El compromiso de Boeing con los RPAs crece a medida que pasa el tiempo y la regulación se ajusta en los distintos mercados. El gigante de la aeronáutica presentó recientemente su CAV (cargo air vehicle o vehículo de carga aéreo), que ofrece unas capacidades sobresalientes en comparación con los estándares de la industria.
El CAV puede cargar con un máximo de 226 kilos, un peso muy superior al que soportan los drones actualmente en el mercado. Y es que la capacidad de carga es uno de los requisitos fundamentales para ciertas tareas de logística. Si un RPA puede cargar con 20 kilos solo resulta eficaz para ciertos trabajos. Sin embargo, un cuarto de tonelada ya es otra magnitud.
Para soportar toda esta carga, el propio dron pesa 339 kg. Se necesita robustez para cargas tan pesadas. Sus dimensiones son 4,57 metros de largo, 5,49 metros de ancho y 1,22 metros de alto.
En su estructura –hay que señalar que se trata de un prototipo, con lo que el aspecto estético no ha sido el más relevante– destacan ocho rotores. Sin embargo, no tiene la forma tradicional de un octocóptero sino que muestra una figura cuadrangular. Los juegos de hélices están posicionadas una sobre la otra en los cuatro vértices de la estructura.
Las ventajas de un dron como el de Boeing se ven más claramente con un ejemplo. El conglomerado danés Maersk ha apostado por surtir a su flota de barcos de contenedores mediante RPAs. Las pruebas comenzaron hace unos dos años, pero la capacidad de carga de los drones que usan probablemente sea muy inferior a los 226 kilos.
La idea de Maersk es que sus grandes buques no tengan que entrar al puerto y puedan abastecerse rápidamente de algunos pertrechos ligeros mediante el aire. Sin embargo, si los drones tienen que hacer innumerables viajes de ida y vuelta, entre el puerto y el barco, el sistema se vuelve ineficaz. De ahí la importancia de un dron este.
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El CAV puede cargar con un máximo de 226 kilos, un peso muy superior al que soportan los drones actualmente en el mercado. Y es que la capacidad de carga es uno de los requisitos fundamentales para ciertas tareas de logística. Si un RPA puede cargar con 20 kilos solo resulta eficaz para ciertos trabajos. Sin embargo, un cuarto de tonelada ya es otra magnitud.
Para soportar toda esta carga, el propio dron pesa 339 kg. Se necesita robustez para cargas tan pesadas. Sus dimensiones son 4,57 metros de largo, 5,49 metros de ancho y 1,22 metros de alto.
En su estructura –hay que señalar que se trata de un prototipo, con lo que el aspecto estético no ha sido el más relevante– destacan ocho rotores. Sin embargo, no tiene la forma tradicional de un octocóptero sino que muestra una figura cuadrangular. Los juegos de hélices están posicionadas una sobre la otra en los cuatro vértices de la estructura.
Las ventajas de un dron como el de Boeing se ven más claramente con un ejemplo. El conglomerado danés Maersk ha apostado por surtir a su flota de barcos de contenedores mediante RPAs. Las pruebas comenzaron hace unos dos años, pero la capacidad de carga de los drones que usan probablemente sea muy inferior a los 226 kilos.
La idea de Maersk es que sus grandes buques no tengan que entrar al puerto y puedan abastecerse rápidamente de algunos pertrechos ligeros mediante el aire. Sin embargo, si los drones tienen que hacer innumerables viajes de ida y vuelta, entre el puerto y el barco, el sistema se vuelve ineficaz. De ahí la importancia de un dron este.
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