Noticia Biorremediación, la única lección tecnológica positiva del Prestige

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Once años después del desastre del Prestige, quizás la única lección tecnológica positiva con la que podemos quedarnos es con el avance de la investigación en biorremediación. ¿En qué consiste?


Hace un par de días, la Audiencia de A Coruña hacía pública la sentencia sobre los imputados en el caso Prestige, relacionado con el mayor desastre ecológico que provocó el hundimiento del buque petrolero frente a las costas gallegas, que supuso sin duda un ataque directo al medio ambiente y a las costas de buena parte de la geografía española.

El anuncio de la sentencia ha sido, sin lugar a dudas, muy polémico, ya que la Audiencia decidió absolver del delito medioambiental a todos los acusados, y el único que recibía un pequeño castigo era el capitán del barco, condenado a nueve meses por desobediencia.

La falta de responsabilidades políticas existentes en aquel noviembre de 2002, sumada a la falsa de responsabilidades penales, han provocado una oleada de indignación entre todos los que vieron las costas gallegas, asturianas (incluso francesas) teñirse del color negro del chapapote que contenía el barco. Quizás de aquella época solo podemos quedarnos con la inmensa ayuda ciudadana que llegó en forma de voluntarios para limpiar las playas y los animales afectados.

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Luis Miguel Bugallo (Wikimedia)


Once años después del Prestige, puede que solo podamos sacar un mensaje positivo en perspectiva: el espectacular desarrollo de la biorremediación durante la última década. Esta aplicación tecnológica se basa en el uso de organismos vivos (principalmente bacterias), en cuya dieta habitual se encuentren compuestos presentes, por ejemplo, en la marea negra que azotó las costas tras el hundimiento del Prestige.

La biorremediación es un área particular de desarrollo de la biotecnología medioambiental, en la que se tratan de aplicar organismos vivos o partes de los mismos (como proteínas específicas), para tratar de limpiar contaminaciones, como ocurrió hace once años.

Quizás movidos por la impresionante marea ciudadana que llegó a Galicia, científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se pusieron manos a la obra de manera casi inmediata, para tratar de aplicar la biorremediación en el caso Prestige. Una de las iniciativas se llevó a cabo en la Isla de Sálvora.

En esta isla, situada cerca de la ría de Arousa, la contaminación del petróleo había llegado con fuerza tras el hundimiento del Prestige. ¿Podría una sola bacterias limpiar todo aquello que la acción humana había estropeado? Los investigadores del CSIC probaron la eficacia de Pseudomonas putida, un microorganismo muy utilizado en biorremediación.

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EMSL (Flickr)


Lo que hacen estas bacterias es iniciar un proceso conocido como oxidación biológica de los hidrocarburos, porque cuentan con proteínas específicas que les permiten, literalmente, romper estos compuestos químicos. En otras palabras, Pseudomonas putida es capaz de comerse buena parte de estos materiales contaminantes.

La biorremediación in situ no fue la única aproximación científica que se planteó en el caso Prestige. En otros casos, los investigadores trataron de estudiar las comunidades microbianas que lograban vivir sin problemas con altas concentraciones de hidrocarburos. Otras ideas plantearon desarrollar técnicas de bioaumentación, que buscaban aumentar el número de bacterias para tratar de limpiar antes el petróleo.

El impulso de la biorremediación no se desarrolló únicamente con el desastre del Prestige, sino que otras catástrofes, como la provocada por el Exxon Valdez en 1989 en Alaska, también permitió el inicio de muchas de estas investigaciones.

Once años después del hundimiento del Prestige, aún podemos leer publicaciones científicas recientes sobre estudios en biorremediación y biodegradación, que prosiguen con la caracterización de estas bacterias. Estos trabajos son fundamentales para poder implementar en el futuro técnicas de limpieza biológica de estas manchas de petróleo.

En días de tanta indignación por la sentencia del Prestige, quizás haya que quedarse con la parte positiva de aquel caso: el importante movimiento ciudadano que provocó y las investigaciones punteras en biorremediación que aún a día de hoy consiguen resultados importantes para el futuro.

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