Otro año más, otro Assassin's Creed más. Viajamos a Londres en el debut de Ubisoft Quebec a los mandos de un juego completo: ¿está Assassin's Creed Syndicate a la altura?Recuerdo con cariño la época previa al lanzamiento del primer Assassin’s Creed: todo apuntaba a que estábamos delante del inicio de una gran saga que, de paso, era todo un portento técnico por aquel entonces. Además, conforme se acercaba la fecha de salida, los vídeos promocionales comenzaban a ser ciertamente enigmáticos, dejando entrever que el juego escondía algo más de lo que podía verse a simple viste. Y eso era, ni más ni menos, toda la trama relacionada con el presente.
Pero todavía recuerdo con más cariño Assassin’s Creed II; el inicio de la trilogía de Ezio sigue pareciéndome, a día de hoy, la mejor entrega de la saga y una de las aventuras más influyentes de la última década. En definitiva, me gusta la saga Assassin’s Creed y, disfrutando más o menos, he completado todas sus entregas.
No entraré en el tan manido tema de la sobreexplotación, ya tratado aquí, pero sí hablaré de algo que, a día de hoy, sigue sorprendiéndome en la que, con el trabajo y decisiones adecuadas, podría ser una de las franquicias más relevantes, en términos cualitativos, de la historia del videojuego. Assassin’s Creed me parece una franquicia incoherente, una ristra de lanzamientos inconsistentes dentro de su propia filosofía.
No parece haber una senda clara a la hora de tratar el presente, dándole suma importancia cuando el protagonista era Desmond y dando tumbos al respecto después de Assassin’s Creed III: desde entonces ha habido tramos jugables en primera persona, simplemente escenas de video o ciertas pruebas jugables con poca relación con lo visto hasta ahora. También se denota cierta falta de rumbo en las épocas y personajes: Ezio tuvo tres títulos mientras que, desde entonces, se ha ido saltando desde época histórica en época histórica (todas representadas de forma sobresaliente) con personajes que se han desarrollado de formas muy distintas: Pero lo peor es cuando estas incoherencias, estas ideas que no cuajan, terminan trasladándose al plano jugable. Ahí tenemos un Edward Kenway que se controlaba de manera mucho menos fluída y pulida que Connor, protagonista del juego anterior, o, metiéndonos ya en Syndicate, un sistema de combate que vuelve a dar varios pasos atrás con respecto a los cambios integrados en Unity.
Unity cedió en el terreno del espectáculo para ofrecer unos enfrentamientos más retantes en los que los enemigos nos atacaban sin cesar y nos exigían más atención mientras Syndicate no solo ofrece un combate que transmite sensaciones extrañas, encontrándonos con movimientos algo acelerados y poco contundentes, si no que simplifica en exceso nuestros encuentros: los enemigos vuelven a poco menos que hacer cola para que acabemos con ellos mientras que la mayor dificultad de los enemigos de rango superior no se materializa en una mayor agresividad o nuevas mecánicas si no en golpes que quitan mucha más vida y una resistencia superior. Uno de los peores y más planos sistemas de combate de la franquicia.
Moviéndonos al plano técnico, diría que es desde Assassin’s Creed III cuando cada título de la saga transmite la sensación de funcionar a trancas y barrancas, de correr en un hardware que no es suficiente o, más probable, no se sabe aprovechar de forma eficiente (ahí está la pésima optimización en PC). Son muchos los glitches y bugs (no miento si afirmo que me he encontrado con más de los que sufrí en Unity), sin duda, pero mayor es la sensación de inconsistencia gráfica general: NPCs que van y vienen, una IA que nos acostumbra a decisiones y movimientos extraños, clipping por doquier, etc.
Syndicate sigue teniendo todo eso. Es cierto que la tasa de frames no sufre tanto como en Unity pese a movernos en una ciudad más grande pero, como contraprestación, nos encontramos ante un apartado técnico sensiblemente inferior: demasiadas texturas dejan mucho que desear mientras, sobre todo, hay un exagerado paso atrás en la recreación y físicas de las telas o pelos, por ejemplo. Assassin’s Creed Syndicate es un juego más feo que Unity.
Parte de culpa en esto la tiene, evidentemente, que el título se desarrolle en una Londres inmersa en la revolución industrial que queda muy lejos, en términos estéticos y artísticos, de la París revolucionaria. Y esto, claro, supone que Ubisoft vuelve a acertar al recrear una ciudad y una época con un asombroso rigor en lo visual e histórico. Una pena que, de nuevo, parezcan empeñados en restar inmersión con un HUD todavía más excesivo que el visto en entregas anteriores; ahora contamos con un aro de aviso que rodea a nuestro personaje y que termina siendo bastante molesto (puede desactivarse en el menú de opciones pero con él también se van los indicadores de nivel, vida y atención de los enemigos, convirtiendo los combates en misión casi imposible).
Pero, evidentemente, Assassin’s Creed Syndicate da ciertos pasos adelante y toma alguna que otra decisión que se agradece. El contar con dos protagonistas diferenciados (en cuanto a carácter ya que, por desgracia, pocas son las diferencias con el mando en la mano) da algo más de variedad a una historia que aprovecha mejor su contexto histórico, está algo mejor contada y termina siendo algo más atractiva que la de Unity (pese a que, como en el juego del año pasado, termina desinflándose en demasía). Lo que sí es una mejora sustancial con respecto a la última entrega es el trabajo musical a cargo de Austin Wintory; el compositor de la banda sonora de Journey, entre otros, quizá ofrezca un trabajo con menos cohesión q
También es acertado el nuevo planteamiento de los objetivos secundarios: muchos, variados (las misiones relacionadas con personajes históricos y la resolución de crímenes son más que interesantes) y, sobre todo, útiles a largo plazo debido al planteamiento de conquista de áreas y guerra de bandas al más puro estilo Gangs of New York. Alegra además, aunque sea algo menor, que se deje atrás el contenido asociado a la companion app (eso sí, los micropagos siguen ahí).
Ha cambiado sobremanera, además, la forma en la que nos moveremos por una Londres más grande y de calles mucho más amplias. Se ha introducido la conducción de carros de caballos que, aunque algo arcade, cumple su función a la perfección y nos dará alguna que otra persecución de alta intesidad. Por otro lado, aunque sea algo que parece romper con la filosofía de la franquicia, se introduce un gancho con el que aligerar los tiempos de escalada y movernos entre edificios.
Assassin’s Creed Syndicate es, a su vez, un título que ha introducido varios cambios de peso (dos protagonistas principales o el uso del gancho) y un juego que ha dado varios pasos hacia atrás con respecto a Unity. Es un buen juego de aventuras que fácilmente entretendrá a cualquiera pero, de nuevo, vuelve a quedarse muy lejos, en rasgos generales, del nivel cualitativo que un día tuvo la saga. 7.5Es una pena que una saga que podría equipararse, en relevancia y calidad, a pilares del sector como Grand Theft Auto o Uncharted, se haya autolimitado a ser un decente juego de aventuras que queda muy lejos de aprovechar su tremendo potencial. El consuelo está en que, siempre que Ubisoft así lo quiera, Assassin’s Creed podrá ocupar un lugar privilegiado en la industria. - La impecable recreación de la ciudad de Londres - Ciertos objetivos secundarios son divertidos y sorprendentes - El trabajo musical de Austin Wintory- El sistema de combate: no ofrece buenas sensaciones y se ha visto simplificado con respecto a Unity. - Pese al evidente recorte, sigue lejos de ser un juego pulido y presenta fallos técnicos y gráficos. - La historia, pese a contarse mejor que en Unity, pierde interés y termina desinflándose. - El rumbo: tanto en lo argumental como en las secciones del presente, parece evidente que Ubisoft no sabe qué camino seguir.
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