El videojuego que más me ha mantenido completamente enganchado desde verano del año pasado ha sido World of Warcraft. Tras un buen tiempo sin tocar el MMORPG de Blizzard, lo pillé con muchas ganas y prácticamente ha sido raro el día que no le haya dado caña a su expansión The War Within, dedicándole varias horas diariamente. Sobre todo por las noches cuando me reunía con un grupo de amigos para jugar.
Durante estos últimos meses he contado las anécdotas y la experiencia que he ido viviendo con estas últimas aventuras, en especial en las mazmorras míticas, dado que era el contenido que me ofrecía una mayor dosis de entretenimiento con tal de superar nuevos desafíos. Sin embargo, todo tiene un límite y ese ha llegado durante los últimos días. Mis ganas de seguir adentrándome en estas mazmorras han disminuido una barbaridad hasta el punto en el que ya no me apetece volver a jugar.
Para entender mejor lo sucedido hay que ponerse en situación. Como puntualizaba, por las noches me juntaba con cuatro amigos más, dado que las mazmorras míticas tienen una capacidad para cinco jugadores, así que nosotros teníamos un grupo cerrado formado por un tanque, un curandero y tres dps. Es decir, éramos el grupo perfecto para no tener que depender de jugadores externos y así de paso para comunicarnos mejor a la hora de trazar rutas, eliminar enemigos, cortar hechizos, etc.
Como ya conté semanas atrás, para este último parche cambié de rol y me convertí en el tanque con un Panda Monje. Era algo totalmente distinto a lo que había jugado hasta ese momento y por eso mismo me encantó, por probar algo nuevo y que de paso conllevaba una gran responsabilidad al ser el responsable de guiar al grupo y de procurar que ninguno de los enemigos atacara a los demás. Fue complicado en determinados momentos, pero a su vez divertido para no limitarme a pegar sin más.
A pesar de todo, uno de mis compañeros, el que había sido el tanque hasta ahora, quiso volver a ese rol, por lo que yo regresé una vez más al Tauren Cazador con el que había estado jugando meses atrás. Lo cierto es que no era algo que me atraía demasiado, pero por el bien del equipo accedí a ello, hasta que de nuevo me acostumbre a jugar con él una vez más. Sin embargo, hace un par de semanas nuestro tanque se cansó del juego, por lo que nos quedamos sin uno de los integrantes del equipo. Yo mismo podría haber optado por volver al frente con el Monje, pero ya no era lo mismo.
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Sin duda, esto mismo ya empezó a hacer mella en el ritmo y en las ganas de todos de juntarnos diariamente. A esto se sumó el hecho de que cuando alguien más faltaba costaba rellenar esos huecos, sobre todo en las míticas de nivel muy alto, porque la sensación que me ha estado transmitiendo el juego últimamente es que muchas personas en general se han cansado y ya están contando los días que quedan hasta la próxima expansión. Cada vez es más complicado encontrar a gente decente que le apetezca jugar en las mazmorras míticas más complicadas, y eso mismo provoca que la paciencia se agote en exceso.
Desde un punto de vista personal, aunque todo eso han sido motivos de peso, lo que más me ha cansado de esta última temporada ha sido la selección de las mazmorras míticas. De las ocho que se podían completar, cuatro eran exactamente las mismas que ya se habían habilitado anteriormente en la expansión. Por si no fuera suficiente, dos de ellas ya formaron parte de la Temporada 2, por lo que ya veníamos de pasar seis meses jugando a las mismas para pasarnos otros tantos meses más afrontándolas una y otra vez, de ahí que me acabó pareciendo demasiado aburrido a la larga.
Me alegró que la mitad de las mazmorras fueran nuevas, en el sentido de que no estaban en las dos temporadas anteriores. No obstante, que tres ellas fueran de la expansión Shadowlands fue lo que no terminé de entender. Si tienes otras nueve expansiones más, con una cantidad inmensa de mazmorras, y muchas de ellas memorables y complicadas, ¿por qué no seleccionar alguna de ellas para ofrecer algo más de variedad? Más que nada porque dos de las escogidas actualmente hasta son como dos en una, como es el caso de Tazavesh.
Dicho esto, sin poder jugar con todos mis amigos, sin encontrar a gente suficiente con buenas manos para jugar en condiciones y una selección de mazmorras claramente muy mejorable, considero que la Temporada 3 ha sido un tanto fracaso en grandes rasgos que han provocado que The War Within ya no tenga ningún interés. Además, la campaña ya la completé, el evento actual del 21º aniversario es prácticamente idéntico al del año pasado y no hay ningún otro aliciente que me anime a seguir entrando tras haber exprimido al máximo todos los contenidos que me atraen.
Eso sí, no quiere decir que vaya a dejar World of Warcraft del todo. A día de hoy está Legion Remix, que al menos eso me ofrece actividades diferentes, otras maneras de pasar el rato y también de recordar viejos tiempos, al igual que también está la beta de Midnight. Así pues, creo que mi andadura en The War Within ha llegado a su fin, por lo que solo me queda esperar pacientemente hasta que la próxima expansión salga a la venta el año que viene. Al menos, fue bonito mientras duró, las cosas como son.
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La noticia Después de exprimir World of Warcraft: The War Within hasta el límite, el agotamiento me ha vencido: no volveré hasta Midnight fue publicada originalmente en Vida Extra por Sergio Cejas (Beld) .
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