Noticia Anuncios míticos que crecieron con nosotros

Crecimos con ellos, los imitamos y los parodiamos en su momento. A día de hoy, algunos de sus eslóganes todavía perduran en nuestra memoria y en nuestro vocabulario. A continuación, veremos algunos de los anuncios que marcaron nuestra infancia y adolescencia.

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Un gesto que ha pasado a la historia

Le dimos el apodo de “el hombre de Martini”, y destacaba por su arrogancia, su buen vestir y esas gafas de sol. Puede que el anuncio en sí no lo recordemos, pero sí que se nos quedó grabado a fuego a ese pedazo de hombre haciendo un gesto muy sensual y a la vez, de lo más antinatural: pasarse el pulgar por los labios.

Pero claro, eso era suficiente para volver loca a todas aquellas que veían el anuncio, incluyendo a la mujer que salía en él, que terminaba por tragarse su anillo de casada. La cuestión es que el tipo creó tal tendencia, que fue un gesto representativo de la marca.

Después de este hombre, vinieron muchos más, entre ellos, George Clooney, pero ninguno causó tanta sensación como este primero.






“¡Eco! Quando arrivia a casa… merece un premio”

No podemos negar que gracias a este hombre, dimos nuestros primeros pinitos en el italiano. Aunque solo fuera para berrear a gritos ese “¡Eco!”, con todo el acento italiano que pudiéramos.

Aún así da que pensar: la señora acude al psicólogo por todo el estrés de ser una mujer trabajadora. Y lo que hace su doctor, con todo el entusiasmo del mundo, -quizás demasiado- es decirle que se tome un cappuccino cuando llegue a casa. Lo más lógico del mundo.

El anuncio tenía su gracia, pero el doctor en sí ponía los nervios a más de uno. Aún así, no es de los peores anuncios, porque si echamos un ojo a los otros spots que hizo este hombre para Nescafé, parecía que estaba hecho un donjuán gracias al café de sobre.





Scattergories, el “Stop” de pago

Nosotros ahora somos unos cutres, y jugamos al “stop” en algún rato muerto en el que estamos demasiado aburridos, pero hace unos cuantos años, muchas familias tenían el Scattergories, que era lo mismo, pero pagando, más ridículo, y con una sensación de creernos geniales.

El anuncio en sí es el colmo del petardeo, porque vemos al clásico aguafiestas que se va con el juego porque va perdiendo la partida. Al final, le conceden “barco como animal acuático”, y el hombre vuelve a la superfiesta. De ahí nace la mítica frase de “Se acepta pulpo como animal de compañía“. Justo lo que pensábamos.

Lo raro es que aún siga existiendo el juego, cuando nuestra versión casera y chapucera con boli y papel puede causar muchas más peleas familiares que esta modalidad de juego de mesa comprado.






¿Dónde está Curro? Curro se va al Caribe

Un anuncio mítico donde los haya. Ramón García, cuando no estaba rodando las campanadas, se quitaba la capa y la cambiaba por las gafas de buceo. Tomaba el papel de Curro y desaparecía, haciendo que todo el mundo se preguntase dónde estaba.

La respuesta era sencilla: Curro está en el Caribe, tomando el sol y pasándoselo genial mientras que el resto se mataba a trabajar. En una época donde ir de vacaciones era todo un privilegio, surgieron todos estos anuncios de compañías de viajes, en este caso, de Halcón Viajes.

Ya no se ven anuncios como estos. Pero claro, ahora ni siquiera Curro se va al Caribe.






Todo, todo y todo

Este es otro de los casos en el que el eslogan se nos ha quedado más que el propio anuncio. Lo que vemos es lo siguiente: varios niños en la guardería, presumiendo del trabajo de sus padres. Que si uno es guardia, otro bombero, la que tiene una madre doctora… y ya la niña de turno tenía que acabar la conversación con el mejor trabajo de todos: su padre es agente de Catalana Occidente, y arregla todo, todo y todo.

Y para muestra un botón, y al final del spot, la niña le pide que le arregle el oso de peluche. Mejor ser optimistas y pensar que también pudo con eso.

El caso es que el anuncio tuvo tal éxito, que la compañía ha intentado estirarlo lo máximo posible. Ya sea dándole un toque más serio, o reinventando este mismo sistema. Pero al parecer, por muy agente que seas, no han podido continuar con todo, todo y todo el éxito. Lástima, porque los niños son bastante graciosos, y la situación es bastante cotidiana.






Hoy comemos con Isabel

Podríamos decir sin equivocarnos, que ningún otro anuncio de atunes ha pasado a la historia de la publicidad. Y es que el mensaje era claro y conciso: “Qué bien, hoy comemos con Isabel”. Ahí, ahí, creando un juego de palabras simple pero fácil de memorizar.

Y si acompañamos esto con una serie de platos buenísimos y una melodía pegadiza y con pocas notas, tenemos el anuncio perfecto. Porque ha calado en lo más profundo de nuestras mentes, y aún podemos recordarlo, a pesar de haber escuchado bastantes versiones desde entonces.

A día de hoy Isabel sigue gozando de buena salud, y debe ser por estar siempre tan bien acompañada cuando come.






Philadelphia o cómo aprender a pronunciar bien una marca

Cuando volvemos a ver este anuncio, es lógico que nos preguntemos si, efectivamente, éramos tan borregos como para que nos hicieran un comercial para que así pudiéramos aprender cómo pronunciar la dichosa marca de queso fresco, creada por Kraft.

En el spot podemos ver cómo la niña intenta leer lo que pone en el envase, y lógicamente, lo pronuncia de una manera españolizada. Entonces su perfecta madre, le enseña la forma correcta. Para que luego la dichosa niña se las dé de sabionda durante la comida.

No podemos negar que el anuncio es original, y denota nuestra falta de conocimientos generales de inglés durante los años 90. Bueno, podemos decir que hemos mejorado. Aunque sea un poco.






El algodón no engaña

Siempre hemos tenido que elegir entre el Cola Cao y el Nesquick, entre la Coca Cola, y la Pepsi… y cómo no, entre Don Limpio y el mayordomo de Tenn. Pero no lo neguemos, fue el mayordomo el que se ganó nuestros corazones, con el algodón.

El señor, ya con sus años, entraba en el baño, para demostrar que efectivamente, el trabajo de la limpiadora no era lo suficientemente bueno. O su producto. Y es que pasaba el algodoncito por las encimeras, y te lo enseñaba tan negro como si no lo hubieras limpiado en un mes. Adiós al trabajo de la señora de la limpieza.

Bueno, al final todo se arreglaba porque utilizaban Tenn y volvían a hacer la prueba del algodón. Habría que comprobar si también se gastaron esa época cantidades ingentes de algodón. Aunque seguro que sí, porque normalmente imitamos todo lo que vemos. Solo que ahora lo convertimos en modas y hacemos vídeos virales.






Las muñecas de Famosa se dirigen al portal…

No existe la Navidad, si Famosa no echa su anuncio de muñecas. Aunque ahora son modernas y llevan extensiones, las muñecas de Famosa siempre han tenido que ir al portal de Belén. En algunos anuncios, era literal, porque podíamos ver, en blanco y negro, cómo se movían mientras se escuchaba el villancico, cantado por niños arrítmicos pero con mucho entusiasmo.

Cuando lo vemos con nuestros ojos del siglo XXI, no podemos dejar de sentir algo de repelús, porque en la sucesión rápida de imágenes podemos ver cómo incluso la Virgen te miraba de una forma un tanto tétrica. Aún así, en esa época lo consideraban incluso entrañable.

Seamos optimistas, podría ser peor. De fondo, se puede escuchar cómo cantan los niños: “Y Jesús en el pesebre, se ríe porque es alegre”. Imaginemos que de verdad se llega a reír la figurita. Sería para un cuento de terror. Pero seamos sinceros, una Navidad sin anuncios de Famosa, no es una Navidad.

Por cierto en 2014 este anuncio se ha vuelto a reponer y repetir en blanco y negro en televisión en una campaña vintage muy acertada.






El “calvo de la lotería” se fue, y con él, nuestra suerte

Vamos a acabar, no con un anuncio, sino con un persona que seguramente pasará a la historia de la publicidad. Si decimos el nombre de Clive Arrindell, seguramente nos sonará a chino, pero es porque nosotros lo conocemos como “el calvo de la lotería”.

Este hombre se pasó ocho navidades intentando que compráramos billetes de lotería. Eran buenos tiempos: los anuncios tenían moraleja, eran mágicos, y nos iba bien.

Pero desde que este hombre desapareció de nuestras vidas, las cosas no van tan bien. ¿Nadie ha pensado que desde que el señor Arrindell desapareció de nuestras televisiones en el 2006, en general todo ha ido a peor? Puede que incluso tenga relación. Ahora solo intentamos no horrorizarnos con los anuncios, mientras nos dan más material para parodias.



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