Y ahora mi MacBook Pro está cogiendo polvo a un lado de la mesa.
Desde que se presentara la primera versión del iPad hace casi 6 años, el mundo tecnológico mantiene la misma (interminable y aburrida) discusión: "¿Puede el iPad sustituir a un portátil?" La cual a veces se suele extender a un "¿sirve el iPad para trabajar o solo para ver Netflix?" Se han publicado centenares (sino miles) de artículos del tema y en todos se trata el "mito de la productividad". Tanto se han repetido que han acabado estableciendo la creencia colectiva de que el iPad solo sirve para "consumir contenido" y cualquiera que diga lo contrario miente.
Esta discusión no es nada nueva: seguramente hubo una igual cuando los portátiles empezaron a equipararse en potencia a los sobremesa, también aparecería cuando los sistemas operativos de línea de comandos se sustituyeron por los de interfaz gráfica y seguramente se habló de lo mismo cuando los propios ordenadores empezaron a sustituir a herramientas analógicas. Discutir sobre las implicaciones que puede tener una tecnología puede ser interesante, pero juzgar y sentenciar categóricamente es cuanto menos pretencioso. Y más, cuando millones de personas han sustituido sus ordenadores por smartphones. Tenemos la suerte de vivir en una época en la que tenemos una amplia variedad de ordenadores donde elegir: desde los más ligeros y portátiles hasta los más potentes y capaces. Y, como dijo mi compañero Félix Palazuelos en su artículo "Hablemos del iPad Pro", cada uno es lo suficientemente "mayorcito" para saber lo que prefiere, pero eso no implica que el resto estén equivocados.
En mi caso he elegido el iPad. Lo he hecho porque el concepto de tablet con un sistema operativo no tradicional me encanta (lo siento Surface). Llevo enamorado de la idea desde que Steve Jobs subió al escenario y nos habló de esa tercera categoría: la potencia de un Mac y la portabilidad de un iPhone, capaz de hacer todo lo que puedas necesitar de un ordenador y con el extra de poder llevarlo y usarlo donde quieras gracias a su enorme batería y su conexión 4G. Esto no quiere decir que aquellos que, por ejemplo, elijan el MacBook Retina estén equivocados. Si prefiriese OS X ese sería mi ordenador, el problema es que los PC/Mac nunca me han terminado de enamorar. Los controlo y se usarlos con gran soltura, pero casi siempre requieren que esté más pendiente de ellos que ellos de mí.
He elegido el iPad porque me encanta el conceptoNo voy a decir que cualquiera puede olvidarse de su Mac o que el cambio sea fácil, mentiría. Esta es la segunda vez que intento vivir la vida "hippie" del Post-PC y en la primera acabé realmente frustrado. Por aquel entonces tenía un iPad 3 y tanto el hardware como el software estaban un poco verdes: iOS 6 fue toda una decepción y aunque ya había apps tan potentes como Editorial hacer cosas complejas requería de mucha paciencia. Tanta que al final me acabé comprando un MacBook Pro Retina.
Hoy en día, la situación ha cambiado mucho el iPad es mucho más capaz, aunque aún hay tareas que se le resisten. Lo que se suele obviar es que hay tareas en las que el iPad brilla pero a un Mac/PC se le atragantan. La plataforma empezó muy verde, pero cada año es capaz de cubrir más y más necesidades. De hecho, ya no es nada raro ver a empresas (fábricas, vendedores, transportistas), estudiantes, políticos, periodistas e incluso programadores web usando un iPad para realizar su trabajo. Y yo, por suerte, formo parte del grupo.
Lo que ha hecho que sea posible
Fotografía: Ariana Escobar.
Todos tenemos un punto a partir del cual consideramos posible el cambio y yo he rebasado el mío con iOS 9 y el iPad Pro. Ambos tienen gran parte de la culpa, pero, si soy sincero, es gracias a las novedades de iOS 9 (y 8) por lo que puedo decir que me he olvidado de mi MacBook. Apple ha tomado la decisión correcta al incluir novedades como las extensiones, los widgets, teclados alternativos en iOS 8 o, especialmente, en dar al iPad una multitarea real con Split View, Slide Over y Picture in Picture más atajos de teclado en iOS 9. Pero, lo mejor de todo, ha sido la respuesta que han tenido los desarrolladores ante todas estas oportunidades. Han hecho su trabajo y algunas apps son superiores a sus alternativas en Mac o PC.
Al iPad Pro le quito algo de peso puesto que con un Air 2 podría haberlo logrado, pero no sin las novedades de iOS 9. De hecho, para mí la prueba de fuego para averiguar si por fin había llegado el momento en el que me podía olvidar de Mac fue escribir todo mi análisis de iOS 9 en el iPad Air 2. Aunque también sirvió para darme cuenta de que si iba en serio un poco más de pantalla y algo más de potencia no estarían de más. Mi iPad 3 tenía la potencia de un Netbook de la época (¿Alguien se acuerda de cuando eran "el futuro" y los regalaban los domingos con el periódico?), lo cual hacía que el cambio entre apps "rascase" un poco y hubiera que tirar de paciencia. El iPad Pro es más potente que mi MacBook Pro Retina de 2013, tiene 4 GB de RAM y una pantalla retina de 12,9" (que casi equivale a tener dos iPad Air juntos). Hemos llegado al punto en el que elegir un dispositivo más portátil no requiere hacer un sacrificio en potencia. Con el PC costó alrededor de 20 años, el iPad lo ha conseguido en solo 5 años. Con el hardware y el software listos, solo quedaba mover mis archivos, ocio y trabajo al iPad.
Moviendo mi vida a la nube
Fotografía: Ariana Escobar.
Aunque tengo casi 10 TB en discos duros por casa, la información que considero vital apenas ocupa unos 200 GB. Dentro de este grupo, entran mis documentos, el trabajo que he realizado a lo largo de los años y todas mis fotos y vídeos (que gracias a una titánica labor de digitalización se remontan hasta mi nacimiento). El resto son películas, series, música, programas y juegos (cuya pérdida no sería demasiado dolorosa). También hay una pequeña parte de ese espacio que está dedicado a copias de seguridad. El iPad Pro que uso tiene 128 GB de capacidad lo que hace que no pueda guardar todo en él, aunque no es ningún problema puesto que el almacenamiento en la nube hace que mi información “vital” siempre esté disponible.
Hacía bastante tiempo que guardar mi carpeta de documentos en Dropbox se volvió una realidad y con la llegada de iCloud también se le unieron mis contactos, calendarios, e incluso la copia de seguridad. Lo único que me faltaban eran las fotos. No es que fuese ajeno a todas las alternativas para subir todo ese contenido a la nube, pero si hay un programa de Mac que adoraba ese era iPhoto y no quería renunciar a todas las ventajas que ofrecía.
iCloud Photos no es mejor que Dropbox o Google Fotos, pero está totalmente integrado en el sistemaDe ahí que cuando escuché hablar por primera vez de iCloud Photos se me iluminase la cara. No es que sea un servicio mucho mejor que Google Fotos o Dropbox, pero está totalmente integrado en el sistema lo que hace que simplemente funcione. No tengo que instalar ninguna app ni preocuparme de abrirla cada X tiempo para asegurarse de que está haciendo su trabajo. Tampoco tengo que ir borrando el carrete cada cierto tiempo, ni importar una foto a este cuando quiera editarla para después volverla a subir a la nube. Solo tengo que preocuparme de sacar buenas fotos, de ponerlas a salvo y sincronizarlas con el resto de mis chismes ya se encarga iCloud.
En cuanto al resto de archivos, ahora mismo estoy usando Dropbox. Muchas de las apps que uso en mi día a día lo usan como método de sincronización así que lo puedo usar igual que lo utilizaba en Mac. Gracias a "La copa universitaria" tengo más gigas de los que necesito para mis documentos, por lo que no tengo que pagar por el plan "Pro". Por el servicio que sí que pago es por iCloud (2,99€ al mes por 200 GB). No es que me parezca mucho mejor que Dropbox, pero de nuevo está integrado en el sistema (ahí es donde se guardan mis copias de seguridad, por ejemplo) y no necesito más espacio. Mi idea es ir abandonando Dropbox poco a poco y mover a iCloud todo lo que pueda (que será básicamente todo menos las carpetas compartidas).
Con iOS 8 y 9 parece que iCloud Drive poco a poco se va pareciendo más y más al Finder que tanto tiempo se le ha pedido a Apple. Con la extensión "Document Provider" podemos abrir, editar y después guardar cualquier archivo que tengamos en iCloud Drive en cualquier app que lo soporte (y son unas cuantas) por lo que eso de guardar los archivos dentro del "silo" de cada app es cosa del pasado. Además, pese a que todavía está en pañales, podemos usar la app de iCloud Drive de iOS 9 para abrir archivos en apps como si usásemos el Finder en Mac. De momento está muy verde, pero podemos usarla para abrir documentos de Pixelmator, Pages, Numbers, Keynote o MindNode en sus respectivas apps. Sin embargo, todavía no podemos elegir con qué app se abre cada tipo de documento lo que limita su uso a los documentos especiales como los que crean las apps que he mencionado antes. Esperemos que con iOS 10 acaben el trabajo.
Un cine, un equipo de música, un periódico...
Fotografía: Ariana Escobar.
Al igual que las fotos, otra de las cosas para las que seguía necesitando el ordenador era mi tiempo de ocio. Aunque el bolsillo me da para ir al cine varias veces al mes me es imposible comprar o alquilar todas las series, películas y discos que quiero ver o escuchar. Suele ser un tema tabú, pero yo he pirateado como el que más, no porque lo quiera todo gratis si no porqué no había una manera asequible para seguir por internet todo el contenido que me encanta.
Durante mucho tiempo he recurrido al torrent y herramientas como iFlicks 2 para meter todo el contenido en iTunes y así hacerlo disponible en el Apple TV o el iPad, pero ya no tengo por qué seguir haciéndolo. La llegada de servicios de música y vídeo bajo demanda como Apple Music, Netflix o Yomvi me han hecho bajarme del barco y quitarme el parche.
Puede que mes a mes me salga más caro que bajar un torrent, pero lo compensa con el tiempo que me ahorro buscando, bajando, convirtiendo y sincronizando todo el contenido. Si quiero algo, pulso y lo empiezo a ver. Por no hablar del dinero que me ahorro en discos duros.
Seguramente hasta ahora nadie se habrá llevado ninguna sorpresa, hago básicamente lo mismo que hacen millones de personas cuyo único ordenador personal es un teléfono o tableta. Pero en mi caso el iPad Pro no solo es mi ordenador personal, también es mi ordenador de trabajo. Y si os soy se ha convertido en una herramienta mucho más eficiente que cualquier PC o Mac.
La herramienta de trabajo que mejor se adapta a mí
Fotografía: Ariana Escobar.
Como muchos sabrán, soy periodista por lo que mi trabajo consiste, básicamente, en escribir. Todos los días tecleo centenares de palabras y la gran mayoría acaba publicado en algún tipo de soporte digital. Aunque no solo escribo artículos y análisis, también tomo muchas notas y creo mapas mentales que me ayudan a la hora de construir las historias que cuento. Además de eso, me suele tocar lidiar con distintos tipos de material multimedia (fotos, capturas de pantalla, vídeos) que en su mayoría uso para acompañar a mis textos. Esa es solo una parte, la creativa, puesto que también hay otra de gestión, organización y comunicación que es igual de importante. No es un trabajo exigente para el procesador, ni tampoco requiere de software muy específico (diría que es tan básico que se incluye en todos los ordenadores), pero dependiendo de las herramientas se puede hacer más llevadero o todo un suplicio. Puede que a algunos les sorprenda, pero en el iPad he encontrado una herramienta en la que no solo puedo hacer el trabajo si no que encima lo hago mucho más rápido.
Todo empieza con el editor de texto, Markdown por supuesto. En el App Store hay centenares de ellos, la mayoría con las mismas características, pero hay uno que directamente no tiene rival. Da igual con que editor de texto Markdown lo compares, sea de iOS, de Mac o de Windows, Editorial los barre a todos sin despeinarse. Como todos los demás cuenta con sincronización en Dropbox, "Syntax Highlight", previsualización, barra de atajos... Pero a diferencia del resto se guarda un As bajo la manga: la posibilidad de automatizar mediante flujos de trabajo. Mezclando acciones y código Python las posibilidades son realmente infinitas. Desde algo tan básico como pequeñas ayudas para introducir elementos Markdown: rodear el texto seleccionado con ** para destacarlo o crear un enlace mezclando el texto seleccionado y un enlace del portapapeles. Hasta cosas tan complejas como conseguir los links que hayamos guardado en Pinboard o Instapaper para enlazarlos en el texto e incluso subir imágenes a la librería de WordPress o publicar el texto en nuestro blog. Tampoco se quedan fuera añadidos tan interesantes como generar códigos de incrustación de Twitter/Youtube desde un enlace en el clipboard o una acción para limpiar un enlace de códigos de seguimiento. O lo que es lo mismo, todo un arsenal de herramientas para que editar un texto sea un juego de niños. Si queréis haceros una idea de la cantidad de opciones solo tenéis que echar un ojo al directorio de flujos de trabajo.
Junto a Editorial la herramienta que más me ayuda a la hora de plantear mis artículos es MindNode. Aunque está disponible también en Mac (y ambas versiones tienen las mismas características) mi mente desarrolla mejor las ideas cuando toco con los dedos el esquema con el que intento organizarlas. No es algo que haga con todos los temas, perdería mucho tiempo, pero si es imprescindible para artículos como éste o análisis como el de iOS 9.
Hablando de tocar la pantalla con los dedos. Aunque el teclado en pantalla del iPad ha mejorado con creces con iOS 9 y el aumento de pantalla del iPad Pro, cuando tengo pensado pasar varias horas escribiendo recurro al "Muggle" Keyboard de Apple. Puede que no use el elegante "Smart Connector" o que no vaya incorporado en una funda, pero la conexión Bluetooth funciona a la perfección y no me genera dudas sobre lo mal que pueda envejecer. No lo hago por la sensación de las teclas físicas, me encuentro igual de cómodo pulsando en una pantalla, sino por la postura y el ángulo de la pantalla.
Pero, si os soy sincero, lo que realmente hace que trabaje de manera más eficiente en iPad que en un Mac o un PC son los distintos flujos de trabajo que he creado en Workflow. Ya he hablado anteriormente de esta app, pero actualización tras actualización se ha ido volviendo aún más indispensable en mi día a día. Aquí van unos cuantos ejemplos:
Publicar en WordPress
El objetivo con estos flujos de trabajo es poder preparar un artículo de manera completa en el editor de texto (enlaces, imágenes, texto destacado...) para después publicarlo desde el propio editor y sin tener que pasar por la web o app de WordPress. Esto es algo que se puede hacer con apps como Byword, la diferencia aquí es que cuentas con todas las opciones y características de la web de escritorio: SEO, imagen destacada, Excerpt, Slug, categorías... Para ello uso una combinación de dos flujos de trabajo: uno para subir las imágenes que van dentro del post y añadir el código de inserción en el texto y otro para subir el texto final a WordPress.
Lanzado desde Workflow, este flujo de trabajo nos pide que escojamos una imagen (solo una, si se activa desde la extensión salvo ) la sube a WordPress y genera el código de incrustación. Esto es más complejo de lo que parece, puesto que la propia acción de "subir imagen a WordPress" no lo genera de manera automática. Para ello nos pregunta por el nombre que queremos dar a la foto, nos da a elegir entre una lista de tamaños y alineaciones para incrustar y por último nos pregunta si queremos añadir un pie de foto o no. El flujo está optimizado para la forma en la que funciona Hipertextual: las resoluciones y clase de tamaños son distintos (tenéis que poner los que use vuestro blog), además las imágenes se convierten a JPEG y se reduce según el tamaño escogido. El código de inserción HTML que se genera también es específico para Hipertextual, por lo que si queréis usarlo en vuestra web primero tenéis que ver qué formato usa vuestra instalación y después adaptarlo cambiando los campos que cambian por las variables que genera el flujo de trabajo. Un flujo realmente complejo (55 acciones) para que no tenga que esperar a subir el artículo a WordPress para añadir las imágenes. Es importante que se vea
Por si a alguien le interesa, la mayoría de imágenes que uso se crean con la ayuda de LongScreen y Pixelmator. También hay una pequeña porción que sale de Shutterstock, el cual tiene una app realmente buena.
El segundo flujo de trabajo, se encarga de subir el texto a WordPress y crear una nueva entrada. Al igual que el anterior se activa desde la extensión, lo que hace que funcione virtualmente con cualquier editor de texto que permita exportar siempre que lo haga en texto plano, nada de conversiones a HTML o texto enriquecido. Esto se debe a que WordPress admite el formato Markdown, así que no hay que andar convirtiendo nada. Si nos fuéramos a lo simple, el flujo de trabajo cogería el texto que le damos y lo subiría sin más a WordPress, teniendo que rellenar nosotros uno a uno el resto de campos (título, enlace, estado, categorías, tags, Slug, Excerpt, imagen destacada, SEO...), sin embargo, he preferido hacerlo un poco más avanzado para que la mayoría se llenen de manera automática y solo tengamos que elegir unas pocas opciones.
Para que esta vuelta de tuerca funcione es importante seguir una misma estructura (muy sencilla) en todos nuestros artículos o si no el flujo no acabara de ir bien. La estructura es la siguiente:
# TÍTULO
SUBTÍTULO
----
CONTENIDO
Con esta estructura en mente (importante respetar espacios y no meter ningún enter entre medias), el flujo de trabajo separa las distintas partes para rellenar los campos de Título (y su equivalente SEO), Subtítulo o Excerpt (y su versión SEO) y contenido. Después nos pide que escojamos una imagen del carrete para usarla como destacada. A continuación, nos pregunta por el Slug, podemos escribir con total normalidad puesto que el flujo se encarga de cambiar los espacios por -, las Ñ por N y después codifica todo como URL. La siguiente pregunta que nos hace es para que elijamos la palabra clave SEO que queramos usar. El SEO se rellena usando los Custom Fields del plugin Yoast SEO. Si usáis otro, de nuevo tendréis que cambiarlo.
Dado que el flujo de trabajo es solo un camino de ida, todos los cambios que queramos hacer una vez se haya subido a WordPress tendrán que hacerse directamente en la web o la app. Si volvemos a accionar el flujo se creará una nueva entrada y la vieja seguirá igual.
La parte buena es que una vez se haya publicado la entrada en WordPress podemos hacer que Workflow siga ahorrandonos tiempo. Y es que la acción que sube el contenido a nuestro blog genera como "output" el enlace al artículo, un link que podemos usar para que la misma acción lo comparta en redes sociales, lo envíe por Slack. Lo que se os ocurra que podáis hacer con todas las acciones que incluye Workflow. En mi caso lo añade a mi cuenta de Pinboard con unos tags predeterminados y rellenando el título y comentario con el título y subtítulo del post.
También he creado una versión adaptada que hace básicamente lo mismo pero en vez de subir el contenido a WordPress lo hace a Tumblr.
Para hacer más llevaderas algunas tareas
A parte de para añadir imágenes y publicar artículos también uso Workflow para hacer llevaderas (o posibles) algunas tareas como:
- Descargar imágenes e iconos de apps del App Store.
- Convertir imágenes a JPEG.
- Convertir una tabla de Numbers a Markdown.
- Crear enlaces afiliados de Amazon.
- Crear un enlace Markdown a un artículo con forma de [TITULAR](LINK) a partir de una URL que he copiado.
- Abrir en Safari enlaces que he guardado en Pinboard o Editorial desde el centro de notificaciones.
Aunque no resulta tan espectacular, Textexpander 3 es otra de las apps de automatización que uso a diario y que me ahorra mucho tiempo. Con ella puedes crear abreviaciones que después se expanden con el contenido que yo quiera. Desde plantillas para emails o mis artículos hasta algo tan cotidiano como escribir mi mail, dirección o escribir emojis como ¯\_(ツ)_/¯. Con iOS 8 lanzaron su propio teclado para poder usar la app en todos los rincones del sistema, pero como casi todas las apps que utilizo lo soportan de forma nativa no me veo obligado a usarlo más que en apps de Apple como Mail. Aquí un Workflow para crear nuevas abreviaciones en Textexpander de manera más cómoda.
La magia de Split View
Otro de los pilares que me ha ayudado a dar el paso es "Split View". Microsoft tuvo una idea genial cuando lo implementó en Windows y, sinceramente, me alegra mucho que Apple haya decidido copiar esta característica e incluirla en iOS y Mac. Me gusta usar apps a pantalla completa, me ayuda a centrarme en lo que estoy haciendo y no distraerme por lo que pueda estar pasando alrededor, pero hay ocasiones en las que no viene nada mal tener una segunda app a la vista para echarte una mano. Sobre todo cuando usas un iPad de casi 13".
La implementación en iOS de Split View no está nada mal para ser la primera vez que se hace, aun así hay aspectos a mejorar de los que no me percaté cuando escribí mi análisis de iOS 9. Primero, la forma en la que se ordena y muestra el cambio de aplicación en la app secundaria es pésima. No solo se muestran pocas apps a la vez, sino que no hay manera de elegir qué apps aparecen y en qué orden lo cual no era un problema cuando pocas apps lo soportaban pero ha acabado siendo un suplicio según ha ido creciendo la lista. Además, aunque las primeras posiciones son para las apps más recientes el resto se ordenan de manera alfabética lo que hace que apps que no uso nunca aparezcan antes que otras que uso a diario. Ya podría haber dado un toque de "inteligencia" como el que tiene Spotlight. También echo en falta la posibilidad de arrastrar y soltar contenido de una app a otra. A parte de eso, no estaría mal poder crear "parejas" de apps en base a escritorios como se puede hacer en Mac, puesto que siempre suelo juntar las mismas apps: Mail y Omnifocus, Slack y Twitter...
Split View es genial para escribir, recopilar información y organizarseLa verdad es que cuando vi la primera demo de Split View y Slide Over me generó bastantes expectativas, pero en ningún momento me imaginé que acabaría usándolo tanto. Por ejemplo, cuando estoy escribiendo (y pese a los múltiples flujos de trabajo de Editorial) suelo abrir alguna utilidad como Blink, Pinswift, Clips o apps como Mindnode, Safari o PDF Expert para echarme una mano. El primer grupo lo suelo usar con la distribución 75/25, puesto que son solo herramientas secundarias. Mientras, el segundo lo utilizo con la distribución 50/50, puesto que merece la pena sacrificar un poco de espacio en el editor para poder ver cómodamente el material de referencia que estoy usando.
Y por supuesto, al igual que Split View sirve de ayuda para tener el material de referencia a un vistazo, también es realmente cómodo para cuando estás recopilando información. Puedes tener Safari o Twitter a un lado mientras que al otro espera Notas o Drafts o incluso puedes poner un vídeo en Picture in Picture y seguirlo mientras tomas notas. ¿El resultado? Algo que hasta ahora era insufrible en iOS se vuelve toda una delicia. Además, el formato tablet me resulta mucho más cómodo para estas tareas que el portátil: me puedo acomodar en el sofá tranquilamente mientras leo unos cuantos artículos.
Split View también resulta bastante útil para todo ese trabajo que no trata de escribir. Desde organizar mi semana en Omnifocus y Fantastical hasta gestionar mis finanzas con Numbers y MoneyWiz. Cuatro de las apps que, por cierto, mejor se han sabido adaptar a las 12,9" del iPad Pro y las distintas clases de tamaño de Split View y Slide Over. Fantastical y MoneyWiz no tienen rival para mí, pero con Numbers y Omnifocus la decisión ha sido un poco más difícil. Microsoft se lo ha puesto muy difícil a iWork últimamente, de hecho Excel es muy superior a Numbers, pero entre que en el iPad Pro requiere subscripción a Office 365 y que solo lo uso de manera muy básica prefiero quedarme con mi "malo conocido". En cuanto al gestor de tareas siempre he andado entre Things y Omnifocus. El cuidado que pone Cultured Code en cada versión de Things me tiene maravillado y ahora que sacan actualizaciones cada pocas semanas no se puede decir que se hayan quedado atrás, sin embargo cuando tengo más trabajo que horas tiene el día siento que Omnifocus me ayuda a organizarme mejor. Siento no ser más categórico, pero es que suelo pasar de una a otra al menos una vez al año.
No es para todo el mundo, pero sí para mí
Fotografía: Ariana Escobar.
No nos vamos a engañar, todo esto que cuento seguramente no se pueda aplicar al resto del mundo. Puede que ni siquiera al resto de mis compañeros de profesión. Pero eso no quita que sea una realidad. Al igual que es una realidad que mucha gente solo necesita un iPhone o un MacBook Retina para trabajar. Eso no quita que sigan existiendo las personas que prefieran un iMac de 27" o un PC. No se trata de discutir cual es el mejor y marginar al resto de alternativas. Vivimos en una época donde tenemos la suerte de contar con una amplia variedad de opciones donde elegir. ¿Por qué hay que tachar entonces de Fanboy o andar gritando que no tiene ni idea a la gente que no quiere usar Windows o simplemente pasa de llenar su escritorio de cables y periféricos?
En mi caso he elegido el iPad Pro y no puedo estar más contento con mi decisión. Desde que llegó a mis manos no he vuelto a tocar ni encender mi MacBook Pro (el cual ahora pasa sus días en una esquina de la mesa cogiendo polvo). Puede que para muchos iOS esté lleno de limitaciones, pero para mí está libre de complicaciones lo que hace que tenga más tiempo para lo que de verdad importa. Por no hablar de que cuenta con una suite de apps que hacen que mi trabajo sea mucho más fácil y llevadero que, si no recuerdo mal, ese es el principal objetivo de los ordenadores.
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