El sistema ABS es un elemento esencial en todos los automóviles modernos. Os enseñamos cómo funcionan y cómo ayudan al frenado de un automóvil.
Si sigues competiciones automovilísticas como la Fórmula 1, habrás visto en varias ocasiones cómo los pilotos bloquean alguna de las ruedas del monoplaza –generalmente, una del tren delantero– al llegar a una frenada intensa, generando un plano en el neumático y una corriente de humo blanco instantánea. Ese momento es, para muchos, sorprendente, pues no estamos acostumbrados a ver bloqueos de ruedas en nuestro día a día. Y es que todos los automóviles modernos (de la década de los 90 en adelante) montan un sistema electrónico que se encarga solo y exclusivamente de evitar esa situación. Ese sistema, como muchos de vosotros ya sabrán, es el sistema ABS (anti-lock braking system en inglés).
El sistema ABS es una de las medidas de seguridad estandarizadas en los automóviles modernos. Se encarga de evitar el bloqueo de alguna de las ruedas del automóvil en caso de frenada, permitiendo una mayor manejabilidad del coche. Y es que, en caso de bloquear una o varias ruedas, el coche se hace instantáneamente incontrolable por mucho que giremos el volante. El automóvil se limitará a seguir la inercia y nos impedirá esquivar algún obstáculo presente en la vía. En la siguiente imagen podemos verlo más claro:
Para evitar ese bloqueo y mantener el control del coche en el volante, en la década de los 70 y los 80 se comenzó a implantar el sistema ABS en algunos automóviles. En un primer momento eran primitivos sistemas mecánicos, pero con el paso del tiempo se hicieron electrónicos y mucho más eficaces.
El sistema ABS cuenta, esencialmente, con tres partes:
Sensores de giro. Se sitúan en las ruedas (generalmente junto al sistema de frenado). Miden en todo momento el movimiento del neumático y envían los datos a la centralita de control.
Centralita de control. La centralita de control recibe todos los datos de los sensores situados en las ruedas y los interpreta. Cuando detecta que uno de los neumáticos gira a un número de revoluciones por minuto inferior al resto (gira con menos velocidad), asume que está bloqueado o está próximo a sufrir un bloqueo. En ese momento envía una señal a las electroválvulas implicadas para deshacer el bloqueo o evitarlo.
Electroválvulas. Están situadas en los conductos de freno. Cuando la centralita de control las activa, se abren y absorben parte del líquido de freno, reduciendo la presión que el líquido situado en el conducto principal transmite a las pinzas de freno y, paralelamente, reduciendo la intensidad con la que se está frenando esa rueda. De esta forma se equilibran las revoluciones por minuto de esa rueda con el resto y se evita el bloqueo, permitiendo al conductor frenar el automóvil sin perder el control de la dirección.
El sistema ABS simplifica el frenado y la conducción, pero aumenta los tiempos y las distancias de frenado
Las diferencias entre frenar con sistema ABS y hacerlo sin él son muy notables, especialmente cuando tenemos que esquivar por sorpresa algún obstáculo situado en la carretera. Con el sistema ABS, tan solo tendremos que limitarnos a pisar el pedal del freno al máximo y girar el volante, algo que la mayoría de conductores hacen por instinto. En cambio, sin sistema ABS, tendremos que frenar bruscamente, soltar el pedal del freno, girar y volver a pisar el pedal del freno si resultase necesario. Un proceso más complejo y, sobre todo, menos instintivo que el que debemos seguir con los sistemas ABS activados.
No obstante, el sistema ABS no es perfecto. Su uso conlleva una serie de inconvenientes que, en determinadas situaciones se tratan de evitar a toda costa. El mayor de ellos es, indudablemente, el aumento de las distancias de frenado. Y es que la centralita reduce en múltiples ocasiones la intensidad de frenado de aquellas ruedas susceptibles a bloquearse, reduciendo también el módulo de frenado total del coche y aumentando, por lo tanto, la distancia de frenado y el tiempo necesario para producir la detención total del coche. Es por esto por lo que en competiciones como la Fórmula 1 (donde lo principal es la velocidad) está prohibido su uso.
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