Noticia Cómo romper los esquemas de la divulgación científica con una serie de animación

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Super Science Friends es una increíble serie que, aunque parezca mentira, le da un respiro a la divulgación científica, acercando la ciencia a la sociedad "por la espalda" y de una forma muy, pero que muy, divertida.


Hay que tenerlo clarísimo: cuando vengan a decir que "no es rigurosa", ni "históricamente correcta" o, ni tan siquiera "científicamente coherente" puedes contestarles "no me importa en absoluto", sin miedo alguno. Porque Super Science Friends, por mucho que no les guste a admitirlo a los haters, es una genial iniciativa de divulgación científica. Una serie que rompe con los esquemas que las maneras de hacer llegar la ciencia a todo el mundo. ¿No lo crees? Vamos a explicar porqué.

¿Qué es Super Science Friends?



Lo primero es lo primero: Super Science Friends es una serie de animación y un cómic dirigida por Brett Jubinville y Morghan Fortier bajo el sello de Tinman Creative, una productora de animación. Y la serie, si se puede catalogar de algo es de poco usual. En Super Science Friends el equipo de conocidos científicos luchan contra los Nazis, Zombies Comunistas y otras entidades que hacen peligrar al mundo y a la ciencia. Para ello usan, como no, un catálogo amplio de superpoderes. Por ejemplo, un Darwin capaz de convertirse en animales, Tapputi, la primera química del mundo conocido, una Marie Curie con poderes radioactivos, un tesla electrificante, un Freud con poderes hipnóticos y un jovencito Einstein megapodreoso. El equipo es comandado por un extraño Winston Churchill y lucha contra enemigos aún más raros que atentan contra todo tipo de leyes naturales. El capítulo piloto está ya en varias redes como Youtube o Vimeo. Apoyada por un proyecto KickStarter, la serie es ácida, creativa, muy divertida, y para adultos. Y sí, es divulgativa.

Romper las barreras de la divulgación


La divulgación científica, la popularización de la ciencia, o como quieras llamarlo tiene un objetivo muy claro: acercar la ciencia a la gente "lega". No es fácil interesarte y sentirte atraído por un tema de tamaña complejidad, independientemente de su disciplina. Vivimos en un mundo en el que la cantidad de información es tal que nos desborda de una manera agresiva. Así que es sencillo que un tema que requiere de cierto tiempo y atención pase por completo desapercibido en la sociedad. Es más cómodo asimilar otros contenidos mucho más sencillos y cómodos. Por ello, la divulgación científica lleva años jugando con nuevas fórmulas que la acerquen a todo, y quiero decir absolutamente todo, el mundo.

Existe una tendencia muy purista que se dedica a menospreciar iniciativas divulgativas que se salgan de la normaEl problema, entonces, llega de la mano de los propios defensores de la divulgación científica. Afrontémoslo, existe una tendencia muy purista que se dedica a menospreciar iniciativas como Super Science Friends. Porque hay que ser precisos, hay que ser rigurosos hay que... No. Se acabó. Acercar la ciencia a la gente no siempre consiste en enseñarles conocimientos. A veces, como en este caso, se trata de convertir en algo divertido y atractivo a algunos de los próceres que representan la ciencia hoy en día.

Si nos estancamos en realizar siempre el mismo patrón de divulgación, al final matamos el espíritu de conciliación que busca. Hay que entender que reformular lo que conocemos y usamos es necesario. Y a veces, una serie como Super Science Friends, un programa como Órbita Laika o un divulgador como el conocido Eduard Punset hacen más por la ciencia en castellano que el proyecto más grande de divulgación científica del país. ¿Por qué? Porque llegan a la gente. Y ese es justo el punto de partida.

Ciencia a traición


Para entenderlo, me gustaría poner un claro ejemplo de lo que consigue Super Science Friends: te mete la ciencia a traición y sin que te lo esperes. Es decir, la serie te engancha con un modelo colorido, gracioso, políticamente muy incorrecto y con mucha acción. Poner unos personajes tan eclécticos solo mejora el panorama. Y de pronto, cuando menos te lo esperas, ¡bang! ahí tienes un pedazo de divulgación que acabas de absorber sin darte cuenta.

Super Science Friends toma clichés y los mezcla para invitar al espectador a buscar más información¿Cómo lo consigue? Muy sencillo, Super Science Friends coge los clichés conocidos de los personajes y las disciplinas que representan, los caricaturiza y los convierte en puntos fuertes de la historia. Por ejemplo ¿quién es Tapputi? Es un personaje realmente llamativo y que ataca ¿con perfumes? Por supuesto, Tapputi-Belatekallim es la primera química de la que tenemos conocimiento gracias a unas tablillas escritas en escritura cuneiforme. Vivió probablemente en el 2000 antes de cristo y, según recogen las tablillas, fue una perfumista que usaba y mezclaba todo tipo de elementos naturales.

Otro gran ejemplo: para el joven clon de Einstein el tiempo es relativo. El tiempo es uno de los factores críticos dentro de las teorías de la relatividad de Einstein. ¿Lo pilláis? Y encima, es un clon. Algo que de por sí invita a entender más el por qué de este personaje. ¿Y qué le pasa a Tesla con los pichones? Pues el "inventor" de la corriente alterna y una de las mentes más brillantes de nuestra historia era un ferviente amante de las palomas. Lo que condicionó en gran medida algunos de los aspectos de su vida.

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Una muestra brillante es la de Marie Curie. En Super Science Friends, Curie es una dama de armas tomar, muy seria y terriblemente sensible a machismos de ningún tipo. Algo que coincide con dos aspectos vitales de su vida: sus grandes logros, obtenidos en contra de la opinión general de la academia de las ciencias y su amor por las cosas serias y bien hechas. Marie Curie fue la primera mujer en obtener un premio Nobel. Además de haber sido la única en obtener dos premios Nobel. Y sus descubrimientos la llevaron a una posición en el mundo científico que no dejó de incomodar a algunos de sus retrógrados colegas. Otro detalle: lleva un anillo "radioactivo". Un ejemplo casi perfecto de un hecho real: tras descubrir el radio, Marie Curie dormía junto a un pedazo de este metal que fue usado en todo tipo de elementos de decoración e incluso en pasta dentífrica. Sí, como se lee.

Todos los formatos de la divulgación científica tienen una misma finalidad: hacer llegar la ciencia al público Darwin, por su parte, muestra otra parte esencial de su vida: el problema que condicionó su trabajo hasta el final de sus días. Por supuesto, hablamos del conflicto interno sobre Dios y la iglesia. Cuentan que hasta la mismísima reina Victoria fue a visitarlo para tratar que cambiara de parecer. No lo consiguió. ¿Y qué decir de Sigmund Freud? Uno de los puntos que más me hizo reírme (y pensar) fue el momento de Super Science Friends en el que cuestionan por qué está en el grupo, si el psicoanálisis no es una ciencia, y Freud contesta que es debido a su capacidad de controlar los impulsos sexuales. Una clara referencia a la consideración científica de la psicología del psicoanálisis y a la práctica del hipnotismo por parte de este personaje.

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Los detalles son increíblemente minúsculos pero importantes y se suceden uno detrás de otro, de una forma frenética. Todos y cada uno de ellos te invitan a descubrir más sobre los hecho y científicos más importantes de la historia: ¿por qué esa fijación de Einstein con Newton? ¿Qué tiene que ver Churchill en todo esto? ¿Quién es Z3? ¿Qué pasa con los abejorros? ¿Qué viaje realizó la Sputnik? Un montón de cuestiones que abre boca a la investigación de la historia científica y sus personajes. Porque, como decíamos antes, no todo debe ser estrictamente riguroso y detallado. Cada formato es distinto y cumple con un objetivo. Pero todos los formatos de la divulgación científica tienen una misma finalidad: hacer llegar la ciencia al público.

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