La regla de los dos minutos consiste en que, si puedes hacer algo en menos de dos minutos, entonces hazlo. Así, sin listas ni recordatorios. ¿Fácil no?
Con tantas distracciones a nuestro alrededor —Internet, teléfonos inteligentes, redes sociales, videojuegos, etc.— a veces es difícil encontrar la inspiración para terminar todos los pendientes del día. Por ejemplo, en la oficina hay tanto trabajo, que es muy común que empecemos un poco de todo y no terminemos por completo nada. Con los que trabajamos desde casa pasa exactamente lo mismo; y por eso es muy importante que definamos los espacios y horarios para desarrollar las actividades de una y otra cosa.
Hay personas que pueden distribuir muy fácilmente el tiempo en las actividades que hay que realizar. Para otros, esto puede llegar a ser un proceso un tanto complicado. Lo malo de no saber cómo organizarnos es que podemos llegar a afectar nuestra productividad y, directamente, nuestro rendimiento en general. Es por ello que se han inventado tantas técnicas de gestión de actividades, que se adaptan a personas y ritmos de trabajo diferentes.
La Regla de los dos minutos
La regla de los dos minutos surge a partir del método Getting Things Done (GTD) desarrollado por David Allen que en lugar de establecer prioridades, sugiere crear listas de tareas específicas para cada contexto. La mayor parte de las tareas que posponemos en realidad no son difíciles de hacer, todos tenemos el talento y las habilidades para llevarlas a cabo, simplemente que evitamos iniciarlas por una u otra razón — o porque procrastinación.
El objetivo de la regla de los dos minutos es que dejes de pensar en recordar lo que hay que hacer y simplemente lo hagas. ¿Fácil no? Algunos suelen dividir esta regla en dos principios diferentes pero que, a la vez, se complementan.
Parte 1. Si toma menos de 2 minutos, entonces hazlo ahora.
Kingpin lifestyle Wallpaper
Si nos ponemos a pensar, es increíble la cantidad de cosas que pueden hacerse en menos de dos minutos. En casa, por ejemplo, anotar lo que hace falta comprar en el supermercado, lavar los platos inmediatamente después de comer, meter la ropa en la lavadora, sacar la basura o recoger lo que te encuentras tirado y llevarlo a su sitio. En la oficina, hacer llamadas telefónicas cortas, enviar correos electrónicos, hacer una copia de seguridad o confirmar la cita para una reunión.
Siguiendo la regla de los dos minutos vences la vergüenza, el miedo o la pereza de realizar tareas sencillas y, además, hace que el efecto de "bola de nieve" no termine aplastándonos. Si algo se deja para después, siempre se vuelve más difícil. Pero cuidado, que el tiempo puede pasar muy rápido; y dos minutos pueden convertirse en una hora si no estamos atentos. Así, de comenzar con una actividad sencilla pasaríamos a perder media mañana. Si va a tomar más de dos minutos (ya sea porque hay que investigarlo, hablar con alguien, buscar o producir algo) será mejor programarlo y ponerlo en tu lista de tareas para hacerle frente cuando tengas más tiempo.
Parte 2. Al iniciar un nuevo hábito, éste debe tomar menos de dos minutos para hacerlo.
Kompania Piwowarska | Flickr
Si estás tratando de construir nuevos hábitos y utilizas en cada paso del camino la regla de los dos minutos será más probable que puedas hacerlo una y otra vez. Utilizar esta regla durante la creación de nuevos hábitos no se trata solamente de los resultados a alcanzar, sino también del proceso que realmente hay que seguir para hacer el trabajo.
Esta regla puede aplicarse fácilmente tanto para grandes metas, como para las pequeñas debido a la inercia de la vida: una vez que empiezas a hacer algo, es más fácil seguir haciéndolo. Así, si quieres convertirte en un mejor escritor, sólo tienes que escribir una sola frase diaria; si quieres comer más saludable, sólo tienes que comer una pieza de fruta; si quieres hacer de la lectura un hábito, basta con leer la primera página de un nuevo libro; si quieres correr tres veces a la semana, entonces todos los lunes, miércoles y viernes, ponte los zapatos para correr y sal por la puerta.
Continúar leyendo...