Se supone a priori que una película no puede cambiar el mundo. Sin embargo, existen varios ejemplos de como el cine ha ejercido una influencia enorme en sucesos de la vida real.
La mafia, una organización criminal basada en el honor y la familia. No son bandidos comunes y corrientes, sino que rigen sus actos por un código moral. Esto los hace merecedores de una clase de respeto única entre sus contrapartes delictivos. Un privilegio que ni los narcotraficantes ni los asesinos seriales reciben, a pesar de que, en la escala moral, todos se encuentran en la misma zona.
Curiosamente, este concepto mítico de la mafia no se remonta a siglos atrás, sino que nació con la legendaria película de los años setenta, El Padrino. Como señala Tim Adler en su libro del dos mil siete "Hollywood and the Mob", El Padrino cambió la manera en que los mafiosos se consideraban a sí mismos. Fueron retratados de manera elegante y honorable, cuando en la realidad estos hombres eran torpes, ignorantes, vulgares y violentos.
Según reportes policiales anteriores al estreno de El Padrino, la mayoría de mafiosos eran matones sin una pizca de sentido moral. Delataban a sus amigos si les ofrecía el más mínimo beneficio a cambio. La mafia se asemejaba más a los carteles de la droga hoy en día. No existía el honor ni las reglas.
Antes de El Padrino, un mafioso cualquiera se moriría de la risa al ver a un camarada vestido elegantemente.
La mafia verdadera ni siquiera utilizaba la palabra "padrino" para denominar a los jefes de sus organizaciones hasta que el autor de la novela original, Mario Puzo, lo inventó.
El ex-sicario de la mafia Anthony Fiato describió el efecto de la película en el gangster más duro que conocía. Pasó de hablar con jerga callejera a articular sus palabras y filosofar.
La única razón por la que las organizaciones criminales se dividen en familias en El Padrino fue porque el autor del libro provenía de una familia italiana, así que se le ocurrió basar el sistema en sus propias experiencias. Así como la regla moral de no involucrarse en el negocio de las drogas, no proviene de la vida real, ya que los mafiosos antes de El Padrino no se preocupaban por esa clase de moralidad.
El verdadero padrino probablemente había hecho negocios con Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Incluso las líneas más famosas de la película comenzaron a ser utilizadas por los verdaderos jefes de la mafia. Sammy Gravano le contó a la policía que solía usar constantemente frases como "Voy a hacerle una oferta que no puede rechazar", o "Si tienes un enemigo, ese enemigo se convierte en mi enemigo".
Gravano luego diría que El Padrino hizo que sus vidas parecieran honorables. Afirmaba que todos sus amigos mafiosos se sentían igual que él. Varias comunicaciones entre mafiosos grabadas por la policía confirman que muchos miembros de la mafia memorizaban escenas enteras de diálogo para tenerlas a la mano al momento de necesitar verse fuerte o aclarar un punto.
El académico de Oxford Diego Gambetta cita en su libro"Codes of the Underworld" a un agente experto en crimen organizado ruso: "Cuando los líderes del Soviet querían aprender cómo sobornar, chantajear, traficar, malversar, y secuestrar más eficientemente, encontraban lecciones disponibles en las películas estadounidenses que trataban de crímen organizado".
Existen reportes policiales alrededor del mundo que afirman haber encontrado afiches de Los Sopranos y El Padrino en casas de mafiosos de renombre entre la comunidad criminal.
Apuesto a que podríamos encontrar un afiche de House of Cards en la habitación de Donald Trump.
El cine es el arte con más capacidad para retratar la realidad. Esta debe ser la razón por la que, en contadas ocasiones, la ficción y la realidad se mezclan de maneras inesperadas e interesantes.
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