
¡Pam!-¡Pam!-¡Crash! Berserk or Die es sinónimo de barbarie sin mesura. No se trata de destrucción visceral o de combos elaborados, que conste, sino de agresividad impulsiva. De hecho, su propuesta se resume en una frase: arrasar escenarios pixelados martilleando el teclado con las palmas de las manos abiertas. A lo bruto, de manera insistente y sin precisión. Si te funciona mejor, darle cabezazos hasta acabar con una tecla en la frente. Eso ya al gusto de cada uno.
La premisa de Berserk or Die es más sencilla que el mecanismo de un botijo: eres un guerrero que ataca a izquierda o derecha en un amplio campo de batalla. Si golpeas las teclas del lado derecho golpeas hacia ese lado. Si golpeas las del lado izquierdo del teclado hace lo mismo pero para el lado contrario. Cuantas más teclas pulses a la vez más potente será tu ataque, y pese a que hay un tope de resistencia de cara a desatar tu capacidad de destrucción, añades mejoras que sirven para echarle más gasolina al fuego. ¿Simple? Sí, y mucho. pero como videojuego funciona de escándalo. De hecho, engancha muy, muy fuerte.
Porque, como verás, lo nuevo de Nao Shibata no tiene sutilezas y no tampoco las necesita: como en su anterior trabajo (Ninja or Die) se apuesta por la acción sin límites con una estética retro que juega en su favor, pero del minimalismo de emplear un solo botón para casi todo de aquel juego pasamos al exceso de aporrear los controles hasta que se esconda el sol. ¿Y qué es lo que pasa entonces? Ahí es dónde podemos comprar las mejoras para volver a la carga y volver a ponerlo todo patas arriba. Hasta no dejar títere con cabeza.
Te confieso que al principio Berserk or Die se hace extraño. Tienes que cambiar el chip para asimilar que la precisión casi hay que tirarla por la borda para sacarle todo el jugo al juego. Para dejarte llevar por algo tan simple como golpear el teclado a sabiendas de que cuantas más teclas pulses a la vez, más potente será tu ataque. Hay bloqueos, ya hablaremos de ellos. Pero poco a poco, cuando entiendes la naturaleza del juego y la pretensión de su creador, llegas ese punto en común que tienen los grandes juegos de acción: conforme más arrasas, más te acaba gustando.
Esa clase de chaladuras por las que merece la pena estrenar teclado
Berserk or Die está publicado por poncle, los creadores de Vampire Survivors, y pese a que la experiencia de juego es radicalmente diferente a su purga vampírica hay zonas comunes entre ambos juegos: tenemos un estilo visual de marcado clásico y su infinita rejugabilidad (con toneladas de secretos) reposa en cómo se cristaliza la supervivencia contra hordas y el sistema de progreso y mejoras hasta caer tumbado de un roguelite. Las similitudes -más o menos- acaban ahí.
Entonces, ¿toda la gracia de Berserk or Die está en destruir a golpes tu teclado? No exactamente. Pese a que darle manotazos a las teclas es la dinámica general de una partida, como el que aporrea un piano para hacer simple ruido y de manera molesta, a través de este proceso se insufla un tipo de emoción diferente a la hora de atacar.
Nao Shibata le plantea al jugador algo un poco parecido a un MUSOU, dado que al final eres solo uno contra oleadas de enemigos, pero el tipo de satisfacción que obtienes al asestar golpes brutales o machacar infinitos enemigos es algo distintivo. Algo especial. ¿Y qué pasa cuando caes? La respuesta corta es que empiezas (casi) de cero. Pero, incluso en esas, tienes esa percepción de que has descargado tu rabia contenida en un juego. Y si te quedaba algo igual te interesará volver a por más.
Como Vampire Survivors, al empezar de nuevo en Berserk or Die pierdes todo lo logrado en cuanto a mejoras y las compras nocturnas de la tienda que has añadido a tu repertorio durante el juego, pero regresas con algo nuevo desbloqueado. A veces se trata de un nuevo escenario o puede ser algo que aparece en la armería. Esa clase de novedad que logra que te cuestiones si vuelves al escritorio de Windows tras propinar una paliza a romanos, egipcios o samuráis digna de los Galos de Uderzo y Goscinny... o sigues castigando tu teclado.
Tentándote, en última instancia, a que le des a ese enorme botón que pone "Ir al campo de batalla" cuando pensaste que era la última partida.
¿Y qué pasa si tengo un mando de toda la vida no quiero romper mi único teclado? Una pregunta verdaderamente justa, que conste. Puedes jugar a Berserk or Die hasta con un mando de Xbox 360 (yo lo he hecho) machacando sus gatillos y, si te digo la verdad, funciona de maravilla y se gana cierta precisión. Toda la precisión que puedes esperar de golpear con mayor o menor brusquedad hacia un lado u otro, que conste. Pero se pierde ese elemento visceral que le da identidad al juego. Esa locura que Nao Shibata parece haber tomado prestada del Street fighter original.
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La noticia Berserk or Die existe para que descarges toda tu rabia contra el teclado... Incluso si lo acabas destruyendo fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .
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