Francisco Sierra, de Zencap, habla sobre el modelo de crowdlending en España, un recurso de financiación muy diferente al crowdfunding.
Venture capital, private equity, préstamos, crowdfunding, crowdlending… miles de conceptos y posibilidades para financiar startups y pequeñas empresas, y todos con sus luces y sombras.
En la era del crowdfunding es sencillo confundirlo con algo, que aunque lleva tiempo aplicándose, aquí se desconoce bastante: el crowdlending. ¿Pero cuál es la diferencia?
El primero de ellos es popularmente conocido como micromecenazgo, es decir, una inversión normalmente pequeña en el capital de una startup con un proyecto atractivo y un gran potencial de crecimiento. Para entenderlo mucho mejor: es dar la posibilidad a cualquier persona de entrar a jugar en el negocio de las startups adquiriendo algo de participación accionarial. Sin embargo, como nos comenta Francisco Sierra, recién nombrado director de la plataforma de crowdlending Zencap, el problema que existe es el riesgo:
“Los inversores no suelen invertir gran parte de su capital a una sola apuesta, que suelen ser pequeñas, casi de casino en la cual no sabes si tendrás un retorno”.
Pero en el crowdlending sí que existe retorno. Esa es la clave. La diferencia radica en que los inversores conceden préstamos de los que reciben además intereses. La mala noticia es que no suele estar dirigido para startups, sino para pymes, ya que el mínimo de facturación en el caso de Zencap estaría en los 100.000 euros anuales con dos años de antigüedad. La buena noticia es que se abre un abanico mucho más grande de beneficiados, entre los que como siempre destacan las tecnológicas, pero entre las que se mueven incluso granjeros.
¿Es España atractiva para el crowdlending?
Para Francisco Sierra, la idea de venir a España se basa en el concepto de la alta dependencia de los bancos de las nuevas y pequeñas empresas. Incluso tras el descenso de los créditos concedidos tras la crisis seguimos buscando a los bancos como nuestra única alternativa. Por eso, dar a conocer la idea es a veces complicado y cuesta entenderlo, pero al final una empresa de crowdlending carece de las traicioneras letras pequeñas y de condiciones abusivas. Así que, ¿por qué no?
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