La sociedad debate encendidamente sobre el fracking y sus consecuencias. ¿En qué consiste esta técnica y por qué genera tanta polémica? ¿Existe algún peligro en su uso? Vamos a dar un repaso a lo que dice la ciencia.
El fracking es, hoy día, un tema digno de mención y debate. Su extendido empleo por parte de la industria del gas y combustibles fósiles lo ha puesto en el punto de mira de asociaciones, entidades y colectivos de todo tipo. Y no es para menos. Cualquier modificación de nuestro entorno, y más si resulta agresiva, necesita ser revisada y evaluada. Por ahora, el consenso científico está dividido. La opinión pública, por su parte, tiene su propia valoración. Mientras tanto, los gobiernos tratan de implementar esta técnica y regularla de manera eficaz. ¿Es peligroso el fracking, entonces? Y si lo es, ¿que entraña su uso?
¿En que consiste el fracking?
Para el despistado: el fracking es un método de fracturación hidráulica que se emplea en el suelo con la intención de aumentar la extracción de gas y petróleo. Consiste, básicamente, en hacer un pozo especial en el que se inyecta agua salina, arena y productos químicos a presión. La intención de este es aumentar el número de fracturas del suelo, liberando el gas y el petróleo encerrado en su interior. De esta forma se aumenta la producción o incluso se recuperan reservas de las que no se podía extraer nada más. Las sustancias inyectadas son de todo tipo y sirven para mejorar la disposición física, proteger la maquinaria y el pozo, aumentar la extracción o la calidad del producto extraído. Entre estos productos podemos encontrar cosas tan dispares como ácido hidroclórico, pliacrilamida, etilenglicol o ácido cítrico. Normalmente, los pozos realizados en el fracking constan de una "camisa de protección" para evitar, entre otras cosas, que los productos se extiendan por el suelo. El diseño y extracción mediante fracking es una obra de ingeniería compleja que lleva realizándose más de 50 años.
El país que más experiencia tiene con su uso (y donde más se extiende) es Estados Unidos. Allí, desde 2005, el fracking está exento de cumplir con las leyes federales sobre medio ambiente, aunque algunos estados han prohibido su uso. En Europa, su uso y regulación es mucho más estricta debido a la manera de legislar sobre el uso de los suelos europea. España, por su parte, está en estos momentos en un estado un tanto complejo en el que se esperan concesiones por parte del gobierno. Sin embargo no parece haber, todavía, demasiada actividad. En Latinoamérica, el mayor yacimiento de esquistos, en Vaca Muerta, lleva ya varios años representando el debate. En general, existen dos posiciones muy marcadas: la industria con una opacidad bastante llamativa; los colectivos antifracking suelen presentar sospechas fundadas pero muy desinformadas. Por su parte, los científicos, están observando los informes, cada vez más frecuentes al respecto. Esto es lo que sabemos.
Fracking, consecuencias y hechos
Diversos estudios asocian inequívocamente, y desde hace años, la actividad del fracking con pequeños sismos provocados por la presión. La energía elástica liberada se traducen en temblores de poca magnitud, que suelen rondar el 3 MW (muy leves). También se tiene constancia de un temblor de 5 MW en Estados Unidos, aunque no son peligrosos en sí. Como explicaba para Hipertextual Nahum Méndez Chazarra, geólogo experto en tectónica y divulgador con amplia experiencia en la evidencia científica sobre el fracking, el problema real surge cuando estos pequeños sismos "disparan" una falla. Las fallas, desestabilizadas por la presión a la que son sometidas y el efecto de los temblores pueden causar un terremoto mayor. De hecho, puede provocar eventos de considerable magnitud. Para evitarlo, se deben tomar las medidas pertinentes y adecuadas en el estudio del terreno. Sin embargo, la actividad geológica y sus consecuencias tiene a veces manifestaciones muy difíciles de prever. Por otro lado, otro de los Uno de los mayores peligros del fracking es que se "dispare" una falla peligrosagrandes peligros es la posibilidad de contaminación. A pesar de las medidas dispuestas para evitar que los productos químicos penetren en acuíferos y otros depósitos, existen algunas pruebas que hacen sospechar de que esto no siempre es suficiente.
Mientras que muchos geólogos, de mano de las compañías, defienden la poca evidencia de que existan contaminaciones debidas a los pozos de fracking, otros colegas de profesión esgrimen otros estudios que relacionan contaminaciones varias con distintos acuíferos y reservas. Los estudios están ahí para evaluarlos y decidir, aunque por ahora la cantidad de evidencias se decanta más por la contaminación que la limpieza. En gran parte, esto se debe a varios hechos. En primer lugar, el oscurantismo con el que las empresas de fracking tratan sus productos. Aunque varios de los químicos empleados son declarados, la ley no obliga a ninguna empresa a especificar sus productos, que se consideran secreto profesional. Pero estos productos pueden tener un efecto muy negativo en la salud si llegan a una reserva potable. Para evitarlo, como explicábamos, los países tratan de legislar y velar por unas buenas prácticas. Pero en cuestiones de suelo no siempre es posible.
Nahum comentaba que, aunque tenemos cada vez mejores técnicas para revisar el estado de la camisa protectora y del pozo, la geología es a veces imprevisible. Eso quiere decir que no podemos prever fisuras y pérdidas al 100%. En su opinión, la mayor problemática, sin embargo se encuentra en la desinformación. "Es imposible encontrar un punto medio", comentaba, tanto los ecologistas como las empresas se enrocan en una posición muy radical y agresiva. Ninguno presta verdadera atención a la evidencia científica si no es de manera polarizada. En su opinión, es una cuestión principalmente política donde el bienestar medioambiental choca de lleno con el partido político de turno (independientemente del su color), que prefiere usar el fracking como campaña. "Me sorprende que en las conferencias sobre fracking asisten muy pocos representantes de colectivos ecologistas potentes pero sí muchos políticos". Según este geólogo, parece que en España solo despierta el interés de plataformas locales. Mientras tanto, la comunidad científica sigue destapando nuevas evidencias con la única intención conocer mejor el fracking y sus verdaderas consecuencias bajo nuestros suelos.
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