La fotografía móvil está entrando en una etapa apasionante en la que conviven ideas aparentemente opuestas: desde módulos que se despliegan y se mueven de forma autónoma hasta ópticas ultrafinas que prometen borrar el famoso jorobón de la cámara. Entre medias, llegan propuestas de modularidad con accesorios magnéticos y un giro hacia menos sensores apoyado en la inteligencia artificial. Todo ello apunta a una década de cambios profundos en la parte trasera de nuestros móviles.
En este panorama destacan movimientos de fabricantes como HONOR, Apple, Samsung, Xiaomi y socios de fotografía como Leica, Zeiss o Hasselblad. Unos exploran robótica aplicada a la imagen, otros rediseñan el módulo trasero y sus materiales, mientras algunos preparan kits y lentes externas que se acoplan en segundos. Y, al mismo tiempo, la optimización por software sugiere que ya no hacen falta cuatro cámaras para lograr buenos retratos, macros o desenfoques.
Cámaras traseras que se mueven solas: el salto robótico
HONOR ha puesto sobre la mesa una idea que suena a ciencia ficción: un smartphone con una pequeña cámara que emerge del cuerpo y se orienta por sí misma como si tuviera vida propia. El concepto, conocido como HONOR Robot Phone dentro del Plan Alpha de la marca, combina IA multimodal, robótica y una estabilización física tipo gimbal integrada en el dispositivo.
La propuesta busca que la cámara no solo registre lo que ocurre, sino que también reaccione, te siga, reencuadre y estabilice el plano sin accesorios adicionales: un tres en uno entre móvil, cámara y estabilizador. Para viajes, pequeños rodajes o creadores en solitario, la promesa es clara: menos bártulos, más flexibilidad y planos con micromovimientos suaves sin andar peleándote con un gimbal aparte.
HONOR presentó el concepto junto a su serie Magic 8, y aunque lo más vistoso fue la animación generada por ordenador, el mensaje importante es la intención de llevar al teléfono un bloque óptico físicamente móvil, montado en un brazo motorizado capaz de desplazarse con autonomía. La compañía ha dejado caer que conoceremos más detalles de esta línea en la MWC 2026, así que toca esperar demostraciones reales para medir su alcance.
Para entender por qué tiene sentido, basta mirar lo que ofrece un gimbal de bolsillo como el DJI Osmo Pocket 3: una estabilización mecánica que suaviza micromovimientos, mantiene el horizonte y sigue sujetos de manera convincente en un formato diminuto. Integrar ese comportamiento en el móvil que ya llevas encima podría ser el empujón que muchos necesitan para grabar más y mejor sin tiempo de preparación extra.
- Tomas con manos libres: colocas el teléfono en un minitrípode, tocas el sujeto y el sistema realiza paneos e inclinaciones sutiles para mantener encuadre de cabeza y hombros.
- Grabaciones en espacios estrechos: micropaneos y correcciones de inclinación eliminan pasos sin montar un equipo de mano completo, ideal para recorridos o eventos concurridos.
- Productos en mesa: arcos lentos preprogramados y cambios de ángulo consistentes alrededor de un objeto, con un encuadre estable.
- Documental rápido: cuando vas con lo justo, un punto de vista fácil de configurar, siempre que el movimiento sea silencioso y predecible.
Quedan preguntas clave abiertas: tamaño y tipo de sensor, opciones de lente, recorrido máximo del brazo, durabilidad mecánica, nivel de ruido, coordinación entre el movimiento físico y la estabilización electrónica, o el impacto en la batería durante tomas largas. Por ahora, la idea pinta a dirección prometedora más que a problema resuelto, pero el potencial para creadores solos es evidente.
Apple redibuja su módulo trasero: de islas a barra y nuevos materiales
Apple prepara varias vueltas de tuerca en diseño y cámaras para sus próximas generaciones. Por un lado, hay quien apunta a que la isla dinámica pasaría a la historia a favor de un orificio discreto en pantalla, liberando espacio visual, mientras el futuro A20 Pro elevaría la potencia. Por otro, se consolidaría un lenguaje estético heredado de la familia 17 con cambios importantes en la trasera.
El presunto punto de partida es el iPhone 17 Pro, que se alejaría del módulo cuadrado en la esquina para adoptar una barra horizontal a lo ancho de la parte superior, al estilo de lo que popularizó la gama Pixel. En esa meseta irían los sensores y el LiDAR. Esta reubicación convive con un cambio de materiales que ha generado debate: el regreso al aluminio para el chasis combinado con un recorte de cristal posterior, lo que en algunos colores ha provocado un acabado de dos tonos que no ha convencido a todos.
Con eso en el radar, asomaron dos hipótesis para el iPhone 18 Pro. La primera: que Apple experimente con un acabado semitransparente en la isla de cámara o incluso en la sección trasera, un guiño lejano a equipos como el iMac G3. La segunda: que lo de la transparencia fuese más funcional que estético, refiriéndose a un cristal con mejor conductividad térmica para disipar calor de un sistema de refrigeración tipo cámara de vapor.
La información más reciente, sin embargo, sugiere que la prioridad real sería corregir el efecto bicolor del 17 Pro. En Cupertino trabajarían en un proceso de fabricación y tintado que matchea color de aluminio y cristal del módulo trasero para devolver un aspecto monocromático y limpio. Nada impide que convivan ambas líneas: una edición especial con acabado particular y el resto con estética unificada.
En paralelo, han circulado renders y vídeos donde se enseña un iPhone 17 Pro con tres cámaras dispuestas en triángulo dentro de un módulo rectangular de esquinas redondeadas de mayor tamaño de lo esperado. Las lentes quedarían a la izquierda, mientras que micrófono, flash y LiDAR irían a la derecha en columna vertical. Se menciona incluso un acabado de dos tonos en el que el módulo sería más oscuro que la carcasa. La filtración, atribuida a fuentes conocedoras del diseño y popularizada por Front Page Tech con Jon Prosser a la cabeza, se mantiene como no oficial.
También se ha dejado ver el concepto de un iPhone 17 Air ultradelgado que, según rumores, rondaría los 5,5 mm de grosor y apostaría por una única cámara trasera en un módulo muy distinto, con cierto aire a la línea Pixel. Tendría pantalla OLED de 6,6 pulgadas con 90 Hz, módem 5G propio y un chip de la serie A19, y vendría a sustituir el modelo Plus. El enfoque sería claro: un diseño finísimo y atractivo aunque con hardware más contenido que los Pro. Mientras, se espera que Apple mueva ficha en el corto plazo con un nuevo iPhone SE económico, apuntado para un evento un 19 de febrero anunciado por su CEO.
Accesorios magnéticos y kits: modularidad para fotos pro
Otra tendencia que gana fuerza es la de las lentes externas magnéticas que se acoplan al teléfono para mejorar la calidad óptica cuando hace falta. La idea es sencilla: en lugar de diseñar el móvil con una joroba enorme para cubrir todos los escenarios, usas módulos ligeros y magnéticos tipo MagSafe o un sistema similar en el ecosistema Pixel para elevar el rendimiento al instante.
Se habla de que estos accesorios podrían venir firmados por marcas fotográficas consolidadas que ya colaboran con fabricantes Android: Leica, Zeiss o Hasselblad. En principio, apuntarían a flagships de imagen como los siguientes Xiaomi Ultra, Oppo Find X de gama alta o los Vivo X de referencia; y poco a poco bajarían a la gama media-alta que ya ha adoptado diseños de doble cámara. Como ejemplo de ese segmento, se menciona la línea Vivo V50, con ediciones como Rojo Rosaya que se venden en India por 32.999 INR en Amazon.in.
La foto completa de esa modularidad es que la industria puede ofrecer móviles más razonables en tamaño y peso, y que cuando quieras fotografiar un concierto o una escena nocturna exigente, acoplas la lente idónea en un segundo. Ojo con esto: bien ejecutado, alarga la vida útil de un dispositivo y evita cargar con equipos voluminosos en el día a día.
En paralelo, algunos buques insignia seguirán empujando el hardware hasta el límite. El esperado Xiaomi 17 Ultra, que podría integrar chips top como el Snapdragon 8 Gen 2, es candidato a reinar en fotograma gracias a un conjunto trasero de cuatro cámaras con especificaciones muy ambiciosas. La pieza estrella sería una de 50 MP con zoom óptico variable que cubriría de 70 mm a 100 mm, apoyada en un sensor contrastado como el Samsung JN5.
Para ir más lejos, se rumorea una periscópica de 200 MP con tamaño de 1/1,4″, aún por definir del todo, mientras que la principal sería una 50 MP OmniVision OV50X con sensor de 1 pulgada, apertura f/1,6 y focal equivalente a 23 mm. El ultra gran angular repetiría con 50 MP de Samsung a 14 mm, y delante asomaría una cámara de 50 MP OmniVision con tamaño de 1/2,88″ para selfies bien iluminados.
No se descartan sorpresas como un zoom óptico continuo ni mecanismos físicos adicionales que acompañen al terminal, además de un posible kit fotográfico con teleobjetivo al estilo de lo que ya intentan otros. Con la colaboración de Leica, Xiaomi apunta a un teléfono que no solo compita, sino que marque diferencias en detalle, zoom y rendimiento nocturno.
Menos sensores, más IA y ópticas planas: el adiós al jorobón
En el otro extremo surge una corriente de simplificación: de cuatro cámaras a tres, y de ahí a configuraciones duales incluso en gamas medias o altas. Las razones son claras: coste y, sobre todo, que la IA y el posprocesado han progresado lo suficiente como para que un macro dedicado o un sensor de profundidad no sean imprescindibles.
Se espera que modelos de la familia Galaxy A como A24, A34 o A54 pierdan uno de sus sensores para quedarse en tres, y que la tendencia termine por consolidar un estándar de dos cámaras: principal y ultra gran angular. En la gama más alta, ese dúo se complementaría con un teleobjetivo tipo periscopio cuando tenga sentido. Al fin y al cabo, los modos retrato nacieron con un solo sensor y ya daban resultados muy decentes, y el macro se puede resolver con un buen ultra gran angular y software.
Más allá del número de cámaras, Samsung y la POSTECH investigan un salto de categoría en óptica: la metalens. Hablamos de lentes planas basadas en nanoestructuras que manipulan la luz con precisión, creando cámaras significativamente más compactas. En el campo infrarrojo, ya han logrado un módulo un 20% más delgado con seguimiento de movimiento preciso y reconocimiento del iris hasta 120° de campo de visión, además de elevar la MTF del 50% al 72%.
El objetivo es llevar esa tecnología al espectro visible para integrarla en dispositivos Galaxy. De conseguirlo, podría desaparecer la protuberancia trasera sin penalizar la calidad; es más, se sugiere que las fotos podrían mejorar. Reducir la relación de aspecto a aproximadamente 1:5 haría estas ópticas más fáciles de fabricar y más duraderas, abriendo la puerta a módulos traseros más finos, resistentes y estables en rendimiento.
El encaje en ecosistemas emergentes como gafas XR es evidente: cámaras planas, ligeras y de respuesta rápida para seguimiento y control. Y en el móvil, un diseño limpio sin joroba que podría convivir con soluciones robóticas para ciertos modelos o gamas. La foto del futuro no es única; es una convergencia de caminos entre inteligencia de software, óptica avanzada y mecánica inteligente.
Mirando todo lo anterior, se dibuja una evolución a dos velocidades: por un lado, móviles que apuestan por hardware extremo y modularidad para dominar cada situación de disparo; por otro, una corriente que simplifica sensores y confía en IA y nuevas ópticas planas para adelgazar, abaratar y hacer la experiencia más cómoda. Mientras tanto, Apple reordena su módulo y materiales para reforzar coherencia estética y térmica, HONOR explora la robótica aplicada a la cámara con ideas pensadas para creadores en solitario, y Samsung empuja tecnología óptica que podría hacer historia. No parece que vayamos a llevar todos el mismo tipo de trasera, pero sí que nos esperan móviles más capaces, con menos accesorios en la mochila y opciones reales para elegir el enfoque que mejor encaja con cada estilo de uso.
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