Noticia De monstruo a rey

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El 13 de agosto, el regreso. Lo que en los Estados Unidos llaman the comeback.


Verano de 2011. Apatía, sesteo, tensión baja, pachangas de fútbol en televisión. Guiris en las calles y pregón de fiestas. En telefonía móvil, pantallas pequeñas (las 4.3" del HTC Desire eran una salvajada). Los Android, con Froyo o Gingerbread. Los dueños de un iPhone aún teníamos que sincronizar con iTunes día sí día también, y mediante cable. BlackBerry tenía credibilidad como producto para el mercado de consumo. Las compras in-app empiezan a fastidiar el 90% de los juegos móviles. Qué horror todo.

El primero de la saga


A finales de verano llegó un teléfono que no dejó indiferente. De nombre, Samsung Galaxy Note. Las reacciones, bastante homogéneas: "vaya monstruo". En una época en la que los teléfonos todavía tenían una pantalla tamaño iPhone 4 (3.5 pulgadas), en promedio, Samsung sacó uno de 5.3. Y con un grosor y marcos de 2011, no de 2015. Tremendo.

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  • Pantalla: Super AMOLED 5.3”
  • Resolución: 1200 x 800 (285 ppp)
  • Procesador: Exynos Dual-core 1.4 GHz ARM Cortex-A9
  • Conectividad: WiFi 802.11 a/b/g/n, Bluetooth 3.0
  • Cámara: 8 MP / frontal de 2 MP
  • Memoria RAM: 1 GB
  • Almacenamiento: 16 / 32 GB + microSD
  • Batería: 2.500 mAh
  • Dimensiones: 146.9 x 83 x 9.7 mm
  • Peso: 178 gramos

Veamos qué dijeron sobre él algunas reseñas, hace ya casi cuatro años.

SlashGear:


"No es para cualquiera [...] El Galaxy Note no será un súperventas de Samsung, pero quienes sucumban a sus encantos tendrán un smartphone / híbrido que llame la atención, en todos los sentidos."

PhoneArena:


"Debería estar claro que el Galaxy Note es un producto de nicho. No es un teléfono diseñado para el mercado masivo. ¿Por qué? Las enormes dimensiones del Note lo hacen mucho más incómodo de sostener que cualquier otro smartphone".

The Verge:


"Una mala idea extremadamente bien hecha."

Engadget:


El Galaxy Note es uno de esos dispositivos que se aman o se odian, su tamaño por sí mismo es una barrera para personas con manos o bolsillos pequeños. [...] No va a ser para todos. Sin duda querrá probar uno en sus manos antes de atarse a un contrato de dos años por él, aunque sólo sea por ver si cabe en sus manos, así como en su presupuesto.

Curiosamente, creo que The Verge concluyó al revés: con el tiempo se ha demostrado que el primer Note era una gran idea mal hecha. Engadget dijo con mucha razón que era un teléfono polarizador: o se amaba o se odiaba, difícilmente habría lugar para un término medio. Su tamaño era demasiado chocante. Hoy las 5.3 pulgadas son un tamaño normal, asentado, aceptable y hasta escaso para más de uno. En 2011 no. El tamaño medio de los smartphones lanzados cada año deja entrever que 2011 fue parte del proceso de una incipiente tendencia hoy ya consolidada.



Algún gran player tuvo que arriesgar, y quién mejor que Samsung, que tenía -- y tiene un catálogo lo suficientemente grande como para no jugarse demasiados beneficios en el caso de que no funcionara.

¿Qué significa "Note"?


Normalmente se cree que el apellido "Martínez" (y todos los que comparten sufijo) provienen de un mismo linaje o casa solar, cuando en realidad es un apellido heráldico por lo que no todos los Martínez guardan relación familiar entre sí, por lejana que sea.

Volvemos a los teléfonos ya. El primer modelo estrenó apellido, y durante mucho tiempo se extendió la creencia de que "Note" significaba "grande", cuando en realidad significaba "tiene un stylus".

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Ese stylus parecía desterrado desde hacía tiempo (el who wants a stylus? de 2007, ¿recuerdan?), así que Samsung tenía que inventarse una justificación. Llegó en forma de software adaptado. Algo embrionario en la primera versión pero que fue mejorando con el paso de las generaciones.

La confirmación


El primer Note parecía una locura pero tuvo su ratificación un año después en forma de Galaxy Note II. Mientras tanto, la competencia iba subiéndose al carro de los terminales king-size poco a poco, como una lluvia fina, con HTC a la cabeza.

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Viendo su hoja de especificaciones es fácil darse cuenta de que fue un terminal algo extraño: pasar a la resolución HD exacta ampliando en 0.2 pulgadas el tamaño anterior supuso una bajada en la densidad de píxeles. Además, la cámara frontal perdía 0.1 MP de resolución, que en la práctica da exactamente lo mismo pero que se puede convertir en falta de extrema gravedad para los talibanes de las especificaciones. Si esto llega a ocurrir en la actualidad, la era selfie, Samsung estaría siendo sometida a un juicio sumarísimo por cometer un pecado venial.

En el otro lado, la necesaria subida a 2 GB de RAM, que más allá de talibanadas tiene todo el sentido en un dispositivo con la capacidad de software del Note II. Por otro lado, es curioso que el Note II y su pantalla HD tuvieran una batería de 3.100 mAh y en la actualidad las capacidades sean similares o menores, pero con componentes más exigentes y pantallas de mucha más resolución. Agradezcámoslo a los chips Exynos y a su cada vez más reducido tamaño (y por ende, consumo).

  • Pantalla: Super AMOLED 5.5”
  • Resolución: 1280 x 720 (267 ppp)
  • Procesador: Exynos 4412 Quad-core
  • Conectividad: WiFi 802.11 a/b/g/n, Bluetooth 3.0, NFC
  • Cámara: 8 MP / frontal de 1.9 MP
  • Memoria RAM: 2 GB
  • Almacenamiento: 16 / 32 / 64 GB + microSD
  • Batería: 3.100 mAh
  • Dimensiones: 151.1 x 80.5 x 9.4 mm
  • Peso: 183 gramos

No obstante, la confirmación del Note II no supuso todavía un gran argumento para la industria, que a finales de 2012 todavía tenía como algo exagerado lo de un móvil de 5.5 pulgadas. Aunque tuviera un TouchWiz pensado para aprovechar su tamaño y su stylus. Lo mejor vino un año después.

Por primera vez, un Note era candidato a smartphone del año


Ocurrió con el Galaxy Note 3, y a ello contribuyeron sus 3 GB de RAM y la estandarización de las 5 pulgadas en adelante durante el transcurso de 2013: LG G2, Nexus 5, Sony Xperia Z y Z1, en menor medida Nokia Lumia 1520, e incluso el propio Galaxy S4.

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Sus especificaciones dejaron claro por dónde estaba empezando a ir Samsung: el Note no sólo era ya un modelo de pleno derecho en el portfolio de la marca, es que se le estaban empezando a destinar los mejores avances en diseño y componentes. De hecho, entre los ídem del Note 3 encontramos un punto de inflexión: la pantalla. Tras paneles frustrantes y mediocres, el del Note 3 era impresionante, síntoma de una fuerte inversión en mejorar la tecnología AMOLED, que ya no encontraba el bajo consumo energético y la fidelidad del color negro como únicas ventajas.

  • Pantalla: Super AMOLED 5.7”
  • Resolución: 1920 x 1080 (386 ppp)
  • Procesador: Snapdragon 800 / Exynos 5420 Octa
  • Conectividad: WiFi 802.11 a/b/g/n, Bluetooth 4.0, NFC, LTE
  • Cámara: 13 MP / frontal de 2 MP
  • Memoria RAM: 3 GB
  • Almacenamiento: 16 / 32 / 64 GB + microSD
  • Batería: 3.200 mAh
  • Dimensiones: 151.2 x 79.2 x 8.3 mm
  • Peso: 168 gramos

En cualquier caso, Samsung incurrió en lo que en las academias de diseño sí está considerado un pecado venial: lo que llaman "diseño deshonesto", tratar de hacer creer una cosa cuando en realidad se ha hecho otra. Ya lo venía practicando con anteriores modelos como el S4 y su falso aluminio, pero en el caso del Note 3 se enquistó: falso cuero con costuras y todo, en una cubierta que no dejaba de ser de plástico.

Dicho eso, estableció las 5.7" que se extienden hasta el día de hoy. ¿Por qué no ha seguido subiendo? Bueno, en primer lugar no hay necesidad de aumentar porque sí. Samsung tiene la misma barrera que Apple para aumentar el ratio pantalla/frontal: un botón físicoPodría hacerse de una forma razonable, es decir, sin aumentar a su vez el tamaño del terminal. Pero Samsung, como Apple, tiene un escollo difícil de salvar: usa un botón físico. Y también dos capacitivos.

Al no haberse rendido como casi toda la competencia a botones de software, tiene esta barrera autoimpuesta que no le permite hacer como LG o Motorola, por ejemplo, y lanzar terminales donde la pantalla ocupa prácticamente todo el frontal. Pese a ello, con el Note 3 alcanzó un ratio altísimo que viene dado en buena medida por el tamaño, imposible de lograr en terminales de 1 pulgada menos.

Recordemos aquí la gráfica que nuestro compañero Álex Barredo preparó sobre ese porcentaje de pantalla / frontal. Los terminales sin botones físicos en el frontal tienen mucho más margen para continuar aumentándolo. Samsung no.

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Así y todo, el Note 3 fue el que marcó el antes y el después, tanto en la gama Note como en todo el catálogo de Samsung. Ningún otro terminal de la casa ha envejecido tan bien dos años después. Las reseñas del momento ya apuntaban en esa dirección. Su pantalla, su autonomía, su batería y su rendimiento. Cuatro puntos clave que marcaron su éxito.

Al cuarto le tocó bailar con la más fea


En el verano de 2014 llegó el Galaxy Alpha, un primer acercamiento de Samsung a los cuerpos metálicos que pasó de puntillas con más pena que gloria. De hecho, no hay un segundo Alpha un año después, y es que su nombre, "Alpha", ya dejaba claro que era un terminal que tenía mucho de experimento para lo que meses más tarde llegaría en forma de A3, A5 y A7.

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En cualquier caso, presagió la llegada del metal al Galaxy Note 4, que se hizo patente y al mismo tiempo no. Es decir: en efecto, llegó el cuerpo metálico, pero de una forma aún algo tímida en comparación con la forma en que llegaría al S6.

  • Pantalla: Super AMOLED 5.7”
  • Resolución: 2560 x 1440 (386 ppp)
  • Procesador: Snapdragon 805 / Exynos 5433 Octa
  • Conectividad: WiFi 802.11 a/b/g/n, Bluetooth 4.1, NFC, LTE
  • Cámara: 16 MP / frontal de 3.7 MP
  • Memoria RAM: 3 GB
  • Almacenamiento: 32 GB + microSD
  • Batería: 3.220 mAh
  • Dimensiones: 153.5 x 78.6 x 8.5 mm
  • Peso: 176 gramos

Llegó más fuerte que nunca, únicamente con algún "pero" en su diseño, que aunque había mejorado con el metal, igual que Pantera, seguía pecando de la misma ausencia de detalles que siempre. Y confirmó que el verdadero high-end de Samsung era berlinés, no barcelonés. Ustedes ya me entienden.

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¿Qué empañó el final de año de Samsung? Sin duda, un experimento fallido, el Galaxy Note Edge, que compartía especificaciones con el Note 4. Aunque al final vendiese entre 600.000 y 700.000 unidades (el Note 4 ya vendió 4.5 millones sólo en el primer mes), yo al menos tuve claro que era una mala idea desde el principio.

La curva era demasiado pronunciada, hacía asimétrico al teléfono e imponía una función poco útil que siempre estaría a la vista. Ese pasito hacia atrás permitió a Samsung dar dos hacia adelante unos meses más tarde, cuando presentó el S6 y S6 Edge que estrenaron lo que hubiese parecido una aberración por parte de Samsung muy poco antes pero que les permitió posicionarse y demostrar ser capaces de tomar una decisión fuerte: adiós a la microSD y a la batería extraíble, lo cual parece ser por otra parte una de las causas del bajón de ventas en los últimos trimestres.

Hoy


Y así llegamos hasta el día de hoy, a las puertas de la llegada del filtrado hasta la saciedad Note 5, con una dualidad de opiniones. Por un lado, los que prefieren que Samsung se mantenga fiel a sus orígenes y creen que el plástico es una ventaja, la microSD es sagrada y la batería ha de ser extraíble sí o sí. Por otro lado, los que esperan de Samsung un pasito más para asegurar la carrera por la gama alta. Pero la de verdad, la que es premium porque se ve premium. Y si para eso hace falta eliminar partes móviles, meter un material algo más noble y renunciar a ciertas supuestas ventajas, ningún problema con ello.

El Note 5 será presentado el próximo 13 de agosto. Su hito más evidente es haber logrado que la monstruosidad de 2011 se haya convertido en el nuevo normal, en algo cotidiano y demandado. Quizás aquel primer modelo, que posiblemente tuviera una parte de experimento de mercado, encendiera la mecha para que todos aceptásemos con gusto el aumento de tamaño en nuestros bolsillos. Samsung es un buen ejemplo de la asimilación de esta tendencia:



No obstante, llegará en un contexto algo complicado: si finalmente es continuista y mantiene la esencia de los cuatro modelos anteriores, tendrá contento a un público fiel hasta ahora, y es que después de los iPhoneros pocos se mantienen tanto en un producto como los usuarios de un Note.

En cambio, si rompe con sus propios esquemas y abraza lo que apareció con el S6, veremos un Note 5 mucho más agradable a la vista y al tacto, aún más potente y con el sacrificio de la microSD y la batería extraíble como piadoso tributo a quienes hasta ahora veían en los Samsung algo vulgar, algo hecho sin mimo. La estirpe del iPhone llega lejos. Veremos qué dicen las cifras de ventas.

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