La división de telefonía de LG no pasa por su mejor momento. La compañía coreana ha visto cómo poco a poco otros fabricantes, como Huawei y Xiaomi, se le han ido ganando terreno hasta dejar a las soluciones de LG en un segundo plano.
Y eso que los móviles del fabricante coreano no son malos. Para nada. El LG G7 ThinQ es una buena muestra de ello. El problema es que los intentos fallidos por innovar por parte del fabricante le han llevado a una situación realmente incómoda para la compañía.
Cuando presentaron el LG G5, el fabricante nos sorprendió con un diseño innovador que destacaba por su sistema modular. Pero ya en nuestro análisis del terminal nos quedó claro que la idea no había sido demasiado acertada, especialmente si tenemos en cuenta su poca autonomía. ¿El resultado? Un fracaso total en ventas del que no han podido remontar con sus sucesivos buques insignia.
A esto hay que sumarle la línea Q del fabricante que ofrece unos dispositivos muy por debajo de su abultado precio en términos de calidad, lo que ha hecho que la división de telefonía de LG esté en la cuerda floja.
LG toma decisiones para cambiar el rumbo de su división de móviles
Por ello los dirigentes de la compañía coreana han decidido cambiar las cosas y ponerse serios para recuperar las ventas de smartphones a nivel mundial. ¿El primer paso? dejar que entre aire fresco. Y aquí es donde aparece en escena Brian Kwon, actual presidente de la división de consumo para el hogar, que a partir del próximo 1 de diciembre se pondrá al frente del timón de la división de móviles con la intención de evitar que el barco se hunda por completo.
Y ojo, que hablamos de el bueno de Kwon es uno de los dirigentes mejor valorados dentro de la compañía, cosechando grandes éxitos en cuanto a venta de televisores, uno de los mercados en los que LG sigue dominando con puño de hierro, con permiso de Samsung, por lo que queda claro que la compañía con sede en Seúl se ha puesto seria.
La división de telefonía de LG necesita dar un giro de 180 grados si quiere revertir a tiempo la situación. Por suerte no estamos ante un HTC que lo único que hace es realizar pequeñas bocanadas de aire antes de hundirse completamente en un océano plagado de marcas que no superion gestionar su éxito. Pero el fabricante coreano aún está a tiempo, si sabe leer bien el mercado.
El primer paso que debe dar LG si quiere revitalizar las ventas de sus dispositivos es bajar el precio. Está muy bien que el LG G7 ThinQ sea resistente a golpes y caídas, cuente con una imponente pantalla con tecnología OLED además de un hardware realmente completo. Pero no puede costar inicialmente más que un buque insignia de Samsung. Así de sencillo.
La firma ha perdido la confianza por parte de los clientes por lo que necesita rebajar el precio de sus soluciones si quiere que los usuarios vuelvan a apostar por la compra de terminales de LG. Por otro lado, tiene que limpiar de cabo a rabo la gama media.
Y es que en este aspecto estamos ante un claro esperpento. Solo hay que ver los análisis del LG Q7 disponibles en la red para dejar claro que este terminal ni es un gama media ni debería costar los 350 euros con los que salió al mercado. ¿A quién se le ocurrió la idea de que un móvil bastante inferior técnicamente respecto a otros modelos del mismo rango de precio tendría éxito en el mercado? Nos compadecemos de los usuarios de un LG Q7 porque, sencillamente, han sido estafados.
Por último tenemos a los fabricantes chinos. Huawei y Xiaomi han llegado para quedarse. Y detrás vienen otras firmas como Oppo que pretenden conseguir un trozo del pastel europeo dentro del mundo de la telefonía móvil. LG tiene que adaptarse a esta nueva situación y saber que su objetivo ahora mismo no es Samsung, sino sobrevivir a los nuevos rivales a los que se enfrenta. Y para ello debe seguir sacando productos de calidad, pero a un precio mucho más razonable.
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