Noticia Calentando la Keynote, parte V: "Desaparecido en Combate"

El Coronel James Braddock golpeó una, dos, tres veces con la culata de su M16 el candado de aquella reja de bambú mientras sentía el calor de las llamas a su espalda y se agachaba, imperceptiblemente, cuando los barriles de combustible explotaban dejando una estela de humo mientras caían en aquel río de Vietnam. Al final, la puerta se abrió y entre las sombras apareció una cara sucia, demacrada, que intentaba protegerse de la luz. ¿Cómo te llamas, hijo? – "Phi-Phi-Phil Schiller, señor…". Braddock pasó un brazo por encima de sus hombros, lo levantó y mientras bajaban aquella colina devastada a sangre y fuego le dijo "No te preocupes hijo, volvemos a casa".
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