Amazon cambia el modelo de retribución de los autores de Kindle Unlimited al sistema de pago por página.
Hemos hablado varias veces sobre la tarifa plana de Amazon, y sobre todo de si tenía sentido o no una tarifa plana de libros. Ahora, poco menos de un año después de la presentación y puesta en marcha de Kindle Unlimited, que otorga acceso ilimitado a más de 700000 títulos desde cualquier dispositivo, sea de Amazon o no, por 9,99 euros al mes, la compañía ha cambiado parte de su enfoque, sobre todo en lo que se refiere a la relación de este producto con los propios creadores y escritores.
Lo que pretende hacer la compañía con esta especie de pago por página es pasar del modelo de bote común, un agregado común del valor de todos los libros leídos o descargados dentro del servicio ilimitado que se reparte entre los escritores o editoriales, a un sistema en que el en dinero que generen esos libros se reparten directamente con el escritor, editorial o titular de los derechos en función del número de páginas del libro y del volumen de lecturas totales y no de descargas.
Este modelo de retribución se aplicará partir de julio bajo el nuevo método de pago descrito anteriormente, por el que el importe que el autor ganará será determinado por su participación en el total de páginas que se leen dentro del servicio y no por el total de libros descargados bajo su titularidad:
El autor de un libro de 100 páginas que haya sido leído completamente 100 veces ganaría $1,000 ($10 millones multiplicado por 10.000 páginas de este autor dividido por 100 millones del total de páginas).
El autor de un libro de 200 páginas que haya sido leído completamente 100 veces ganaría $2,000 ($10 millones multiplicado por 20.000 páginas de este autor dividido por 100 millones del total de páginas).
A pesar de que el modelo anterior garantizaba que los autores, cuyos libros hayan sido descargados aunque no leídos, cobrasen independientemente de cualquier otros factores, el nuevo método de pago por página garantiza que la compañía solo retribuya de forma efectiva a los autores cuyos libros se leen y no solo se descargan, algo más justo porque precisamente premia la utilización de la obra, el mismo proceso que se suele seguir con los royalties de la música en streaming o de sitios como Netflix.
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