Las financiaciones a través del crowdfunding son muy útiles y sonadas en la prensa, pero también tienen muchos claro-oscuros que ponen en entredicho su éxito y prestigio.
Posiblemente, una de las mayores preocupaciones de los emprendedores y fundadores de startups, lo que verdaderamente les quita el sueño y las ganas de comer, no es Hacienda, es vivir en esa agonía continua de saber si van a poder lograr financiación para continuar con su actividad. Y en muchos casos no solo continuar, simplemente saber si podrán empezar. Porque, no vamos a mentirnos, por muy buena que sea la idea, por muy innovadora, bonita y disruptiva, por mucho que le guste a los participantes de los cientos de eventos que se convocan, si no hay dinero no vamos a ningún sitio. Triste, pero cierto.
Las plataformas crowdfunding cuentan con la ventaja de ventaja de tener una presencia globalescartamos a los bancos como financiadores de startups por motivos lógicos. ¿Qué entidad en su sano juicio daría dinero para algo que está más cerca de construir castillos en el aire que de generar beneficios? Digamos que ellos están para otras cosas, más "fiables y estables". Los fondos: hay muchos, muy variados, para todas las categorías del emprendimiento, con bastante prestigio y casos de éxito. Pero suelen dar financiación para proyectos ya establecidos, y hay que someterlo al juicio de algo parecido a un tribunal, y al final aportan sumas irrisorias comparadas con las de otros países. Otra categoría: las famosas aceleradoras, de las cuales aún estamos por ver sus verdadera efectividad, y por fin llegamos al crowdfunding.
Podríamos decir que es el sistema de financiación de moda. Un método en el que cualquiera puede poner su idea y quien quiera, que esté interesado, poner su granito de arena y, si la campana suena, llevarse su pedazo del pastel.
Vmaster: Shutterstock
¿Un sustituto para los tímidos fondos en España?
Ya hemos dicho en varias ocasiones que los fondos en España tienen una tímida, por no decir escueta, tendencia para poner ceros en la chequera. El dinero no vuela ni se reparte como en las emprendedoras calles de Silicon Valley, en las que muchos proyectos han recibido millones ante la mirada atónita de muchos emprendedores españoles que se preguntan por qué aquí no...
Cuando se empezaron a ver las primeras luces del crowdfunding en España muchos pensaron que la solución había llegado. Todos esos emprendedores desamparados, faltos de medios, sin recursos de las tres efes (friends, family and fools, en sus siglas en inglés), creyeron que iba a ser la solución. De nuevo, la realidad se presentó tan cruda como siempre.
Según datos de Kickstarter, las cifras de financiación no son tan elevadas como se vendenMúltiples plataformas, siendo Kickstarter e Indegogo las más populares, seguidas de las europeas Verkami y Ulele en España, que cubren miles de proyectos y financiaciones. Al final, ocurre como en todos los mercados: los que ponen dinero se saturan y se cansan. Los resultados, no nos engañemos, no son tan bonitos como se piensa, ni mucho menos supone un sustitutivo de los tradicionales fondos. Es una alternativa más, con la que hay que tener las mismas precauciones.
Según datos de Kickstarter, que proporciona en su web el total de las inversiones realizadas, las cifras son altas, sí, pero las medias no. De un total de 256.037 proyectos publicados y casi 2.000 millones de dólares invertidos, cada uno tocan a 7.599,94 dólares para empezar. Y si tenemos en cuenta que algo más de 92 mil han tenido éxito, podemos hacernos una idea. La mentira de que es fácil recaudar mucho dinero queda despejada a todas luces; es difícil en cualquier sitio.
Esto no quiere decir que sea algo malo. Todo contra lleva su pro. Es cierto que si fallas es algo público, pero si sale bien tienes una plataforma de publicidad impagable, y posiblemente a miles de medios haciéndose eco del proyecto que ha logrado una gran financiación de muchas personas que confían a ojos cerrados. Reputación asegurada, y además global.
La mentira del "todo vale" o cuando el crowdfunding se nos escapa de las manos
El caso de Oculus fue algo que estuvo en la mente de todos: el olimpo del crowdfunding. Desvirtuado al final por su compra por parte de Facebook, pero al final es una empresa, y eso no quita para que tengan mérito.
Sin embargo, es un lugar en el que no solo habitan proyectos de startups o ideas revolucionarias. Hemos podido encontrar colectas para que una pareja pueda invertir los fondos para un tratamiento in vitro, curiosamente con éxito: tanto el tratamiento como la financiación. Llamamientos para pagar parte de la deuda de Grecia, que fue catalogado como un gran timo, además de frívolo. Calendarios de gatitos, hacer tartas con el número pi, hacer una estatua gigante de Robocop... Miles de cosas que desvirtúan algo que puede ser muy beneficioso para todos, causado muchas veces por las propias plataformas, véase Indegogo, que no controla quién entra y quién no. Ni tampoco quién plagia y quién no, puesto que ya se han dado casos en los que alguien ha querido fondos para patentar algo que ya venía de China.
En definitiva, un sistema de financiación colaborativa muy a tener en cuenta, pero con el que también hay que andar con pies del plomo, y que además aún está pendiente de tener una regulación adaptada a su actividad.
Continúar leyendo...