Si pensamos en los rivales históricos de Apple, lo normal es que se nos vengan a la cabeza siempre los mismos nombres: Microsoft, Google, Samsung... Cada uno ha tenido su momento de choque frontal con Cupertino, ya fuera en los ordenadores, en los móviles o en los sistemas operativos. Durante años ha tenido sentido ver la competencia ahí.
El contexto, sin embargo, ha cambiado. El mercado del ordenador y del smartphone está maduro: Windows y macOS conviven sin grandes sorpresas, igual que iOS y Android se reparten el mundo con cuotas más o menos estables. La batalla importante ya no es por el dispositivo que llevamos en el bolsillo, sino por lo que nos vamos a poner en la cara. Y en ese nuevo escenario, el nombre del rival principal de Apple ya no es Microsoft ni Google: es Meta.
Hasta hace poco, Meta era "la empresa de las redes sociales": Facebook, Instagram y WhatsApp. Piezas que encajaban bastante bien dentro del ecosistema Apple. Pero con el auge de la Inteligencia Artificial y el tropiezo de Apple en este campo, esa foto se ha movido. Meta ha dejado de ser solo la compañía de las stories, fotos y mensajes de audio para convertirse en quien está presionando a Apple donde más le duele: en el talento interno y en el futuro de las gafas inteligentes.
Microsoft y Google ya no son el enemigo: son hasta socios
Para entender por qué Meta preocupa tanto, hay que mirar primero a esos "enemigos clásicos". Cuesta ver a Google como el gran adversario cuando, en la práctica, se ha convertido en el salvador de Apple en inteligencia artificial.
El despliegue de Apple Intelligence y la nueva Siri pasa por un modelo híbrido en el que Apple pone la capa de privacidad y Google, con Gemini, aporta buena parte del conocimiento. Si el asistente depende de la tecnología de tu supuesto rival, la relación ya no es tan mala como antes.
Con Microsoft ocurre algo parecido. Sigue habiendo competencia en varios frentes, pero también cooperación: Office está en todos los dispositivos de Apple y los fichajes entre ambas compañías entran dentro de la lógica habitual del sector. Son empresas que se reparten el presente. Meta, en cambio, quiere posicionarse como la compañía que defina el siguiente dispositivo de masas.
Zuckerberg, experto en pescar en río revuelto
Meta ha detectado el momento de debilidad en Apple. En plena transición interna, con jubilaciones, reestructuraciones y dudas sobre la estrategia de IA, ha sabido aprovechar (y tentar) parte de su talento. Mark Zuckerberg ha aprovechado la situación y ha decidido actuar donde más duele: en los equipos que definen el producto y la IA.
Y no hablamos de que Meta se esté llevando a becarios o personal "junior". Entre los nombres está Ruoming Pang, que dirigía los Apple Foundation Models y se marchó con una oferta valorada en unos 200 millones de dólares, o Ke Yang, a quien Apple acababa de poner al frente del proyecto de buscador con IA antes de que también fichara por Meta.
A ellos se suman perfiles como Jian Zhang, responsable de investigación en inteligencia artificial para robótica, y parte del equipo de Foundation Models, en una fuga de cerebros que Apple no ha querido frenar a golpe de talonario.
Y está, sobre todo, el nombre de Alan Dye: casi veinte años diseñando cómo se ve y se usa el software de Apple, desde las cajas del iPhone hasta visionOS, y ahora fichado por Meta para liderar la interfaz de sus gafas. Que uno de los grandes responsables de cómo se siente un producto de Apple se vaya precisamente a la empresa que quiere competir en ese terreno se merece, cuanto menos, una reflexión.
Porque lo que está en juego no es solo un sueldo más alto o un cambio de aires. Alan Dye ha sido durante dos décadas una de las personas que mejor entendía cómo traducir la tecnología en algo que se siente natural, humano, casi invisible. Que ahora Meta tenga acceso a esa forma de pensar, justo cuando están explotando más que nunca sus propias gafas, no es un fichaje más: es llevarle el manual de instrucciones.
El cambio de rumbo: de Vision Pro a las gafas "para todos los días"
Ahí encaja también el giro estratégico que hemos visto este año. Durante los últimos años, el gran proyecto de Apple en realidad mixta fue Vision Pro: un visor espectacular y pensado para usos muy concretos, casi siempre en casa o en entornos profesionales. Es, en la práctica, el equivalente al Mac: una máquina potentísima, pero que exige tiempo y un contexto de uso muy definido. No es un producto para llevar por la calle.
Meta, mientras tanto, ha ido por otro camino con sus Ray-Ban: gafas que parecen corrientes, con cámaras, audio e IA integrada, pensadas para estar siempre puestas. Han entendido que el dispositivo realmente masivo no será un casco voluminoso, sino unas gafas que casi olvidas que llevas.
Apple ha reaccionado: ha relegado la versión "barata" de Vision Pro y ha movido parte del equipo a un nuevo proyecto de gafas inteligentes, con un primer modelo sin pantalla propia previsto para 2027 y otro, con pantalla, pensado para competir de tú a tú con las Ray-Ban Display de Meta.
Vision Pro va camino de ocupar el lugar del Mac (profesional, de nicho), mientras que las gafas son la gran apuesta para convertirse en el nuevo iPhone de esta etapa. El problema es que Meta ya juega ese partido en el mercado, mientras que Apple sigue preparando su alineación.
La carrera por el asistente que sí te escucha
La otra gran diferencia está en quién pone la inteligencia. Las gafas de Meta ya cuentan con un asistente capaz de ver lo que te rodea, describirlo, traducir textos o contestar en tiempo real aprovechando una IA multimodal propia. Son funciones que hoy puede usar cualquiera que compre el producto.
En el lado de Apple, el gran salto de Siri se ha retrasado, Apple Intelligence ha tenido una recepción tibia y la compañía se ha visto obligada a apoyarse en modelos externos para cubrir parte de esas carencias.
En muy pocos años, Meta ha pasado de ser "la empresa que compró WhatsApp" a marcar el paso en gafas inteligentes y en muchas de las aplicaciones prácticas de la IA. Tiene producto en la calle, controla su tecnología y, además, está contratando a parte del talento que hacía que Apple fuese diferente. La guerra acaba de empezar, pero por primera vez en mucho tiempo da la sensación de que Apple no es quien marca el ritmo, sino quien tiene que acelerarse para no quedarse atrás.
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La noticia Cada vez está más claro que el principal competidor de Apple no es Samsung ni Microsoft. Es Meta. Y la guerra acaba de empezar fue publicada originalmente en Applesfera por Guille Lomener .
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