La misión AIDA tiene como finalidad lanzar un satélite hacia una gran roca con la intención de chocar contra ella y moverla de su órbita en el caso de una emergencia. Parece que las películas de ciencia ficción se van imponiendo a la realidad.
Cuando estrenaron Armaggedon o Deep Impact, los planes estaban ya sobre la mesa. Pero la cuestión era más ficción que ciencia. Sin embargo, ha llegado la hora de mover asteroides y lunas en el espacio. Así lo han decidido la ESA y la NASA cuyo conjunto está deseando poner en marcha la misión AIDA. Esta operación tendría como finalidad mover de su órbita un gran objeto. Esto sería muy útil en caso de que viniese hacia nosotros con intenciones más que cuestionables. Al fin y al cabo, no sería la primera vez que nos ponemos en el punto de mira de un gran asteroide. Así que, ya que podemos, ¿por qué no prepararnos ante cualquier contingencia? Eso sí, esta vez no será Bruce Willis el que suba a poner la bomba.
La misión AIDA
La misión, que comenzará en 2020, alcanzará el gran asteroide Dydimos en 2022, un pedazo de roca que bien podría ser una luna. De hecho, Dydimos tiene su propio satélite, apodado Dydimoon. La idea es llegar hasta allí con una sonda, analizar el pequeños satélite y entonces lanzar un vehículo especial para chocar contra la roca. De esta manera, podríamos mover de órbita a Dydimoon. La cuestión es ver qué pasa con respecto a Dydimos. El cambio de órbita es un modelo a escala de qué ocurriría si quisiéramos mover nuestra propia luna a golpes de satélite. La misión AIDA necesita para ello dos naves. La primera, de la ESA, se denomina AIM y será la encargada de llevar a la segunda a la vez que observa y transmite todos los datos de la operación. La segunda, proporcionada por la NASA, será el "martillo" de la misión AIDA.
El programa DART de la NASA tiene como finalidad, precisamente, conocer qué les pasa a los asteroides cuando se les hace chocar con satélites artificiales. Así que, ya que vamos a probarlo, hagámoslo de una manera útil y práctica. Así es como lo ven los miembros de la misión AIDA, cuyo acrónimo viene de sus siglas en inglés (Asteroid Impact & Deflection Assessment). Mientras la AIM observa y envía los datos, la DART tratará de mover de su órbita de manera controlada a Dydimoon sobre Dydimos. Este, por supuesto, es solo un paso más para poner en marcha medidas de emergencia ante un problema serio con un NEO.
NEOs y otros peligros
Los NEOs son objetos que pasan cerca de nuestra órbita. Uno de los más cercanos de los últimos tiempos fue el 2004 BL86, que paso relativamente cerca aunque no tanto como para despertar alarmas. Eso sí, el 101955 Bennu sí que podría suscitar un problema para la Tierra. Nuestro pequeño planeta está en la órbita de esta enorme roca de 500 metros de diámetro, la cual podría caer sobre nosotros con catastróficas consecuencias. Eso sí, el suceso, si ocurriese, no sería hasta dentro de casi 200 años. Para entonces, la NASA y la ESA (o lo que quede de ellas) podrían tener listo por fin un plan de emergencia ante una catástrofe meteórica. Así lo esperan al menos los componentes de la misión AIDA. Pero esta no es la única que está en pleno desarrollo.
Actualmente tenemos catalogados al menos el 98% de los NEOs que amenzan la tierra. Al menos eso dicen las estimaciones. El miedo principalmente viene de ese 2% que desconocemos. Cualquier misión espacial para desviar un asteroide potencialmente peligroso requiere de tiempo y recursos. Si descubrimos un NEO peligroso demasiado tarde, con solo unos años hasta su llegada a la tierra, podría ser muy poco tiempo para prepararnos. Por eso, junto a la misión El peligro principal de los NEOs proviene de aquellos que no conocemos que existenAIDA existe una gran cantidad de fondos y muchos planes de emergencia para tratar de combatir un peligro imprevisto.
Láseres, bombas, satélites, espejos... todo es poco. Entre los doce planes más locos de la NASA, a mi me llama particularmente el de crear una red de satélites que sea capaz de reflejar la luz estelar sobre el asteroide, concentrándola. De esta manera, y puesto que los asteroides tienen una carga increíble de gases congelados en su superficie, podría usarse el "geiser" como fuente de movimiento para desviar el cuerpo celeste de su órbita. Aunque tal vez no sea la solución más efectiva, desde luego. Gran parte de los fondos en contra de los NEOs está destinado a mejorar su detección. Como hemos dicho, saber que están ahí y predecir su órbita es indispensable para prepararnos adecuadamente. Da igual que apuntemos con un láser, enviemos un misil o un satélite a estrellarse contra la roca; necesitaremos cuanto más tiempo mejor para tener éxito en la misión. Y si no, que se lo pregunten a Bruce Willis.
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