Noticia Así funciona el Ojo de Halcón, el juez del futuro en los deportes

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Cantar in o out es ahora más fácil y preciso que nunca.


Ser justo no es fácil. Y en ámbitos concretos como el deporte, en el que hay mil condicionantes más, aún menos. Por ello, cada vez con más frecuencia se recurre a la tecnología para poder interpretar mejor lo que nos rodea y, paralelamente, actuar en consecuencia. Ese es el caso del Ojo de Halcón, una tecnología que ha cosechado una gran popularidad en determinados deportes actuales -especialmente el tenis-.

El Ojo de Halcón, en el caso del tenis, permite a los jueces de línea interpretar de la mejor forma posible los botes de la pelota y las trayectorias que han seguido. Y es que, considerando las grandes velocidades que alcanzan las bolas en los encuentros de tenis (incluso más de 200 km/h) y los frecuentes botes en las líneas que delimitan la pista, es realmente difícil dictaminar si una bola ha sido in o out.

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En los torneos de primer nivel de la ATP, el Ojo de Halcón es imprescindible. Los jugadores recurren frecuentemente a él cuando consideran que la decisión del juez de línea es incorrecta. Concretamente, cada jugador puede reclamar el empleo del Ojo de Halcón unas tres veces por set (la tercera de ellas, solo si se llega al tie-break).

Diez cámaras, seis en las partes más anchas de la pista, y cuatro en las más estrechasPara que el sistema del Ojo de Halcón funcione correctamente, es necesario distribuir una serie de cámaras alrededor de la pista de tenis (hasta 10 cámaras), todas y cada una de ellas situadas en puntos clave. Todas estas cámaras cuentan con sensores de alta resolución y una tasa de FPS bastante alta (unos 60 FPS), lo que permite recoger la trayectoria de la bola en cada momento sin la pérdida de algún detalle.

Empleando la triangulación de imágenes, las capturas de las cámaras son procesadas más tarde por una unidad central, la cual se encarga de generar un mapa 3D de la pista y de recrear la trayectoria de la bola -eso es lo que vemos en televisión cuando se solicita el Ojo de Halcón-. A partir de ese mapa, se analiza cada bote de la bola para la creación de estadísticas detalladas (como las zonas en las que ha botado la bola tras realizarse el saque) y, obviamente, para dictaminar si una bola ha sido in o out.

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El margen de error de esta tecnología, en la actualidad, ronda los tres milímetros, una cifra realmente baja considerando las dificultades que conlleva procesar tanta información a una velocidad tan elevada. Es por esto por lo que, a pesar de que en sus inicios fue una tecnología muy cuestionada, se ha asentado en los principales torneos de la ATP -incluso en los de tierra batida, donde es menos necesario gracias a las marcas que suele dejar la bola al golpear la pista-.

La eficacia del Ojo de Halcón es tal que, en muchos otros deportes como el fútbol, se ha considerado su incorporación para facilitar la decisión ante disyuntivas como los fueras de juego o los goles fantasma. Y es que la tecnología, cada vez más, está muy presente en los ámbitos deportivos, algo que los más justos agradecerán -aunque con ello se pierdan las clásicas disputas entre amigos por decisiones arbitrarias cuestionables-.

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