BlaBlaCar, la plataforma de economía colaborativa más conocida a nivel mundial, anuncia su llegada a otro nuevo país: Brasil. Supone una de las mayores oportunidades en este momento por tratarse de uno de los países con los peajes más caros del mundo.
La ruptura de fronteras sigue siendo uno de los mayores hitos para cualquier startup. Si dicha empresa además tiene el beneplácito de la mayor parte del público, y en cierto modo, se le guarda algo de cariño las noticia se celebra mucho más.
La seguridad de la plataforma será un elemento esencial en BrasilEs el caso de BlaBlaCar, que acaba de anunciar su desembarco en Brasil. Concretamente en la ciudad de Sao Paulo, donde han instalado sus oficinas centrales. En abril de este año llegaban a México, y con este ya serían dos las geografías que controlan al sur del continente.
¿Por qué Brasil? Una de las razones que ha encontrado la plataforma de economía colaborativa para instalarse allí es por el alto precio que supone hacer un viaje en coche en dicho país. Cuentan con unas enormes distancias que nada tienen que ver con las que manejamos aquí en Europa, unos elevados precios de combustibles y, sobre todo, con uno de los sistemas de peaje más caros del mundo.
Lugares en los que BlaBlaCar ya opera
Ocupando el puesto número veinte en la lista de países con la insignia de BlaBlaCar, Brasil era una elección segura por la alta conectividad con la que cuentan sus habitantes. Una población 205 millones de personas y una flota total de cincuenta millones de coches, BlaBlaCar en Brasil ya es un hecho. Además, según ha informado Ricardo Leite, nuevo Country Manager de la plataforma en Brasil, en una nota de prensa:
"BlaBlaCar cuenta con una sólida trayectoria de lanzamientos en nuevos mercados por todo el mundo, así como con innovaciones diseñadas específicamente para potenciar la confianza."
De esto intuimos que la cuestión de la seguridad, al igual que nos confirmaron en con México, está controlada y se contempla un incremento de las medidas de seguimiento tanto de conductores como de pasajeros a través de algoritmos y revisiones manuales y periódicas.
Ahora solo cabe esperar que no se encuentren con las mismas trabas que han tenido en España durante los últimos meses, y puedan operar sin que la competencia directa les mande a juicio.
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