Noticia Dallas, el chip letal: cómo el mejor juego de Rallies hecho en España luchó contra la piratería de los arcades

Dallas, el chip letal: cómo el mejor juego de Rallies hecho en España luchó contra la piratería de los arcades


Quizás no lo hayas sabido nunca o puede que te esté desbloqueando un recuerdo muy loco, pero ni las mismísimas recreativas estuvieron exentas de la distribución de videojuegos por las vías de la picaresca. Si viviste la edad dorada de los salones arcade seguramente recordarás juegos como la llamada Rainbow Edition de Street Fighter II con más opciones, movimientos trucados y ningún control creativo por parte de Capcom. Ante esa realidad, los creadores del World Rally de Gaelco tomaron una medida tajante para torcerle el plan a los más listillos: el chip de la muerte.


El más reciente vídeo de Creativo en Japón, un canal en el que encontrarás entrevistas espectaculares de leyendas del videojuego, hace un repaso de la trayectoria de Fernando Rada, quien fue programador del mítico World Rally de Gaelco. A lo largo del mismo nos cuenta sus inicios en la programación, cómo era el contexto de hacer videojuegos desde España y, entre anécdotas espectaculares, cómo se vivía la piratería industrial en las máquinas recreativas.


Tal y como cuenta Fernando Rada, y puedes ver en el vídeo completo (absolutamente recomendable) si un videojuego destacaba sobre el resto había fábricas que con un microscopio, a nivel oblea de silicio, copiaban los chips de la placa del propio videojuego. Los resultados a veces eran irregulares tirando a regleros y podían dar problemas, pero la posterior distribución de estas versiones no oficiales paralizaban por completo los pedidos y, entre una cosa y otra se exponían a que surgiese otro juego que obsesionase a los jugadores. Ante ese panorama, una doble solución.


La primera barrera del juego afectaba a la jugabilidad: dentro de la programación se integraron "putadas", según cuenta Fernando Rada, que hacían que la experiencia fuera insufrible y, como es lógico, que el responsable del mueble se encontrase el cajón de las monedas vacío.

"Había dos formas de hacerlo, por un lado, nos pidieron protección por software, lo que llamábamos putadas, perdón por la expresión, cuando coincidían una serie de eventos muy poco habituales, por ejemplo, que entrara una moneda, muriese uno en la fase 2, hubiera dos exhibiciones, entraran dos partidas, muriese uno en la 3 y otro en la 5, o sea, una cosa que pasa muy rara vez, o sea, una vez de cada día.
Se hacía una comprobación de un checksum en una posición de memoria, y si no era correcta, quería decir que era una copia, ¿no? Entonces, lo que hacía era desactivar todos los sistemas del juego, la conducción, el coche se iba por todos los lados, era inconducible, todo funcionaba mal, volcaba, todo mal, inconducible.
Lo bueno de ese sistema es que si detectabas la copia y hacías eso, era muy difícil encontrar dónde estaba ese acceso a la posición de memoria, porque no era, aunque te pusieras a rastrear, como tardaba mucho en volver a producirse, pues, la escala en la que se producía, pues, impedía que pudieras atajarlo fácilmente, ¿no? Que se reprodujera fácilmente."

Sin embargo, en Gaelco sabían que el World Rally no era un juego cualquiera: tenían entre manos un exitazo, con lo que pidieron, además de las "putadas" un sistema anti-copia mucho más efectivo. Y ahí fue cuando se creó el chip letal: el Dallas.

"Ese era un sistema más convencional, y Javier dijo, "no, hay que hacer algo más cañero". Entonces se inventó lo de meter un chip, que es el Dallas, era un chip pequeñito que tiene una carcasa y una batería. Entonces, el chip, cuando levantabas la carcasa, se quitaba el contacto de la batería y se borraba. Estaba súper protegido por hardware.
Es una idea muy buena. Era un chip muy pequeño, tenía, no sé si un K o algo así, pero me dijo, tienes que meter toda la conducción en el Dallas, tiene que ir ahí. Por lo cual, tuve que cambiar todo el juego para que cuando llamara las funciones de conducción, pues, se ejecutaban en el Dallas, ¿no? Y nada, eso hice. O sea, nos llevó unos mesecillos hacer los cambios."

Dicho de otro modo: Fernando Rada condensó toda la jugabilidad en un pequeño chip llamado Dallas y si alguien se atrevía a tocarlo, por el propósito que fuera, al desconectarse de la batería el contenido se eliminaba cual súper-espía de Hollywood pillado por el enemigo. Una genialidad.


El chip Dallas no es la única gran anécdota de Fernando rada. Merece la pena escuchar cómo en aquella época tuvieron un muy buen ojo al fichar a Carlos Sainz en el año 89, justo antes de que se convirtiese en la leyenda del motor y cómo, nada más ganar su primer Mundial de Rallys en 1990, cumplió su promesa acudiendo a la presentación de su propio videojuego justo después de proclamarse campeón. ¡Menudo ojo tuvieron!


Uno de los máximos motores de la industria del videojuego es la creatividad, y por eso hemos podido ver divertidísimos sistemas anticopia como el del sermón de La Abadía del Crimen o los cuatro maquiavélicos procesos de Earthbound. Y pese a que hoy en día ya no necesitas ni códigos impresos en manuales ni ruedas para retomar tu partida, hay que reconocer que estas medidas era una forma de arte en sí misma.


En VidaExtra | Así jugábamos en los 80 con los ordenadores de 8 bits: haciendo cosas que no creerías

En VidaExtra | Los mejores videojuegos españoles de los 80. O al menos catorce de ellos


-
La noticia Dallas, el chip letal: cómo el mejor juego de Rallies hecho en España luchó contra la piratería de los arcades fue publicada originalmente en Vida Extra por Frankie MB .

Continúar leyendo...