En una decisión que apela completamente al sentido común y restaura un poco nuestra fe en la humanidad, el Estado de California en los Estados Unidos ha aprobado una ley que prohíbe a los padres usar sus creencias personales como razón para no vacunar a sus hijos. Bajo esta nueva ley, sin embargo, los padres pueden decidir no vacunar a sus hijos si así lo desean, pero los niños no tendrán permitido asistir a escuelas públicas o guarderías. Niños que no puedan ser vacunados por razones medicas están exentos de la reglas.
El movimiento antivacunas cada vez más popular entre la gente que parece no haber leído un libro de historia en sus vidas para entender que muchas de las plagas contra las que todos nos inmunizamos de niños estuvieron a punto de acabar con la raza humana en algún momento, ha hecho que enfermedades que en muchos países ya se daban por exterminadas hayan regresado como una amenaza palpable y peligrosísima. El fin de semana pasado, esta iniciativa que no tiene ni pies ni cabeza, se cobró su primera victima en España. Algo que pudo haberse prevenido, termina en una terrible desgracia por la aparición de un debate que no es tal.
Las vacunas tienen riesgos, pero los beneficios de usarlas son inmensamente mayores en comparación. Decidir no vacunar a un niño por miedo o por creencias personales, es una muestra de la desinformación y la falta de educación en la sociedad. Las vacunas han logrado erradicar enfermedades que mataron millones de personas en el pasado, no son un capricho ni una conspiración de gobiernos y farmacéuticas. Son una forma eficaz de proteger la salud publica y evitar epidemias.
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