En casa, en el trabajo o de viaje, cargar el teléfono de forma segura parece la cosa más normal del mundo, pero no está exento de riesgos si se hace mal. Los profesionales que mejor conocen estos accidentes son los cuerpos de bomberos, que acuden cuando una batería se sobrecalienta, chisporrotea o prende materiales cercanos.
Con esa experiencia por delante, los Bomberos de la Comunidad de Madrid y la Agencia de Seguridad y Emergencias han reunido recomendaciones muy concretas para que la carga de móviles, tabletas, portátiles e incluso patinetes sea segura. Aquí las integramos y ampliamos con criterios técnicos para que puedas aplicarlas desde hoy y aprender a recargar el móvil de forma segura en minutos sin complicarte la vida.
Superficies, calor y hábitos de carga: lo que nunca debes hacer
Aunque los smartphones actuales incorporan protecciones contra sobrecarga y temperatura, un uso inadecuado puede generar situaciones peligrosas. Es normal que el dispositivo se temple durante la carga, sobre todo si lleva un rato, pero el exceso de calor es un aviso que no conviene pasar por alto.
Los expertos señalan que las baterías de ion litio son estables en condiciones normales, pero son sensibles a temperaturas altas sostenidas. Por encima de entornos calurosos, una celda puede entrar en reacción interna; si no se corta a tiempo, la temperatura sigue subiendo y existe riesgo de incendio.
El escenario de riesgo más habitual no es la explosión cinematográfica, sino un fogonazo inicial que enciende lo que tiene alrededor. Por eso es tan importante dónde apoyas el móvil: la cama, el sofá, los cojines, las alfombras o incluso una libreta pueden arder con rapidez si el teléfono se recalienta y no ventila.
Evita, además, cargar al sol directo, en salpicaderos de coche o junto a radiadores y estufas. En verano, un coche cerrado se transforma en un horno; en invierno, los radiadores resecan y elevan la temperatura ambiente donde apoyamos el teléfono por comodidad.
La opción más sensata es colocar el dispositivo sobre una superficie dura, lisa y no combustible que deje respirar el calor (madera tratada, metal, cerámica o piedra funcionan mejor que un textil). Con un par de centímetros libres alrededor es suficiente para disipar.
Otro hábito que conviene revisar es la carga sin supervisión durante horas, especialmente por la noche. Aunque lo normal es que no ocurra nada, si hay una anomalía no podrás reaccionar a tiempo. Dejarlo cargando al lado de la almohada o encima de mantas multiplica el peligro.
Un caso que marcó a muchos servicios de emergencia fue el incendio de Guillena, en Sevilla, donde un teléfono cargando sobre un sofá desencadenó una tragedia familiar. Son sucesos muy raros, sí, pero bastan para entender por qué los bomberos insisten en cambiar pequeñas costumbres.
Para ponerlo fácil, destierra estos gestos cotidianos: no tapes el móvil con ropa o almohadas, no lo apoyes sobre papeles, no lo cargues al sol y no lo acerques a radiadores u otras fuentes de calor intenso.
Mientras carga, échale un ojo de vez en cuando. Si notas que quema, si huele raro, si crepita o si la batería se abomba y separa la tapa, desconecta y deja que se enfríe. Si la batería está hinchada o dañada, llévala a un punto limpio o a un servicio técnico: no la pinches, no la dobles y no intentes abrirla.
- Mejor superficies duras y abiertas: evita textiles y rincones sin ventilación.
- Si hace calor, pausa la carga y busca sombra: el calor acumulado dispara el riesgo.
- Toca el dispositivo de vez en cuando: si quema, desconecta y ventila.
- No dejes el móvil solo durante horas: por la noche, redobla la prudencia.
Cargadores y mantenimiento: homologación, cables e instalaciones
El cargador y el cable marcan la diferencia; comprueba si un cargador es compatible. Usa siempre equipos homologados y de marcas fiables, no solo los del fabricante del móvil, también de terceros con certificaciones reconocidas. Los cargadores baratos de mala calidad suelen carecer de protecciones ante sobrecarga, sobrecalentamiento o cortocircuito.
Aunque un adaptador estuviera homologado en su día, si está deteriorado deja de ser seguro. Cables con la funda pelada, conectores flojos, regletas viejas o enchufes que chispean son una invitación a la avería. Cambia cualquier componente que muestre desgaste.
En la medida de lo posible, desenchufa el cargador cuando termine la carga. Es una práctica sencilla que reduce el calor acumulado, evita consumos fantasma y alarga la vida útil. Puedes ayudarte de enchufes inteligentes, temporizadores o de la función de carga programada si tu móvil la incorpora.
Mucha gente se pregunta si es seguro dejar el móvil enchufado todo el día; la carga del móvil se detiene antes de llegar al 100 explica causas y soluciones. La respuesta corta es que los dispositivos modernos detienen la corriente al 100 por cien y, en muchos casos, limitaban la carga al 80 por ciento para cuidar la batería. Eso ayuda, pero no elimina la ecuación del calor si el entorno es desfavorable o si el cargador es deficiente.
Para equilibrar seguridad y salud de la batería, puedes aplicar la regla 20/80: cargar por encima del 20 por ciento y desconectar antes del 100 cuando te sea posible y, si lo deseas, consultar cómo . Si tu móvil permite optimización inteligente, actívala para que complete a tope justo antes de que suelas usarlo.
Cuidado también con las regletas: no sobrecargues un mismo punto con varios aparatos potentes (portátil, microondas, calefactor y cargadores a la vez). Prioriza regletas con protección contra sobretensiones y revisa que los enchufes no se calienten ni huelan a quemado.
La instalación eléctrica del hogar importa. Es recomendable contar con diferenciales y magnetotérmicos adecuados, así como con revisiones periódicas si vives en una casa antigua. Una protección correcta ayuda a cortar la corriente si algo falla.
Si no vas a usar una batería externa o un dispositivo durante meses, guárdalo en un lugar fresco y seco, con una carga intermedia en torno al 40–60 por ciento. Evita trasteros calurosos, humedad y exposición directa al sol.
¿Se ha roto el puerto de carga o quieres cambiar la batería? Acude a un profesional cualificado. Las reparaciones caseras con baterías de litio son peligrosas si no controlas el proceso o los repuestos no son fiables. Un montaje deficiente puede provocar fugas de gases, cortos o incendios.
Conviene recordar que los fallos de diseño existen, pero son poco frecuentes y la industria ha mejorado mucho. Hubo casos sonados como la retirada del Galaxy Note 7 en 2016 por ignición espontánea; desde entonces, las marcas aplican pruebas de estrés mucho más rigurosas y controles de calidad adicionales.
- Revisa que el cargador cuente con certificaciones y marca de confianza.
- Sustituye cables y adaptadores dañados: no tapes el problema con cinta.
- Usa regletas con protector y evita enchufes flojos: mejor prevenir que lamentar.
- Si el cargador quema al tacto, desconecta y deja que se enfríe.
Movilidad eléctrica y respuesta ante incidentes
Los patinetes y bicicletas eléctricas concentran mucha más energía que un móvil, y sus baterías agrupan módulos con decenas de celdas. Si una celda falla y arde, puede calentar a las adyacentes y producir una reacción en cadena con llamaradas muy rápidas.
Por eso se recomienda cargar estos vehículos al aire libre siempre que sea posible: terraza, patio, balcón o jardín. Si no hay otra opción, hazlo en un lugar muy ventilado, lejos de materiales combustibles, manteniendo distancia con paredes y muebles, y jamás en pasillos, entradas o vías de evacuación.
En movilidad eléctrica, evita a toda costa las cargas nocturnas sin supervisión. Si surge un problema mientras duermes, la combinación de potencia y velocidad de combustión deja muy poco margen de reacción. Valora el uso de temporizadores para cortar la alimentación tras el tiempo necesario.
Si durante la carga de cualquier dispositivo observas un aumento anormal de temperatura, humo o ruidos, actúa con cabeza. Siempre que no haya peligro, desconecta de la red y corta la corriente desde el cuadro. No eches agua sobre un incendio eléctrico: utiliza un extintor de CO2 o de polvo si tienes uno a mano y sabes manejarlo.
En las fases muy iniciales, algunas baterías de pequeño formato (como las de un móvil) pueden contenerse cubriéndolas con una manta ignífuga; otra opción que recomiendan profesionales es sumergir el dispositivo en un recipiente resistente con agua, pero solo si está totalmente desenchufado y si es seguro manipularlo sin acercarlo a materiales inflamables.
Además, cierra la puerta de la habitación afectada para limitar la propagación del humo y el fuego. Esta acción tan simple puede proteger el resto de la vivienda y facilitar la evacuación de otras personas en el edificio.
Con patinetes y baterías grandes, el humo es especialmente tóxico e irritante. No te expongas: si el incendio progresa, evacúa, cierra puertas, avisa al 112 y espera a los bomberos. La reacción instintiva de sacar el aparato ardiendo a la calle es peligrosa: puedes sufrir quemaduras graves y empeorar la situación.
La prevención también pasa por equipar la casa con detectores de humo. Estos dispositivos avisan en los primeros instantes, cuando solo hay humo inicial, ganando tiempo para actuar: desenchufar si es seguro, usar un extintor o evacuar. En incidentes nocturnos, una alarma temprana es literalmente la diferencia entre susto y tragedia.
- Patinetes y bicis: al aire libre o en zonas muy ventiladas, lejos de combustibles.
- Evita pasillos y salidas: nunca bloquees tu propia evacuación.
- Ante un incidente, corta la luz y usa CO2 o polvo: el agua no es opción con electricidad.
- Instala detectores y ten a mano manta ignífuga y extintor si te es posible.
Si aplicas estas pautas, la carga seguirá siendo ese gesto cotidiano que haces sin pensarlo, pero con un plus de seguridad. Cambiar dónde apoyas el móvil, elegir un cargador certificado, vigilar el calor y evitar la carga nocturna desatendida son pequeños cambios con gran impacto. Y si alguna vez notas que algo no va bien, tu mejor herramienta será reaccionar rápido, con calma y sin exponerte.
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