Noticia Carga rápida PD, QC y VOOC: guía completa y comparativa real

qué Carga rápida PD, QC y VOOC es mejor


Si alguna vez te has preguntado por qué algunos móviles llegan al 100% en menos de media hora mientras otros tardan casi dos, o qué demonios cambia entre USB Power Delivery (PD), Qualcomm Quick Charge (QC) y VOOC / SuperVOOC, aquí vas a encontrar una explicación con calma, pero sin rodeos sobre la carga rápida: qué hace cada sistema, cómo se reparten el calor, qué pasa con la batería y qué cargadores merece la pena comprar.

A lo largo del artículo vamos a ir hilando toda la información sobre PD, QC, VOOC y otros protocolos propietarios, comparando cifras reales de potencia, compatibilidades entre marcas y qué debes mirar en especificaciones, cargador y cable para conseguir cargas muy rápidas sin freír la batería… ni jugar a la ruleta rusa con un ladrillo de dudosa procedencia.

¿Qué es realmente la carga rápida y por qué no todo vale?​


Cuando hablamos de carga rápida nos referimos a un conjunto de tecnologías que permiten que la batería reciba más vatios en menos tiempo que con el típico cargador antiguo de 5 V y 1 A (5 W). La potencia (W) es el resultado de multiplicar voltaje (V) por intensidad o corriente (A), así que para acelerar la carga se sube una, la otra o ambas a la vez.

Sobre el papel parece fácil, pero en la práctica manda la física: cada batería está diseñada para aguantar solo cierta potencia máxima y cierto margen de temperatura. Si se intenta forzar por encima de lo que soportan sus celdas y su circuito de gestión, se degrada antes, puede hincharse y en el peor escenario llega a ser peligrosa.

Por eso no sirve enchufar “el cargador más bruto” que encuentres y ya está: móvil, cargador y cable deben hablar el mismo idioma de carga rápida (protocolo) y negociar en tiempo real cuánta energía se puede entregar en cada momento sin disparar el calor.

Los fabricantes han seguido caminos distintos. Algunos sistemas elevan sobre todo el voltaje; otros, como VOOC y derivados, rehúyen los voltajes muy altos y apuestan por corrientes enormes a bajo voltaje; y muchos combinan ambas cosas. De ahí salen nombres como Quick Charge, USB PD, SuperVOOC, Warp Charge, SuperCharge, Pump Express, TurboPower, etc.: son básicamente protocolos de comunicación y control de potencia.

Un matiz clave: cargar más deprisa casi nunca sale gratis en calor. El calor es el gran enemigo de la batería, así que cada estándar implementa su propia estrategia: unos mueven la mayor parte de la conversión de energía al cargador, otros afinan el voltaje con PPS, y casi todos ya tiran de componentes más eficientes como el GaN (nitruro de galio) para reducir pérdidas y tamaño.

VOOC y SuperVOOC: la receta de Oppo a base de bajo voltaje y mucho amperaje​


Dentro de las tecnologías más llamativas está VOOC (Voltage Open Loop Multi-step Constant-Current Charging), desarrollada por Oppo y extendida al resto del grupo BBK (OnePlus 8T con Warp/Dash, Realme con sus propios nombres). Es un sistema propietario y patentado, así que su compatibilidad oficial se ciñe a móviles con hardware específico dentro de este ecosistema.

La idea detrás de VOOC y, sobre todo, de SuperVOOC es clara: en lugar de disparar el voltaje como hacía el Quick Charge clásico, se mantiene un voltaje relativamente bajo (en torno a 5-11 V según generación) y se aumenta mucho la intensidad. Un VOOC original rondaba los 5 V y 4 A (20 W), mientras que las generaciones SuperVOOC actuales alcanzan 50 W, 65 W y más de 100 W a base de jugar con corrientes muy altas.

Esta estrategia tiene una ventaja práctica: al no subir tanto el voltaje, se reduce la generación de calor dentro del propio teléfono. El cargador asume casi todo el trabajo de conversión, así que es él quien se calienta más, mientras el móvil va bastante más fresco, algo que alarga la vida de la batería y hace más cómodo usarlo mientras carga.

En números concretos, un sistema SuperVOOC de 65 W puede llenar una batería de unos 4.000 mAh en unos 25-35 minutos, dependiendo del modelo y la temperatura ambiente. Para lograrlo, Oppo y OnePlus suelen usar baterías de doble celda y una comunicación continua cargador-teléfono que ajusta la intensidad, vigila termistores y modifica la curva de carga cuando se acerca al 100%.

Eso sí, hay una condición no negociable: VOOC y SuperVOOC exigen adaptador específico y cable reforzado, pensados para manejar más de 4 A de forma segura. Si conectas un Oppo o un OnePlus con un cargador o cable genérico, el móvil carga, pero se cae a ritmos normales, sin activar la carga ultra rápida de la casa.

El protocolo de carga de Oppo y un ecosistema entero alrededor​


Lo que solemos llamar “protocolo de carga de Oppo” no es solo un logo en el cargador: es un estándar propio con gestión avanzada de voltaje, control térmico muy agresivo y comunicación exclusiva entre adaptador y dispositivo, con negociación dinámica de potencia según el estado de la batería.

VOOC usa una filosofía de corriente constante por etapas: el cargador va ajustando la intensidad en varios peldaños a medida que avanza la carga, sin necesidad de subir mucho la tensión. Con ello se minimizan las pérdidas térmicas en el teléfono y se consigue una eficiencia altísima, sobre todo en los primeros minutos donde el usuario ve subir el porcentaje como un cohete.

El protocolo de Oppo suele reservarse para gamas medias potentes y gamas altas (Find X, Reno, muchos Realme, buena parte de OnePlus bajo Warp / SUPERVOOC). No es raro ver cifras de 65 W, 80 W, 100 W o más, dejando viejos estándares a la altura del betún en tiempos de carga.

Para cubrir la demanda de marcas que quieren integrar estas tecnologías, fabricantes B2B como Wecent producen cargadores GaN y accesorios OEM/ODM con soporte para el protocolo de Oppo, normalmente combinándolo con USB PD, PPS o Quick Charge en el mismo ladrillo. De esta forma una marca puede vender un único cargador compatible con VOOC/SuperVOOC y, a la vez, con móviles, tablets y portátiles PD.

Buena parte de esta producción se concentra en Shenzhen y la provincia china de Guangdong, donde ya tienen rodados los procesos de fabricación de GaN, las pruebas de laboratorio y las certificaciones internacionales (CE, FCC, RoHS, PSE, etc.) para abastecer a clientes de todo el mundo.

Carga rápida PD, QC y VOOC


Seguridad, GaN y AirVOOC: cómo se controla el riesgo​


Una preocupación muy extendida es si la carga rápida estropea la batería. En el ecosistema de Oppo la respuesta pasa por dos ejes: un protocolo muy controlado y un sistema de seguridad por capas que monitoriza tensión, corriente, temperatura y estado de la celda continuamente.

Entre sus protecciones típicas hay corte por sobretensión, protección frente a cortocircuitos, control de sobrecarga y algoritmos específicos para el tramo final de la recarga, justo cuando la batería es más delicada. Esta arquitectura multicapa reduce al mínimo el riesgo de sobrecalentamiento serio y ayuda a que la pérdida de capacidad con los años sea más gradual.

En paralelo, Oppo y sus socios han ido migrando sus adaptadores a semiconductores GaN (nitruro de galio). El GaN es más eficiente que el silicio clásico: permite cargadores más compactos, con más potencia y menos calor. De ahí que hoy tengamos ladrillos de bolsillo capaces de entregar más de 100 W sin convertirse en una estufa.

La apuesta también llega a la parte inalámbrica. Con AirVOOC, Oppo traslada su filosofía de cargas agresivas pero controladas al mundo de las bases Qi modificadas, consiguiendo potencias altas (muy por encima de los 5-10 W tradicionales) y tiempos que se acercan a la carga por cable, siempre que uses una base certificada para este protocolo.

Fabricantes como Wecent no se quedan solo en el diseño: también asumen las pruebas de estrés, control de calidad y certificaciones necesarias para que los cargadores puedan venderse en Europa, Estados Unidos y Asia sin tropiezos legales ni problemas de seguridad.

USB Power Delivery (PD): el estándar abierto y todoterreno​


Frente a sistemas propietarios tipo VOOC, el rey de los estándares abiertos es USB Power Delivery (USB PD). Es el protocolo recomendado por Google en Android y el que usa Apple para iPhone, iPad y la mayoría de MacBook con USB‑C. Su gran baza es que es flexible y multimarca de origen.

Con PD, cargador y dispositivo negocian no solo el voltaje, sino también la intensidad y el perfil de potencia. Un único adaptador puede cargar un móvil a 18-30 W, una tablet a 30-45 W y un portátil ligero a 60-100 W sin despeinarse. Las versiones actuales de PD llegan de sobra a 100 W, y con PD 3.1 se abre la puerta hasta los 240 W para equipos muy tragones.

Un ejemplo típico: desde el iPhone 8, si usas un adaptador USB‑C compatible con PD (18, 20, 29, 30, 61, 87 W, etc.), el teléfono puede subir hasta el 50% de batería en unos 30 minutos. Lo mismo ocurre con muchos Android modernos que combinan su sistema propietario con PD como “plan B” universal.

Otra gracia de PD es el modo PPS (Programmable Power Supply), una extensión de PD 3.0 que permite ajustar el voltaje en pasos muy pequeños (del orden de 20 mV) y la corriente de forma dinámica durante la carga. Esto mejora la eficiencia, baja la temperatura y permite mantener potencias altas más tiempo sin castigar tanto la batería.

Si quieres un único adaptador que sirva para casi todo, lo más sensato es un cargador USB‑C PD con PPS: te vale para móviles Android, iPhone (con cable adecuado), tablets modernas, consolas portátiles como Nintendo Switch y la mayoría de portátiles con USB‑C. Eso sí, la velocidad real la marca siempre el dispositivo y la calidad del cable.

Quick Charge (QC): del pionero a su fusión con PD​


Qualcomm Quick Charge fue durante años sinónimo de carga rápida en Android, especialmente en móviles con procesadores Snapdragon. Aunque hoy convive con muchos otros sistemas, sigue muy presente, y algunas marcas basan sus tecnologías propias directamente en QC.

QC ha evolucionado bastante: QC 1.0 se quedaba en 5 V y 2 A (10 W); QC 2.0 añadió niveles a 5, 9 y 12 V y hasta 18 W; QC 3.0 mejoró la regulación de voltaje con pasos más finos para reducir el calor; con QC 4.0 y 4+ Qualcomm se alinea con USB PD 3.0, mantiene potencias en torno a 27 W y refuerza protección y eficiencia.

Uno de sus puntos fuertes es la retrocompatibilidad: un cargador QC 4+ puede cargar sin problema un móvil QC 2.0 o 3.0 a la máxima velocidad que el terminal admita. Marcas como Motorola (TurboPower) o Samsung con su antigua Adaptive Fast Charging se apoyan en QC 2.0, de modo que muchos cargadores QC de terceros funcionan a toda máquina con estos teléfonos.

En el mercado actual es muy habitual ver cargadores multipuerto que anuncian compatibilidad simultánea con QC 3.0 y USB PD. En esos casos la potencia total se reparte entre puertos cuando conectas varios aparatos, así que conviene mirar siempre la tabla de salida para saber qué te da cada puerto en cada escenario.

Para que Quick Charge se active de verdad, tanto el adaptador como el móvil deben soportar el protocolo. Si enchufas un teléfono sin QC a un cargador Quick Charge, cargará, pero se quedará en los perfiles USB básicos de 5 V y la velocidad será muy inferior a la esperada.

Otros sistemas propietarios: SuperCharge, Warp, Pump Express, TurboPower…​


Además de VOOC/SuperVOOC, PD y QC, casi cada gran fabricante ha creado su salsa propia de carga rápida para aprovechar al límite su hardware y diferenciarse.

En el ecosistema BBK, además de VOOC, tenemos Warp Charge de OnePlus (30 W, 65 W, etc.). Por ejemplo, Warp Charge 30T promete cargar un OnePlus 7T del 0 a ~70% en unos 30 minutos con 30 W. Otra vez el truco está en que la gestión térmica y la mayor parte de conversión se hace en el cargador, que debe ser el oficial para activar la velocidad máxima.

MediaTek Pump Express va ya por su cuarta generación. Comparte muchos conceptos con Quick Charge y en su versión 4.0 también es compatible con USB PD 3.0, así que un móvil con Pump Express 4.0 puede aprovechar bien un cargador PD 3.0.

Meizu Super mCharge llega a unos 55 W (11 V, 5 A) en ciertos modelos de la marca. Como en otros sistemas de alto amperaje, exige cargador y cable dedicados para mantener la temperatura controlada por debajo de unos 39 ºC.

Por su parte, Motorola TurboPower se monta sobre la base de Qualcomm, pero añade un plus de gestión por software para vigilar el estado de la batería y el calor. Otras marcas han lanzado variantes sobre QC o PD con nombres comerciales propios, pero en el fondo todas giran alrededor de lo mismo: más vatios con control estricto de temperatura.

VOOC frente a PD y QC: diferencias técnicas y reparto del calor​


Una duda recurrente es si USB Power Delivery puede ser tan eficiente y “suave” con el móvil como VOOC/SuperVOOC, y qué pasa exactamente con el calor que se genera.

Los sistemas de tipo VOOC (Oppo, OnePlus, Realme) suelen trabajar con voltajes contenidos (5-11 V) y corrientes muy altas. Un cargador de 100 W de OnePlus, por ejemplo, puede entregar algo del estilo de 11 V y más de 9 A. En cambio, un cargador PD genérico de 100 W suele irse a 20 V y 5 A, o combinaciones similares con el voltaje bastante más alto.

Si nos ponemos eléctricos, subir el voltaje y bajar la corriente reduce las pérdidas en el cable (efecto Joule), pero obliga a que el móvil integre convertidores internos para bajar de 20 V a lo que realmente necesita la batería. Esa conversión dentro del teléfono genera calor adicional en los chips de gestión de energía.

La estrategia de VOOC es desplazar casi toda esa conversión al cargador externo, de forma que el teléfono recibe ya un voltaje mucho más cercano al de la batería, necesita menos pasos intermedios y se calienta menos por dentro. La contrapartida es obvia: hace falta un cable especial y pierdes parte de la universalidad de PD.

¿Por qué PD no sube tanto el amperaje? Porque manejar corrientes muy altas choca con la idea de un estándar masivo basado en cables USB‑C relativamente finos y baratos. Corrientes superiores implican cables más gruesos, mejor aislamiento y más requisitos de seguridad, así que PD prefiere aumentar el voltaje dentro de unos márgenes razonables.

En términos de vida útil de la batería, lo determinante no es tanto la combinación exacta de voltios y amperios, sino cómo gestiona cada sistema la temperatura, la curva de carga y las protecciones. PD moderno (especialmente con PPS), VOOC y Quick Charge 4+/5 han avanzado mucho justo en eso, así que en móviles bien diseñados el impacto de la carga rápida es mucho menor de lo que era hace unos años.

¿Cómo saber si tu móvil tiene carga rápida y de qué tipo?​


Con tantos nombres encima de la mesa, es normal preguntarse: ¿qué sistema de carga rápida soporta mi móvil? La forma más directa es ir a la ficha oficial del fabricante y ver qué indica: cosas como “carga rápida 25 W”, “SUPERVOOC 65 W”, “SuperCharge 40 W”, “USB PD 45 W”, etc.

Si no tienes esa información a mano, mira la etiqueta del cargador original. Suele indicar varias salidas, por ejemplo 5 V ⎓ 3 A, 9 V ⎓ 2 A, 10 V ⎓ 4 A, 11 V ⎓ 7,3 A, y a menudo aparece el logo del sistema (VOOC, SuperVOOC, Quick Charge, PD, Adaptive Fast Charging…). Eso te da una buena pista del protocolo y la potencia máxima.

En muchos Android puedes entrar en Ajustes > Acerca del teléfono > Batería y buscar referencias a carga rápida, carga superrápida, SuperVOOC, Power Delivery, etc. Algunos fabricantes son muy claros y ponen el dato en vatios; otros solo diferencian entre “carga normal” y “rápida”.

También existen listas oficiales de compatibilidad: Qualcomm publica catálogos de dispositivos con Quick Charge, Oppo recoge los modelos con VOOC/SuperVOOC, etc. El problema es que a veces no están al día, así que lo ideal es cruzar esa info con la web del fabricante o la caja del móvil.

Importante: aunque pertenezcan a la misma marca, no todos los modelos comparten la misma tecnología de carga. No todos los Oppo montan SuperVOOC de última generación, no todos los Samsung admiten Super Fast Charging 2.0, ni todos los Huawei llegan a 40 W. Antes de comprar un cargador nuevo merece la pena dedicar dos minutos a comprobarlo.

¿Qué mirar al comprar un cargador rápido?​


Cuando te planteas comprar un cargador rápido compatible con tu móvil (y de paso con otros cacharros), no basta con fijarse en el número grande de vatios del anuncio.

Lo primero es el tipo y número de puertos. Cada vez abundan más los cargadores con varios USB‑C y USB‑A para alimentar móvil, tablet, portátil y auriculares a la vez. Ojo porque la potencia máxima suele repartirse entre puertos: un cargador que anuncia 65 W quizá solo da 45 W a un puerto y 20 W al otro si usas ambos a la vez.

También importa el diseño físico. Es preferible un cargador compacto, robusto y con buena ventilación. Si integra GaN probablemente será más pequeño y frío para la misma potencia. Y que los puertos estén colocados de forma que el cable no salga doblado a lo bestia, porque eso acorta su vida útil.

No olvides fijarte en el tipo de clavija. Si compras por internet un cargador pensado para Estados Unidos o Reino Unido, te tocará usar adaptador o no te servirá para el uso diario. En España y gran parte de Europa continental se emplean enchufes tipo C y F.

La parte de seguridad no es negociable: busca cargadores con certificaciones oficiales como CE, FCC o RoHS, que garantizan que pasan unos mínimos de seguridad eléctrica, materiales y compatibilidad electromagnética. En el ecosistema Apple, los accesorios con sello MFi han sido validados por la propia marca.

Usar adaptadores de dudosa procedencia puede acabar en picos de tensión, sobrecalentamientos o fallos graves que dañen el móvil o, directamente, planteen un riesgo personal. Ahorrar unos pocos euros en un cargador es una mala idea cuando va a estar enchufado muchas horas cada día.

Ejemplos de cargadores PD, QC y multiprotocolo​


Si tu móvil admite carga rápida con cargadores de terceros, el mercado está lleno de adaptadores con combinaciones de puertos y protocolos muy interesantes.

Entre las opciones basadas en Quick Charge 3.0 abundan los cargadores compactos con dos puertos USB‑A de hasta 18 W, capaces de cargar dos móviles o un móvil y unos auriculares a la vez. Muchos incluyen electrónica para detectar automáticamente el tipo de dispositivo y ajustar la entrega de energía, con protección frente a sobrecorriente y temperatura.

También son comunes los cargadores algo más grandes con cuatro salidas (dos USB‑C, dos USB‑A) compatibles con PD y QC 3.0, con potencias combinadas de 40 W, 65 W o 100 W. Son perfectos para escritorios o mesillas donde cargan a la vez varios móviles, una tablet y quizá un portátil ligero.

Marcas especializadas como Anker, Belkin o Native Union ofrecen modelos con USB‑C PD de 30-60 W pensando tanto en móviles como en iPad, Nintendo Switch o portátiles. Algunos incorporan LED de estado, clavijas plegables o adaptadores intercambiables para usarlos en distintas regiones.

En el otro extremo están las estaciones de carga con cinco o seis puertos (varios USB‑C y varios USB‑A) y hasta 100 W o más de potencia, que hacen de hub energético para casa u oficina. Suelen soportar PD, QC y a veces otros protocolos menores, de forma que cada puerto “negocia” lo que necesita su dispositivo.

Cargadores originales VOOC y por qué marcan tanta diferencia​


Cuando entramos en el terreno de VOOC y SuperVOOC, usar un cargador original u OEM certificado no es un capricho de la marca: es lo que marca la diferencia entre cargar en media hora o en más de una hora y pico.

Un cargador VOOC genuino de Oppo de, por ejemplo, 20 W o 33 W nominales está diseñado para manejar corrientes muy por encima de 4 A y para hablar el protocolo propietario con el móvil. Si no detecta la “conversación” VOOC, el teléfono no activa la carga ultra rápida.

Estos cargadores oficiales suelen venir con un cable USB‑C o USB‑A a USB‑C de alta calidad, con conectores reforzados y conductores internos dimensionados para los amperajes que exige SuperVOOC. Esa combinación cargador+cable es la que permite activar las capas de seguridad propias de VOOC: detección de sobrecarga, control fino de la temperatura, corte inmediato en caso de anomalía, etc.

Para servicios técnicos y tiendas de reparación, proveedores como Celuinfo distribuyen cargadores originales VOOC, herramientas y recambios, además de ofertas para compras al por mayor. Eso les permite ofrecer recambios que mantienen las especificaciones del fabricante en lugar de recurrir a clones genéricos que ni cargan tan rápido ni dan las mismas garantías.

Cuando usas un cargador oficial VOOC con un Oppo compatible, el sistema despliega toda su curva de carga y su esquema de protección en cinco capas. En cambio, si conectas un cargador no oficial sin soporte completo para el protocolo, el teléfono limita automáticamente la potencia para curarse en salud, con el resultado de tiempos de carga mucho más largos.

Power Delivery a fondo: por qué se ha convertido en el estándar dominante​


Carga rápida PD, QC y VOOC


Más allá del mundo móvil, el USB PD o Power Delivery se ha convertido en la referencia cuando hablamos de “un cargador para casi todo”. Emplea el puerto USB‑C, que ya es obligatorio en Europa para muchos dispositivos, y permite potencias de hasta 240 W con PD 3.1 si el sistema completo lo soporta.

En la práctica, el cargador anuncia sus “capacidades de origen” (por ejemplo: 5 V/3 A, 9 V/3 A, 15 V/3 A, 20 V/5 A), y el dispositivo envía una solicitud pidiendo el perfil de potencia que necesita. Si ambos coinciden, se establece un “contrato de energía” y el voltaje del bus se ajusta al valor acordado.

Las revisiones de PD han ido subiendo el listón: PD 2.0 extendió la carga rápida hasta 100 W, sobre todo para portátiles; PD 3.0 mejoró la seguridad, la detección de fallos y trajo PPS; y PD 3.1 añadió el rango de potencia extendido (EPR) con nuevos niveles de 28 V, 36 V y 48 V para llegar a los 240 W.

PPS, la función “estrella” introducida en PD 3.0, permite que el dispositivo solicite pequeños ajustes de voltaje cada pocos segundos dentro de un rango determinado. Al casar mejor el voltaje del cargador con lo que necesita la batería, se reducen las pérdidas de conversión internas, baja la temperatura y se prolonga la fase de carga rápida sin tanto castigo térmico.

Hoy muchos smartphones de gama alta (Galaxy S22/S23, Pixel recientes, etc.), tablets, portátiles y bancos de energía modernos ya soportan PD y, a menudo, PPS. Algunos fabricantes incluso exigen compatibilidad PD para obtener los servicios de Google en sus móviles Android, lo que está acelerando aún más su adopción.

Quick Charge en detalle: de los primeros “trucos” de voltaje a QC 5​


Quick Charge nació como respuesta de Qualcomm a la necesidad de cargar rápido móviles con sus SoC. Las primeras versiones básicamente elevaban el voltaje a través de las líneas de datos del USB para enviar más energía sin engordar el cable.

Con QC 2.0, el cargador ofrecía varios niveles fijos (5, 9, 12 V) y el móvil escogía. QC 3.0 introdujo INOV (Intelligent Negotiation for Optimum Voltage), un algoritmo que permite al dispositivo ir solicitando variaciones de voltaje en pasos de 200 mV, buscando el punto óptimo de eficiencia.

Las generaciones QC 4, 4+ y QC 5 ya convergen hacia PD y PPS, sobre todo cuando usan USB‑C. QC 5, por ejemplo, está pensado para potencias superiores a 100 W en móviles con baterías de varias celdas y arquitecturas de carga en paralelo, prometiendo cifras de “50% en 5 minutos” bajo condiciones de laboratorio.

En el ecosistema real encontramos una mezcla curiosa: muchos cargadores de pared y coche económicos siguen usando QC 2.0/3.0, mientras que los modelos de gama alta se anuncian como PD + QC + PPS para cubrir el máximo rango de compatibilidades.

¿Qué necesita de verdad la carga rápida para funcionar bien?​


La carga rápida no consiste solo en usar un cargador de muchos vatios. Es un equilibrio entre dispositivo, cargador, cable y entorno. Si uno de esos cuatro falla, la velocidad baja o el sistema desactiva los modos rápidos para protegerse.

Por un lado, el móvil o tablet debe ser compatible con un protocolo concreto (PD, PPS, QC, VOOC, SuperCharge…). Si no lo es, dará igual el cargador que uses: se quedará en 5 V y corrientes moderadas.

Luego está la salida del cargador y qué estándares soporta. Un ladrillo de 100 W solo PD no va a explotar por conectar un móvil con QC 3.0, pero ese teléfono se cargará a velocidad USB estándar salvo que el cargador implemente también el protocolo Quick Charge.

El papel del cable se suele infravalorar. Un cable barato, muy largo o de mala sección interna puede no soportar bien corrientes altas, calentarse, activar protecciones y limitar de facto la velocidad. Para potencias altas (por encima de ~60 W), se recomiendan cables USB‑C de 5 A con chip e‑marker que acrediten su capacidad.

Por último, la temperatura ambiente y la ventilación importan. La carga rápida genera calor y, si el móvil detecta temperaturas elevadas (porque hace mucho calor, está sobre una manta, le da el sol, etc.), reduce potencia automáticamente para proteger la batería, por lo que cargar en una superficie rígida y ventilada ayuda más de lo que parece.

Todo este ecosistema de protocolos como PD, QC, VOOC y sus variantes existe precisamente para que podamos pasar de estar en las últimas a disponer de varias horas de uso en cuestión de minutos, pero sin poner en juego la batería ni la seguridad.

Entender qué sistema usa tu móvil, qué potencia admite, qué hace exactamente tu cargador y por qué el cable no es un simple “trozo de goma” es lo que te permitirá elegir buenos accesorios, aprovechar de verdad la carga rápida y alargar la vida útil de tu teléfono y demás dispositivos sin renunciar a la comodidad de enchufar un rato… y salir de casa con todo listo. Comparte esta información y más usuarios sabrán del tema.

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