La empresa catalana de cava Freixenet ha decidido apostar por los drones para mejorar la fertilización de sus viñas. Los dispositivos sobrevolarán los cultivos de la vid en los terrenos de la compañía para identificar las necesidades que tienen de fertilizante.
El trabajo se ha encargado a la empresa española Cupasa, que enarbola el proyecto de agricultura sostenible Farmap. Sus técnicos han sido los que han trazado un plan para la fertilización de los campos de Freixenet. Los drones se emplean para hacer fotografías aéreas del terreno. Datos que se combinan con la información de satélites y otros medios para evaluar la situación del suelo.
Gracias a esta información se pueden diseñar unos patrones dinámicos de fertilización. La idea es que se fertilice un 25% menos donde se detecta que hay mayor densidad de plantas. Si ocurre lo contrario se aplicará un 25% más de productos.
Una vez trazado el mapa con la información de los drones, el vehículo encargado de distribuir el fertilizante lo integra en su sistema y va abriendo las válvulas a medida que llega a los lugares donde se necesita producto.
Por el momento solo se ha hecho una prueba, pero Freixenet espera poder implementar la nueva solución tecnológica en las 300 hectáreas de cultivo que posee en Penedès, una región entre las provincias de Barcelona y Tarragona.
Las ventajas tienen que ver con una mayor eficiencia en la distribución del fertilizante. Por consiguiente, el resultado es un ahorro de costes. Pero también una mayor productividad en los cultivos, pues se detectarán las zonas donde se necesite un exceso de fertilizante, mientras que antes permanecían solo con la cantidad estándar de producto.
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El trabajo se ha encargado a la empresa española Cupasa, que enarbola el proyecto de agricultura sostenible Farmap. Sus técnicos han sido los que han trazado un plan para la fertilización de los campos de Freixenet. Los drones se emplean para hacer fotografías aéreas del terreno. Datos que se combinan con la información de satélites y otros medios para evaluar la situación del suelo.
Gracias a esta información se pueden diseñar unos patrones dinámicos de fertilización. La idea es que se fertilice un 25% menos donde se detecta que hay mayor densidad de plantas. Si ocurre lo contrario se aplicará un 25% más de productos.
Una vez trazado el mapa con la información de los drones, el vehículo encargado de distribuir el fertilizante lo integra en su sistema y va abriendo las válvulas a medida que llega a los lugares donde se necesita producto.
Por el momento solo se ha hecho una prueba, pero Freixenet espera poder implementar la nueva solución tecnológica en las 300 hectáreas de cultivo que posee en Penedès, una región entre las provincias de Barcelona y Tarragona.
Las ventajas tienen que ver con una mayor eficiencia en la distribución del fertilizante. Por consiguiente, el resultado es un ahorro de costes. Pero también una mayor productividad en los cultivos, pues se detectarán las zonas donde se necesite un exceso de fertilizante, mientras que antes permanecían solo con la cantidad estándar de producto.
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