolución de pantalla. Por defecto, la resolución del iMac Retina 5K escala la pantalla, los elementos de la interfaz, el tamaño del texto y los gráficos imitando pantallas de menor resolución y ajustándose a una resolución similar a los 2560x1440, que entre las opciones disponible es la que he encontrado más cómoda para trabajar, pero puede ser modificada en función de nuestra necesidades.
Es una pena que Apple haya dejado fuera de este iMac la posibilidad de utilizar la pantalla como monitor externoNo obstante, con tantas opciones de personalización del nivel de resolución del iMac Retina 5K, Apple se ha dejado fuera una característica fundamental para una pantalla de este nivel: sabiendo que esta pantalla es un punto muy atractivo para todo tipo de usuarios y profesionales, Apple se ha dejado por el camino la posibilidad de usar el iMac como monitor externo de otro dispositivo, incluyendo el Mac Pro, por lo que al final, tener una pantalla tan buena en un ordenador que en términos de rendimiento tiene algunos peros como veremos más tarde, es un flaco punto negativo. El segundo punto negativo de esta magnifica pantalla no lo será para muchos usuarios: actualmente es imposible trabajar cómodamente en Windows con una pantalla como esta de Apple, por lo que, al tratarse de una especificación propia de la compañía, de momento no hay controladores para utilizar 5K en Windows, por lo que aquellos que utilicen ambos sistemas operativos deben tener en cuenta que la resolución del iMac Retina 5K en Windows se limita a 4K de resolución con un total de 3840 x 2160.
Que no lleve un SSD en el modelo de entrada es su mayor pero En cuanto a rendimiento, este iMac es de los rápidos que hemos probado, pero en general, el rendimiento del nuestro, que monta un 3,3GHz Intel Core i3 con 8GB de RAM y una AMD Radeon R9, es bastante correcto, se queda algo corto para según que tareas. Para empezar, incorpora un HDD de serie en su versión básica de 1 TB (a 7.200 rpm), algo insuficiente en los tiempos que corren, y que desde luego se nota mucho para tareas muy pesados e incluso para la lectura de archivos de gran tamaño como vídeo en 4K, por lo que un SSD o un Fusion Drive no hubiera estado de más. No es ningún drama, la verdad, pero lo cierto es que no hubiera estado de más un poco más d potencias en el nivel de entrada visto el segmento de precios.
Además, hay que tener en cuenta que este iMac, dejando de lado la pantalla Retina, es igual que el modelo normal de 27 tanto en diseño como en conectividad: ranura de la tarjetas SDXC, hay dos puertos Thunderbolt 2, 4 puertos USB 3.0, un conector para auriculares y un conector Gigabit Ethernet, además de 802.11ac y Bluetooth 4.
Y al igual que su hermano no-Retina, también incluye bandeja para cambiar la memoria RAM fácilmente que permitirá aumentar los 8GB del modelo de serie hasta los 32GB a través de 4 ranuras de RAM de las que de serie solo trae ocupadas 2. Dicho esto, tanto por componentes, potencia y pantalla podemos decir que el iMac Retina es muy económico para lo que ofrece. Ahora mismo la otra pantalla 5K en el mercado, la Dell UltraSharp 5K se va a los 2500 dólares, mucho más que el precio del iMac Retina que además incorpora ordenador bastante en su interior, por lo que las ideas de Apple no están muy desencaminadas hacia donde tiene que ir la plataforma del todo-en-uno.
Poco más que añadir en un momento en el que los números cada vez importan menos. En todo caso, la experiencia en el día a día de este iMac Retina 5K es sobresaliente, y solo echamos de menos la falta de algo más de soltura en los momento puntuales ya comentados, al menos para ese precio.
Es el todo-en-uno que todos conocemos con una evolución lógica de hacia donde tiene que ir la computación personal de escritorio. ¿Echábamos de menos algo más de potencia? Sin duda, pero lo cierto es que se trata de un equipo muy prometedor que estamos deseando ver como evoluciona. A día de hoy, es el Mac más completo que puedes comprar, al menos, en lo que ofrece respecto a su relación entre pantalla y potencia y precio.
- La mejor pantalla en un Mac de toda la historia.
- El diseño sigue siendo exquisito.
- Muy silencioso.
- No incluye Target Display para poder ser utilizada como pantalla externa.
- Un HDD tradicional no está a la altura de esta máquina.
- 8GB de RAM, insuficientes para algunas tareas.
- Pocas opciones de ampliación en el futuro.
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