Noticia [Análisis] Immortal Redneck

Los rogue-like han llegado para quedarse en Nintendo Switch. Enter the Gungeon o el archiconocido The Binding of Isaac nos definen muy bien este “nuevo” concepto de juego donde la repetición y el desarrollo progresivo de nuestras habilidades (ya sean las nuestras propias como jugador o como personaje) van de la mano y se sitúan muy bien en esas partidas esporádicas que permite la portabilidad de Switch. Pero pocas veces hemos visto un intento de FPS con el género rogue-like en la consola de Nintendo (se me ocurre, por ejemplo, el aceptable pero olvidable One More Dugeon). Pero esta escueta (y concreta) parrilla de videojuegos FPS-Rogue-like encuentra una gran apuesta en Immortal Redneck, que nos lleva al Egipto más mágico y frenético de mano de un (perdonad la palabra) paleto estadounidense. ¡Yihaa!



Un viaje que acaba regular


Immortal Redneck nos cuenta la historia de un hombre más bien cortito que no se le ocurre otra cosa que recorrer las dunas del desierto de Egipto montado en quad. Obviamente, la idea no termina bien y acaba sumergiéndose en unas arenas movedizas y muriendo de una forma de todo menos respetable. Todo esto pues… bueno… para resucitar como una momia y acabar a tiros con todos los bichos que se encuentre dentro de una pirámide. Como veis, la trama no está muy trabajada, pero tampoco importa demasiado ya que el juego no se toma demasiado en serio y ayuda al aspecto cómico del mismo, muy al estilo de Duke Nukem o Doom. Cada nueva partida hará que la pirámide cambie sus salas de forma procedural, aunque hay que tener en cuenta que lo que cambia es la disposición de las mismas, no su forma o contenido. Esto se convierte en el elemento clave que incita al jugador a echar una partida más… y otra… y otra…

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Comienza la acción cuando nos hacen entrar en una pirámide y en la sala de bienvenida nos encontraremos con varias puertas que nos irán descubriendo nuevas salas que tendremos que limpiar de enemigos para seguir descubriendo más de la pirámide y acabar completándola, acabando con un jefe a mitad de la pirámide, y unos cuantos pisos más arriba, contra un jefe final. Cada vez que subamos un piso, las recompensas que obtendremos serán mayores (mucho más oro), pero el daño y el aguante de los enemigos también irán aumentando considerablemente (bastante más que las recompensas). Pequeños cocodrilos, momias, guerreros, arqueros, calaveras voladoras, demonios, ranas, magos y demás monstruos completan una plantilla de enemigos muy colorida, simpática y que realmente no desentonan nada con el aspecto egipcio de todo el juego.

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A lo largo de la pirámide iremos encontrando nuevas armas (desde lanzacohetes a reliquias mágicas hasta armas futuristas), y los cuerpos de los enemigos derrotados irán dejando oro, comida o munición, lo que nos permitirá seguir subiendo niveles dentro de la pirámide.Además de las salas que deberemos limpiar para seguir subiendo, también hay salas de los cofres o salas de pruebas que nos pedirán una acción para conseguir una recompensa. También encontraremos pergaminos que nos darán una característica pasiva (buena o mala) que solo descubriremos al cogerlos, y que nos durarán hasta que muramos: nos pueden dar más velocidad, quitar vida, darnos más daño, hacer más poderosos a los enemigos… y hasta hay uno que los convierte en gallinas.

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Los jefes finales no son extremadamente complicados, aunque deberemos pillar rápidamente su truco, ya que si no moriremos sin hacerles casi daño. Una vez superada la primera pirámide, se nos abrirá la puerta de una segunda y así hasta la tercera, donde los escenarios cambian ligeramente y nos encontraremos con nuevos enemigos y armas, añadiendo así aún más contenido.

Una vez muertos (creedme, moriréis bastante), el juego nos lleva de vuelta a la entrada de la pirámide, donde podremos gastar nuestro oro en un árbol de habilidades que irá creciendo a medida que vayamos aumentando nuestras estadísticas, además de desbloquear hasta 9 favores de los dioses. Estos favores hacen que realmente tengamos 9 personajes diferenciados para jugar, con unas armas iniciales concretas y unas habilidades pasivas y activas determinadas en cada favor (por ejemplo, con el favor de Apis podemos cargar con 4 armas en vez de 3, con el favor de Seth los enemigos se harán daño al golpearnos…) Esto añade mucha variedad al juego ( cada vez que desbloqueemos un personaje, aparecerán armas nuevas dentro de la pirámide), y expande las posibilidades. Además, Immortal Redneck “premia” que vayas variando de personaje, ya que en cada nueva partida, si cambias de personaje respecto a la anterior, obtendrás un pequeño bonus de vida, velocidad, daño, etc. Podremos desbloquear el Mercader, que nos permitirá adquirir medallones (una habilidad pasiva a nuestra elección) y comprar pergaminos fuera de la pirámide. Además, el juego nos obliga a gastar todo el dinero antes de entrar de nuevo en la pirámide, haciendo que cada vez intentemos llegar más lejos para conseguir mejores recompensas y mejorar a nuestro personaje (las mejoras se atribuyen también a los favores, aunque también tienen mejoras específicas).

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El pistolero más rápido del salvaje… ¿Egipto?


El juego no luce especialmente espectacular (se nota un recorte muy grande de la calidad de las texturas, y cuenta con un pronunciado efecto borroso/de grano que puede llegar a ser molesto especialmente en el modo portátil). Además, el juego en esta versión está limitado a 30 fps, aunque es cierto que durante todo mi tiempo de juego, no he sufrido una bajada de frames en ningún momento (y eso que la pantalla puede llenarse de proyectiles en cualquier momento). El sonido no destaca demasiado, sabemos que está ahí, pero al ser un juego tan basado en la repetición, la música ha de ser realmente buena para que no llegue a ser un tanto agotadora (esto le pasa a muchos roguelikes). Los efectos de sonido son aceptables, aunque a veces resultan molestos por una mezcla extraña en los niveles de audio. A todo esto hay que añadir los comentarios un pelín forzosos que hace nuestro personaje intentando hacernos reír mientras masacramos bichejos (y ojo, las primeras veces puede llegar a sacarnos una sonrisa, pero después de 20 horas de juego con los mismos chistes…).

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El control es bastante intuitivo, con que hayas jugado a un first person shooter te sentirás cómodo y algo muy característico del juego es su movimiento. La rapidez es esencial para acabar con los enemigos y nuestro personaje escala automáticamente los salientes por los que saltamos, dando unas buenas sensaciones y un cierto regustillo a Doom. Lo peor, y esto entiendo que es algo personal, es no poder apuntar a gusto a los enemigos. Un juego de tal frenetismo es más disfrutable si acertamos todos los tiros mientras vamos corriendo, pero esa habilidad es más bien para ratón y teclado, y eso se nota en el juego. El autoapuntado puede parecer excesivo en ocasiones, pero es realmente necesario para disfrutar del juego, si no sería tan frustrante que no merecería la pena.

Conclusión


Immortal Redneck es un FPS frenético y divertido que consigue ser desafiante sin llegar a ser un desafío imposible. A pesar de no ser perfecto, su extendida vida jugable y carácter de roguelike-FPS ambientando en un universo tan original lo convierten en un título muy recomendado para vuestra Nintendo Switch. Podéis encontrar Immortal Redneck en la eShop de Nintendo Switch por 19,99€/19,99$. Necesitaréis 1,9 GB de almacenamiento libre.


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