Si sueles pasarte el día moviendo documentos, series, fotos o vídeos entre el PC y el móvil, seguro que ya has comprobado que vivir enganchado al cable USB es un auténtico tostón. Conecta, desconecta, busca la carpeta, arrastra archivos… y vuelta a empezar. Además, cuando manejas muchas subcarpetas o ficheros muy pesados, el método tradicional no es precisamente el más cómodo.
Por suerte, hoy en día puedes sincronizar archivos entre Windows y Android de mil maneras distintas, con y sin SMB: desde carpetas compartidas de toda la vida, pasando por sincronización P2P sin nube (Resilio, Syncthing), aplicaciones oficiales como Enlace a Windows, soluciones clásicas tipo AirDroid, hasta las nubes típicas como Google Drive, OneDrive o Dropbox. Vamos a repasar todas las opciones con calma, sus pros, sus pegas y cuándo compensa cada una.
Sincronizar Windows y Android con SMB y carpetas compartidas en red local
Cuando hablamos de SMB en este contexto nos referimos al típico recurso compartido de Windows al que accedes desde la red local. Básicamente conviertes una carpeta del PC en una especie de “servidor de archivos casero”, y desde el móvil entras a esa ruta como si fuera otra unidad más sin necesidad de cables ni de subir nada a Internet.
El primer paso es preparar en Windows una carpeta compartida con los permisos correctos. Creas o eliges una carpeta, entras en sus propiedades, pestaña Compartir, y la compartes con el usuario que prefieras (o con “Todos” si estás en una red doméstica muy controlada). En el Centro de redes y recursos compartidos conviene activar el uso compartido de archivos e impresoras en el perfil de red privada y, si quieres máxima comodidad, desactivar la protección por contraseña en “Todas las redes”.
Desde Android lo que necesitas es un explorador de archivos compatible con SMB: FX File Explorer, Cx Explorador de Archivos, Gestor de Archivos, RS Administrador de archivos, MiXPlorer, Solid Explorer o similares. En estas apps suele haber un apartado de “Red”, “LAN” o “Windows Host (SMB)” donde puedes escanear la red local o introducir manualmente la IP del PC, el nombre del recurso compartido y, si procede, tus credenciales de Windows.
Una vez enlazado, podrás navegar por las carpetas compartidas del PC y copiar, mover o borrar archivos desde el propio Android. Muchas de estas aplicaciones permiten además crear accesos directos a las rutas SMB, de forma que la próxima vez entras con un toque sin tener que configurar nada. Dependiendo del gestor, también podrás montar esa carpeta remota casi como si fuera local y automatizar copias o sincronizaciones puntuales.
En las opiniones de usuarios se repite bastante que las apps SMB de Android suelen ser sencillas pero les faltan funciones avanzadas: soporte más fino para múltiples carpetas en el mismo servidor, mejor recuperación ante cortes de Wi-Fi, conservación de fechas originales de los ficheros o la posibilidad de mantener sincronizaciones en segundo plano sin que el sistema cierre la app para ahorrar batería.
Compartir carpetas en Windows paso a paso y apps Android recomendadas
Para que todo esto funcione bien conviene configurar correctamente el uso compartido de archivos en Windows. Desde el icono de red en la barra de tareas, entras a “Configuración de red e Internet”, abres el “Centro de redes y recursos compartidos” y revisas que en la red privada esté activa la opción de compartir archivos e impresoras. En el apartado de “Todas las redes” puedes decidir si quieres o no requerir contraseña.
Para compartir una carpeta concreta, haces clic derecho, entras en Propiedades, pestaña Compartir y pulsas en “Compartir…”. Ahí eliges a qué usuarios das acceso, normalmente el grupo “Todos” con permisos de lectura o lectura/escritura si es tu red de casa. Desde ese momento, lo que metas en esa carpeta será accesible desde Android mediante SMB siempre que estéis en la misma Wi-Fi.
En Android tienes varios gestores muy completos que se llevan de maravilla con SMB. Con FX File Explorer, por ejemplo, entras en la sección “Network”, tocas en añadir y eliges “Windows Host (SMB)”. La app puede escanear la red en busca de equipos con carpetas compartidas o dejarte introducir manualmente el host. Una vez añadido el PC, verás sus recursos compartidos como si fueran carpetas más.
Con Gestor de archivos (el clásico “File Manager” de Android), desde la pantalla principal entras en “Remoto”, añades una ubicación y seleccionas “Red local” o SMB. El programa escaneará la red, te mostrará el nombre del equipo Windows y, al tocarlo, te enseñará la lista de carpetas publicadas. Es una de las apps más bien valoradas en Google Play porque combina sencillez con buen soporte para LAN, FTP, WebDAV y nubes.
Otra alternativa es Cx Explorador de Archivos, que organiza el contenido en Local, Biblioteca y Red. Dentro de Red puedes crear una “Nueva ubicación”, el explorador detecta los equipos disponibles en LAN y tú eliges el Windows que te interese. Si en el PC has quitado la protección por contraseña para compartir, el acceso será directo y verás todas las carpetas SMB disponibles sin tener que teclear credenciales.
Si prefieres algo especializado, AndSMB es una app centrada casi exclusivamente en SMB/CIFS. Admite conexiones tanto en la red local como a través de VPN, permite subir y bajar archivos, gestionar directorios y funciona sin necesidad de root. Su punto fuerte es que no depende de otros exploradores: toda la gestión SMB se hace desde la propia aplicación.
SMB, SAMBA y acceso desde otros sistemas operativos
El protocolo SMB no es exclusivo de Windows. Gracias a Samba, los sistemas GNU/Linux y muchos NAS pueden compartir carpetas y hasta impresoras usando el mismo estándar, de forma que desde Windows, Android o macOS se ve todo prácticamente igual: equipos en red, recursos compartidos y permisos de usuario.
Un servidor Samba bien configurado te permite centralizar tanto archivos como colas de impresión. Las impresoras conectadas al servidor se exponen en la red y son accesibles desde distintos sistemas operativos, lo que simplifica muchísimos entornos mixtos donde conviven Windows, Linux y a veces macOS. Además, Samba se integra bien con LDAP y otros sistemas de autenticación para controlar usuarios y permisos de acceso.
En la práctica, Samba actúa como puente de interoperabilidad entre plataformas muy diferentes. Un servidor Linux con Samba puede comportarse de cara a Windows como si fuera un servidor de archivos más del dominio. Para Android esto es transparente: tu explorador SMB ve un recurso más y tú te limitas a abrir carpetas y a copiar archivos como si estuvieras conectando con un PC normal.
Sincronización directa 1:1 sin nube: Resilio Sync y Syncthing
Si quieres ir un paso más allá y no solo acceder a carpetas SMB, sino mantener una carpeta de Windows y otra de Android sincronizadas 1:1 de forma continua sin Internet, las soluciones P2P sin nube son lo que buscas. Aquí destacan dos nombres: Resilio Sync y Syncthing.
Resilio Sync (el antiguo BitTorrent Sync) se basa en tecnología P2P para copiar datos directamente de un dispositivo a otro, sin pasar por servidores de terceros. Eso significa que el límite de espacio lo pone el almacenamiento de tus equipos, no una cuota de suscripción, y que tus archivos no acaban en la nube de ninguna compañía. Está disponible para Windows, macOS, Linux y también como app para Android e iOS.
En el PC descargas el cliente (Sync Home), lo instalas y, al abrirlo, introduces tu nombre y aceptas las condiciones. En la interfaz verás un botón “+” con el que puedes crear una “Carpeta estándar” sincronizada. Lo ideal es usar una carpeta fija como si fuera tu nube privada, donde ir guardando todo lo que quieras replicar en el resto de dispositivos.
Al añadir esa carpeta Resilio te deja elegir los permisos: solo lectura o lectura/escritura. Después puedes generar un enlace secreto o un código QR para compartir esa carpeta con el móvil. Dejas el QR en la pantalla del PC, coges el Android, abres la app de Resilio Sync, pulsas el “+” y escoges “Escanear código QR”. La app detecta la carpeta y te pregunta si quieres agregarla; al aceptar, comienza la sincronización en segundo plano.
En Android, Resilio trabaja sobre carpetas locales, normalmente dentro de Download/Sync/ (aunque puedes moverlas o cambiar la ruta). Si desactivas la “sincronización selectiva” para esa carpeta, la app se descargará todos los ficheros y mantendrá una copia completa en el teléfono, accesible desde cualquier otra aplicación. Mientras haya Wi-Fi y ambos dispositivos estén encendidos, los cambios se replican casi en tiempo real.
En iOS, Resilio se integra con la app Archivos: las carpetas sincronizadas aparecen como una ubicación más. Puedes abrir y guardar directamente ahí, aunque por las restricciones de iOS suele hacer falta abrir la app de Sync de vez en cuando para que todo se actualice. Aun así, es perfectamente válida para tener documentos compartidos entre iPhone, iPad y PC.
Por su parte, Syncthing es una alternativa open source, gratuita y muy centrada en la privacidad. Funciona también vía P2P, con cifrado de extremo a extremo y sin servidores centrales. Cada dispositivo tiene un identificador único que debes aprobar manualmente, de modo que nadie puede colarse en tu red de sincronización si tú no lo has autorizado. Está disponible para Windows, macOS, Linux, BSD y Android.
Una de las grandes ventajas de Syncthing es cómo maneja los cambios: divide los archivos en bloques y solo transmite lo que ha cambiado. Si modificas un trozo de un archivo grande, no vuelve a enviar el fichero entero, sino solo los bloques alterados. Esto ahorra ancho de banda, batería y tiempo, algo especialmente apreciable si sincronizas muchos gigas entre portátil y móvil.
La configuración básica es siempre la misma: instalas o ejecutas Syncthing en los dispositivos que quieras, defines las carpetas a sincronizar, compartes el ID de cada equipo y apruebas la vinculación. Después decides si una carpeta es de solo envío, solo recepción o bidireccional, y puedes activar versiones para mantener copias antiguas cuando se sobrescribe algo. Una vez hecho, te olvidas: el servicio se queda corriendo en segundo plano.
Por qué muchos usuarios evitan la nube para sincronizar archivos
Cuando pensamos en sincronizar un PC con un móvil, lo primero que suele venir a la cabeza es la nube: carpetas tipo Google Drive, OneDrive o Dropbox que se replican solas. Es un planteamiento cómodo y tremendamente extendido, pero no todo el mundo está contento con este modelo y por eso herramientas como SMB, Resilio o Syncthing han ganado tanto terreno.
Las plataformas de almacenamiento en la nube están pensadas para que cualquier cambio en un archivo se reproduzca en todos tus dispositivos. Editas un documento en el ordenador y, en cuanto se sincroniza, lo tienes actualizado en el móvil y en la web. Además, disfrutas de una copia remota (por si se estropea el disco duro) y de funciones de compartición muy fáciles para trabajar con otras personas.
El problema es la privacidad y el control real que tienes sobre tus datos. Proveedores como Google o Microsoft dejan claro en sus condiciones que pueden analizar el contenido, bloquear cuentas si detectan actividades ilegales e incluso usar cierta información de tus archivos para mejorar sus servicios. Existen nubes con cifrado de extremo a extremo, pero suelen ser menos cómodas y no siempre están tan integradas con el ecosistema de apps.
Otro punto delicado es que una nube de sincronización no equivale a copia de seguridad intocable. En la mayoría de servicios, si borras definitivamente un fichero (incluso de la papelera) en uno de los equipos, el borrado se propaga al resto. No hay un “santuario” donde los archivos se conserven pase lo que pase, a menos que actives versiones o contrates opciones específicas de backup.
Y por último está el aspecto de delegar todo en un tercero: dependes totalmente de la infraestructura y decisiones del proveedor. Normalmente su disponibilidad es altísima, pero si hay una caída, un bloqueo de cuenta o cambios en las políticas, tu margen de maniobra es nulo. Por eso muchos usuarios avanzados prefieren sincronizar directamente entre sus propios dispositivos, sin intermediarios y con herramientas donde ellos marcan las reglas.
OneDrive, Google Drive y Dropbox para unir Windows y Android
Si no te importa que los datos pasen por servidores externos, los servicios de almacenamiento en la nube siguen siendo una de las formas más sencillas de mantener Windows y Android al día. Los clásicos aquí son OneDrive, Google Drive y Dropbox, cada uno con cliente para escritorio y app para Android.
En Windows, instalas el cliente correspondiente y se crea una carpeta especial (OneDrive, Google Drive o Dropbox) que se sincroniza automáticamente con la nube y con tus móviles. Todo lo que metas ahí aparece en la app de Android cuando el dispositivo tiene conexión, y los cambios desde el móvil se replican al PC al poco tiempo.
En Google Drive, además, la interfaz web incluye un apartado de “Ordenadores” donde puedes ver las rutas que se sincronizan desde cada PC. Esto ayuda a distinguir entre los archivos puramente “de la nube” y las carpetas que proceden de equipos concretos. Con la app de escritorio de Drive puedes elegir qué directorios de Windows quieres subir y mantener enlazados.
Dropbox funciona de manera parecida, pero suele destacar por su sincronización muy pulida y una buena gestión de versiones. El cliente para Windows te deja habilitar “sincronización selectiva” para que no todo lo que tienes en la nube ocupe espacio en el disco local, y en Android puedes acceder a los mismos archivos, subir fotos y gestionar documentos al vuelo.
Recuerda que, aunque son soluciones seguras y muy prácticas para trabajar desde cualquier lugar, dependen totalmente de Internet y de las políticas del proveedor. Si tu prioridad es el acceso offline en una red sin salida a Internet o la máxima privacidad, quizás te interese más apostar por SMB y sincronización P2P sin nube.
Aplicaciones específicas para conectar Android y Windows
Además de SMB y la nube, existe todo un ecosistema de apps que actúan como puente entre Android y Windows, ofreciendo desde transferencia de archivos hasta duplicado de pantalla, control remoto del móvil y gestión de notificaciones.
La solución más integrada con Windows 10 y 11 es Enlace Móvil / Enlace a Windows (Phone Link) de Microsoft. En el PC tienes la app Enlace Móvil (suele venir preinstalada), y en Android instalas Enlace a Windows desde Google Play o la Galaxy Store. Tras iniciar sesión con la misma cuenta de Microsoft y seguir el asistente, el ordenador y el teléfono quedan vinculados, ya sea por la misma Wi-Fi o usando datos móviles.
Una vez configurado, desde el PC puedes ver las notificaciones del móvil, responder SMS, revisar la galería de fotos recientes e incluso abrir algunas apps Android en ventana (sobre todo en ciertos modelos Samsung y HONOR). En muchos casos también se permite arrastrar y soltar archivos entre el explorador de Windows y el almacenamiento del teléfono, usar el móvil para hacer y recibir llamadas y compartir el portapapeles entre ambos.
En la configuración de Enlace Móvil tienes la opción de “Copiar y pegar entre dispositivos”, que habilita un portapapeles compartido. Si está activo, el texto que copies en el PC lo puedes pegar en Android y viceversa, siempre dentro de ciertos límites de tamaño. Si ves que deja de funcionar, suele bastar con cerrar y volver a abrir ambas apps o, como último recurso, reiniciar PC y móvil.
Otra veterana muy popular es AirDroid. Es una suite bastante completa: permite enviar archivos en ambas direcciones, controlar el móvil desde el PC, hacer mirroring de pantalla, gestionar notificaciones, localizar el dispositivo e incluso responder mensajes de apps como WhatsApp o Telegram desde el ordenador. Puedes usarla mediante un cliente de escritorio o vía web en navegador.
En este mismo terreno se mueven alternativas como KDE Connect, MyPhoneExplorer, AirMore o la propia aplicación Phone Link para distintas marcas, todas ellas centradas en evitar que dependas siempre del cable USB para comunicar el móvil y el ordenador. Cada una aporta matices distintos en cuanto a funciones de control remoto, transferencia y sincronización.
Otros métodos: USB, Bluetooth, Quick Share, FTP y mensajería
Por muy modernas que sean las alternativas inalámbricas, el cable USB sigue siendo la vía más universal para pasar archivos entre Android y Windows. Conectas el móvil, en Android eliges el modo “Transferir archivos” o “Transferir fotos” y el dispositivo aparece en el Explorador como una unidad MTP desde la que puedes copiar, mover y borrar elementos a mano.
Es un sistema simple y directo, perfecto cuando no tienes Wi-Fi disponible o no quieres instalar aplicaciones adicionales, pero algo incómodo si lo que quieres es tener una carpeta en el PC y otra en el móvil sincronizadas de forma permanente. La velocidad tampoco es siempre la mejor, sobre todo si el cable es de mala calidad o el puerto USB no es muy rápido.
El Bluetooth también está ahí como salvavidas. Es bastante más lento que el Wi-Fi, pero si tu PC tiene Bluetooth, puedes compartir archivos desde el menú “Compartir” de Android, y en Windows usar la opción “Recibir un archivo” o “Enviar un archivo” desde el icono de Bluetooth en el área de notificación. Eso sí, tienes que aceptar manualmente las transferencias en el dispositivo receptor, así que no es precisamente automático.
Otra opción curiosa es montar un servidor FTP o HTTP en uno de los dos extremos. Muchos exploradores de Android, como MiXPlorer, permiten levantar un servidor FTP con un toque y te muestran una dirección tipo ftp:// o http://. Desde Windows, te conectas con un cliente FTP (FileZilla, por ejemplo) o incluso con el propio navegador si es HTTP, y ya puedes subir o bajar archivos como si fuese una pequeña web local.
Y luego están las apps de mensajería convertidas en nubes improvisadas. Mucha gente se envía archivos a sí misma por Telegram, WhatsApp, Messenger y similares para tenerlos luego en la versión de escritorio o en otros móviles. Telegram en particular ofrece almacenamiento prácticamente ilimitado y un chat de “Mensajes guardados” ideal para ir acumulando documentos, fotos o incluso grandes ficheros de vídeo.
Compartir archivos entre cualquier combinación de dispositivos
Además de la interacción Windows-Android, los mismos principios se pueden aplicar a otras combinaciones de sistemas. Entre PCs con Windows puedes usar compartir por proximidad, grupos en red local o simplemente un pendrive USB. En entornos mixtos Windows-macOS también te sirven las redes locales SMB, nubes como iCloud, OneDrive o Google Drive y, de nuevo, el omnipresente USB formateado en exFAT para que ambos sistemas lo lean sin problemas.
Entre dos móviles Android puedes echar mano de Nearby Share / Quick Share, que actúa como el AirDrop del ecosistema Google, o aprovechar funciones de envío entre dispositivos que comparten la misma cuenta de Google. Y entre Android y iOS tienes alternativas web como Snapdrop, que permiten enviar archivos a través del navegador cuando ambos equipos comparten la misma Wi-Fi, además de, otra vez, nubes y apps de mensajería cruzadas.
Seguridad, VPN y buenas prácticas al compartir y sincronizar
Cuando empiezas a compartir carpetas y a sincronizar datos entre móviles y ordenadores, es fácil olvidarse de la seguridad. Sin embargo, abrir recursos SMB o montar servidores sin cuidado puede exponer tus archivos si alguien consigue entrar en tu red o si tú mismo te conectas a redes públicas poco fiables.
Lo mínimo es usar contraseñas robustas para tus cuentas de usuario y para los recursos protegidos. Nada de “1234” ni variantes fáciles de adivinar. Un gestor de contraseñas te permitirá usar claves complejas sin tener que memorizarlas. Además, siempre que haya opción, conviene habilitar cifrado de extremo a extremo (como hace Syncthing) para que los datos viajen cifrados incluso dentro de la LAN.
También es crucial revisar qué permisos das a cada carpeta compartida. Muchas veces es suficiente con acceso de solo lectura para ciertos dispositivos, reservando la escritura para el equipo principal. Limitar quién puede ver qué y con qué privilegios reduce muchísimo el impacto de un posible fallo de seguridad o de un despiste borrando algo donde no toca.
No te olvides de mantener actualizado tanto Windows, Android como las aplicaciones de sincronización y de acceso remoto. La mayoría de ataques se aprovechan de vulnerabilidades ya corregidas pero que siguen presentes en equipos sin parches. Y, por supuesto, evita conectarte a carpetas compartidas desde Wi-Fi públicas sin una VPN: alguien podría estar capturando tráfico o intentando ataques de intermediario.
Por último, recuerda que ni la nube ni los sistemas de sincronización sustituyen a un buen backup tradicional. Lo ideal es combinar tus carpetas sincronizadas (ya sea con SMB, Resilio, Syncthing o nubes) con una herramienta de copia de seguridad hacia un disco externo o NAS, configurada para no borrar ficheros antiguos aunque se eliminen del origen. En Windows, programas como Cobian Backup siguen siendo una opción muy sólida para este propósito.
Con todas estas piezas encima de la mesa —SMB y Samba para compartir carpetas en la red, sincronización P2P sin nube con Resilio o Syncthing, nubes clásicas como OneDrive, Drive o Dropbox, y herramientas puente como Enlace a Windows o AirDroid— tienes un abanico enorme para montarte tu propio flujo de trabajo entre Windows y Android. Puedes optar por algo tan sencillo como una carpeta compartida en LAN, montar una nube privada P2P, seguir usando las nubes comerciales o mezclar varios enfoques, siempre que lo acompañes de buenas prácticas de seguridad y copias de seguridad independientes.
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