Noticia De Arabia a tu taza: una breve historia del consumo de café

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El cultivo y consumo de café no siempre ha sido tan ubicuo como es hoy en día: comenzó en Etiopía, hace más de mil años.


En la actualidad, el consumo de café es prácticamente omnipresente, al punto que para muchos de nosotros es difícil tratar de imaginarnos la vida sin él. Es el segundo bien más comercializado en el mundo; se estima que cada día se consumen 2.25 billones de tazas de café: el café es un ritual que forma parte de los hábitos diarios de millones de personas. Sin embargo, todo tiene su comienzo, y hubo una época hace muchos siglos donde la producción y comercialización del café no estaban extendidas por todo el mundo.

La historia del café se remonta al siglo X, y sus primeros casos de uso están rodeados de mitos y leyendas. El origen del café, según se piensa, se encuentra en Etiopía, pero las evidencias más antiguas de su consumo datan del siglo XV, en los monasterios sufíes de Yemen, donde su uso habría estado ligado a rituales religiosos y relacionados con la búsqueda de una capacidad amplificada de concentración para los rezos y plegarias.

A mediados del siglo XVI, el café había alcanzado el resto del Medio Oriente, Persia, Turquía y el norte de África. Desde allí se expandió a Italia y al resto de Europa, y en su tiempo, a América.

La palabra "café"


"Café" es una de esas palabras que son fáciles de trasladar a distintos idiomas, porque en la mayoría de ellos se pronuncia muy parecido, incluso cuando su grafía es diferente. La palabra "coffee" ingresó al idioma inglés procedente del árabe "qahwah", que a su vez se transformó en la turca "kahve" y la sueca "koffie". "Qahwah" era una suerte de abreviatura para la expresión "qahwat al-bun", que significa "vino del grano", es decir, la bebida extraída de los granos de café. Sin embargo, la palabra "qahwah" tiene dos orígenes alternativos: el vocablo árabe "quwwa" que significa "energía", o el nombre de la región etíope de Kaffa, uno de sus hogares más antiguos, desde donde la planta fue exportada a la región árabe.

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"Ingredients 15/52 Irish Coffee" por Janet Ramsden bajo licencia CC BY 2.0.


Una leyenda etíope habla de un criador de cabras llamado Kaldi, quien encontró a sus cabras jugando y llenas de energía luego de comer las bayas del árbol de café. Kaldi probó las frutas y éstas tuvieron un efecto similar en él, luego de lo cual éste llevó algunas de las frutas a sus compañeros monjes, quienes también pasaron la noche despiertos y alerta. Sin embargo, esta historia no es sino una leyenda, que de alguna manera permite ilustrar el descubrimiento de las cualidades del café para mantenerse alerta y obtener energía.

Al principio, la baya del café, una fruta similar a una cereza, era mezclada con grasas de origen animal para obtener una suerte de barra energética. En cierto punto, la pulpa fermentada de la fruta fue usada para crear una bebida semejante al vino. No fue sino hasta el siglo XIII cuando la gente comenzó a tostar el grano, lo que sería el primer paso para la evolución del café como la bebida que conocemos hoy en día.

Originalmente, los árabes tostaban y hervían los granos de café con la intención de hacerlos infértiles, dominando así el mercado de cosecha del café en un momento en que éste era extremadamente popular a causa de sus cualidades como estimulante, que resultaban útiles en las largas sesiones de oración. Esta estrategia resultó tan útil que no hubo una sola planta de café fuera de Arabia o de África hasta el siglo XVII.

Y el consumo de café se hace ubicuo


A partir del siglo XVII, el café se populariza en Europa, particularmente en Italia, y es así como es llevado a América durante el siglo XVIII. La popularización del café en América del Norte tuvo su inicio en 1773, durante el llamado "motín del té", cuando muchas personas juraron dejar de tomar té como medida de protesta. Este movimiento no fue duradero, pero sí ayudó a la introducción del café como una bebida popular, siendo seguido por una serie de conflictos bélicos en los que los soldados utilizaron la cafeína como una manera de obtener energía.

A pesar de ello, no es sino hasta 1960 cuando surge el interés comercial por ciertos tipos "especiales" de café, y por un aura de estatus o moda asociado a éste. El primer Starbucks abre en 1971. Al mismo tiempo, las críticas a las consecuencias del cultivo masivo de café se hicieron más urgentes: casi todos los cultivos a partir del siglo XIX involucraban desplazamiento de personas a gran escala, explotación, y tala masiva de áreas verdes. Esto fue generando el crecimiento de negocios pequeños, independientes, que comercializan café cultivado localmente y llamado "de comercio justo".

El café, de este modo, fue convirtiéndose no sólo en una bebida omnipresente que tomamos en nuestras casas y oficinas, sino también en un gusto para catadores, especialistas -y también hipsters- al igual que el vino o el chocolate. Ahora, después de toda esta charla, ¿no te apetece una taza de café?

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